Protegido entre los fantásticos paisajes de la comarca de las Merindades, al norte de la provincia de Burgos, encontramos un pequeño pueblo que puede esconder el origen del castellano. Valpuesta es una pequeña localidad en la que actualmente viven apenas veinte personas, pero cuya historia ha determinado la vida de más de 400 millones de hispanohablantes.
Valpuesta se encuentra ubicado en pleno Parque Natural de Montes Obarenes-San Zadornil, dentro del valle de Valdegovía, que separa las provincias de Burgos y Álava, a tan solo 45 kilómetros de Vitoria. Nos encontramos en un espacio protegido de enorme valor medioambiental que sirve de bisagra entre la Cordillera Cantábrica y los Pirineos. Alberga un buen número de bosques, donde las hayas y los robles son los protagonistas, así como una serie de importantes manantiales como la Fuente de la Salud, el Manantial de los Canónigos o el Manantial de los Terreros.
Cartularios de Valpuesta
En medio de esta conjunción de agua y naturaleza, se levantó en el siglo IX la Colegiata de Santa María. Una edificación religiosa, construida a partir de la presencia de una ermita, que fue adquiriendo importancia con el paso de los siglos y alberga algunas obras de enorme valor artístico como sus vidrieras del siglo XIV o un retablo mayor del siglo XVI que ha sido atribuido a Felipe Bigarny, Gregorio Pardo y Juan de Goya.
Fue, precisamente, en este lugar donde un grupo de monjes amanuenses escribió el que se considera el cartulario más antiguo de la península que se convertiría en el posible origen escrito del castellano.
Se trata de un conjunto de documentos datados en el siglo IX que, por primera vez, incluyen términos en castellano en mitad de oraciones escritas en latín, que paulatinamente va desapareciendo y dando lugar al nuevo idioma. Se han localizado un total de ocho volúmenes del siglo IX, 39 del siglo X, 49 del siglo XI, 90 del siglo XII y uno del siglo XIII. Estos escritos reflejaban diferentes eventos y actos administrativos como las donaciones de bienes materiales por parte de la población al monasterio a cambio de gracias espirituales como entierros o misas en su memoria.
Los Cartularios de Valpuesta ya fueron mencionados en el relevante estudio sobre los Orígenes del Español que escribió Ramón Menéndez Pidal, aunque el historiador y filólogo no profundizó en su importancia. Los documentos originales se conservan en el Archivo Histórico Nacional con los números 1166B (Becerro Gótico o viejo) y 1167B (Becerro Galicano o nuevo). El primero consta de 178 documentos escritos en letra visigótica en su mayoría, de los cuales 23 están repetidos en todo o en parte. Es el más valioso dada su antigüedad.
En los documentos más antiguos se han localizado algunas falsificaciones por las cuales los monjes pretendían tener privilegios reales que, realmente, nunca tuvieron concedidos. Este hecho ha provocado que numerosos historiadores y expertos hayan desconfiado durante mucho tiempo de la validez o fechas exactas del conjunto de Valpuesta. Y, por este motivo, habitualmente suelen citarse las glosas registradas en el monasterio de Santo Domingo de Silos o de San Millán de la Cogolla como los primeros registros escritos del castellano.
Las últimas investigaciones señalan, sin embargo, que los documentos hallados en Valpuesta son cien años más antiguos que las glosas Emilianenses de San Millán y casi 175 años anteriores a las también burgalesas Glosas Silenses. Así lo han certificado diferentes investigadores y la Real Academia Española de la Lengua. Con el objetivo de divulgar el enorme valor de esta zona, está prevista la rehabilitación de la Colegiata de Santa María, que desde 1992 está considerada como Bien de Interés Cultural.
La Colegiata no es el único monumento de este sorprendente pueblo con encanto. Entre sus monumentales calles encontramos también la conocida como Torre de los Condestables, del siglo XV, y la casa Palacio de los Zaldivar. Residencia del que fuera inquisidor de la región, se trata de un palacio de estilo tardo renacentista que antiguamente estaba unido a la torre y servía también como puerta de acceso a la localidad. Restaurada hace unos años, se ha convertido en un establecimiento de hostelería y puede ser visitado actualmente.
Valpuesta nos propone, en definitiva, una escapada de lo más interesante para conocer los orígenes de nuestro idioma y disfrutar de un entorno de gran belleza donde espectaculares paisajes protegen un conjunto de pequeños y bonitos pueblos con encanto.
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