En 1890, el fotoperiodista danés Jacob Riis recorre el Lower East Side y publica Cómo vive la otra mitad: estudios de las viviendas de Nueva York, un libro que conmociona a Estados Unidos: el hacinamiento y la pobreza en la que viven miles de neoyorquinos es intolerable.
Paseando por las calles del Lower East Side 130 años después es difícil evocar cómo este barrio fue un día uno de los lugares más deprimidos y peligrosos de todo el país. El azote de la gentrificación también ha conquistado el sureste de Manhattan aseando y sofisticando el barrio, pero también subiendo el precio de las viviendas y los locales comerciales por las nubes. Pero así es Nueva York, para lo bueno y para lo malo.
Lower East Side, un paseo por la historia (y el futuro) de Manhattan
Nuestra primera parada en Lower East Side no puede ser otra que el Tenement Museum, el museo que ofrece al visitante el mejor reflejo de aquella época en la que pasear por el sur de Nueva York era una experiencia poco instagramizable. Lo encontrarás en Orchard Street, la antigua “calle de las gangas”, pasando Delancey.
Aquel viejo Lower East Side que acogió a miles de inmigrantes alemanes y polacos —durante mucho tiempo fue Little Germany— estaba plagado de edificios de poca altura que acogían apartamentos generalmente de tres habitaciones: lo habitual era que familias de 10 personas vivieran en pisos de 30 metros cuadrados.
El Museo de la Vivienda del Lower East Side recrea cómo vivían algunos de aquellos neoyorquinos en el 103 de la calle del Huerto, llamada así porque antes de la explosión demográfica de Nueva York este barrio estaba dividida en dos grandes propiedades agrícolas.
Dejamos ya este museo de visita imprescindible para conocer la historia neoyorquina y nos pasamos por el Bowery Ballroom, en la calle homónima, a cinco minutos andando del museo. Esta calle marca el límite del barrio con el Lower Manhattan.
A los melómanos puede que les suene esta calle porque aquí estuvo durante años el CBGB, el bar más famoso del punk y la new wave neoyorquina. El vecino Bowery Ballroom nos recuerda que estamos paseando por algunos de los rincones más famosos de la música contemporánea.
Y ya que estás aquí puedes subirte al hotel citizenM New York Bowery y recorrer el MoSA, Museum of Street Art que abrió sus puertas en el propio hotel hace cinco años. A su favor que es gratuito y bastante original: se trata de subir hasta el último piso y descender por las escaleras disfrutando de los grafitis pintados en las paredes.
Si eres fan del arte contemporáneo, tienes otra visita más que recomendable a apenas tres minutos del MoSA, siguiendo hacia el norte por Bowery. Se trata del New Museum of Contemporary Art fundado en 1977 por Marcia Tucker y que ha pasado por diversas sedes hasta situarse en el Lower East Side en 2007.
Además de pasear entre obras rabiosamente vanguardistas seguro que te llama la atención el impresionante edificio que lo acoge, uno de los hitos arquitectónicos del barrio: en 2008 llegó a ser nombrado como una de las siete nuevas maravillas del mundo de la arquitectura por Traveler.
El orgasmo de Meg, dulces centenarios y un edificio rosa
Si tanto arte e historia te han abierto el apetito, tenemos la solución. No hay guía de Nueva York que no incluya entre sus visitas obligadas una pasada por el Katz’s Delicatessen, uno los kosher más populares de la ciudad y que ha aparecido como escenario en innumerables películas, empezando por Cuando Harry encontró a Sally… Ya sabes, la escena del orgasmo fingido de Meg Ryan.
Abierto desde 1888, no cabe duda de que, por historia, no es un restaurante más de Nueva York: aunque las colas para probar su sándwich de pastrami pueden hacer dudar a más de uno si con la foto del cartel de neón de fuera ya es más que suficiente para tachar el lugar de la lista.
De Houston Street, que marca el límite con el East Village, el barrio al norte del Lower East Side, bajamos por Ludlow para otra foto de un local mítico. A cinco minutos de Katz’s se encuentra Economy Candy, la tienda de chucherías más antigua de la ciudad, abierta desde 1937, desde los 80 en su ubicación actual en el 108 de Rivington Street.
Hace apenas unas semanas, la ciudad nombró la esquina de las calles Rivington y Essex como Morris Moishe Cohen en honor al fundador de la tienda que cambió los zapatos por los dulces tras volver a de la II Guerra Mundial.
Seguimos hacia el sur por Ludlow, cruzamos de nueva Delancey y llegamos al 321 de Grand Street muy cerca del Tenement Museum donde un edificio se convierte en objeto de deseo de instagrammers. Y más este verano que el rosa está pegando fuerte.
Pero antes de pintarse de color Barbie, este edificio acogió Ridley’s, la que afirmaba ser la tienda minorista más grande de Estados Unidos, símbolo de la boyante industria textil del Lower East Side. Desde 1850, inmigrantes alemanes e irlandeses primero, y después italianos y judíos convirtieron este barrio en el centro de producción textil más importante del país.
Un poco más al sur puedes sacarte una foto ante el cartel de Scarr’s Pizza, uno de esos puestos de pizza neoyorquina que nos recuerdan el lado más deliciosamente grasiento de la Gran Manzana. Y a un paso de Scarr’s Pizza Metrograph, una sala de cine independiente, restaurante y librería punto de encuentro de los modernos del barrio.
Pero nosotros regresamos a la historia un momento visitando el Museum at Eldridge Street ubicado en la sinagoga de esta calle ya muy cerca del puente de Manhattan y Chinatown. Y es que, a principios del siglo XX, el Lower East Side fue conocido como la “ciudad judía más grande del mundo” debido a la explosión demográfica de judíos europeos que se asentaron en el barrio. Inaugurado en 2007, este museo se ubica en un edificio de 1887 que fue la primera sinagoga construida en Estados Unidos por inmigrantes judíos del Europa del este.
Los parques del Lower East Side
Siguiendo por Canal Street llegamos a uno de los parques de un barrio en el que tampoco abundan los espacios abiertos, como es habitual en Manhattan. Pero Seward Park también tiene su historia a pesar de su pequeño tamaño: fue el primer parque infantil público de Estados Unidos.
Fue en 1897 cuando una organización que defendía el derecho a la creación de parques infantiles públicos lideró la expropiación de estos terrenos para crear el parque inaugurado oficialmente en 1903. El Seward custodia también la estatua del perro Togo, “el mejor perro que haya recorrido un sendero de Alaska”.
Y bajando por Rutger Street llegamos al Muelle 35, otro pequeño parque que ofrece una de las mejores vistas del río neoyorquino y del vecino puente de Manhattan. Busca un columpio y mécete al caer la tarde disfrutando de las vistas de Brooklyn, al otro lado del río, el mejor final para este paseo por uno de los mejores barrios para comprender la historia y el futuro de Nueva York.
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