Pese a que Lepe ha sufrido una gran evolución urbanística en las últimas décadas fruto de la fiebre turística por la costa andaluza, el viajero que busque algo más que sol y playa podrá disfrutar de un considerable patrimonio cultural y natural: desde su casco histórico en el que se mantiene el entramado urbano bajomedieval hasta el impresionante paisaje de Nueva Umbría del Paraje Natural de las Marismas del Río Piedras.
Pero, por supuesto, Lepe también es un paraíso turístico iluminado por la luz de esa radiante costa onubense que es un imán para aquellos que buscamos un poco de calidez cuando en otras latitudes comienza a oscurecer demasiado pronto. En Lepe, la luz también alienta corazones entumecidos.
Lepe, llena eres de gracia
Todavía hoy a muchos viajeros les suena Lepe por otros “asuntos” que no tienen que ver con su brillante pasado ni con sus atractivos turísticos. Pero la gracia de Lepe está en conocer, no solo las buenas gentes que la pueblan —a todos en un mismo día no, porque son casi 30.000, el segundo municipio más poblado de Huelva, tras la capital— sino también en profundizar en su historia y cultura
Desgraciadamente, la investigación de los yacimientos prehistóricos leperos no han sido lo suficientemente concluyentes para desvelar como se merece su pasado milenario, pero además de la Laepe romana, no cabe duda de que este territorio fue poblado desde antiguo aprovechando su singular orografía, entre marismas a la orilla del río Piedras que marca el perfil de todo el municipio. Para profundizar en esta historia cultural aún no del todo revelada, nos embarcamos en un ruta que arranca en la Plaza España.
Una ruta por Lepe
Pese a las evidencias arqueológicas de actividades comerciales y asentamientos en la zona, los historiadores lamentan la falta de intervenciones de carácter patrimonial que hubieran servido para esclarecer mejor las primeras fases de desarrollo urbano en Lepe.
Pero visitando su Plaza España comenzamos a profundizar en una época de esplendor mejor documentada: la Baja Edad Media cuando cayó bajo influencia de los Guzmanes, familia que dominó el Bajo Guadalquivir entre el siglo XIV y el XV, tras la expulsión de los musulmanes.
En la Plaza de España, entre edificios de blanco resplandeciente de claro sabor andaluz, destaca la iglesia de Santo Domingo de Guzmán fundada en el XVI, probablemente construida sobre un edificio anterior. Destaca la portada oeste que combina de forma singular el mudéjar y el barroco. Y es que este edificio, como tantos otros del occidente de Andalucía, sufrió desperfectos con el terremoto de Lisboa de 1755, reconstruyéndose la espadaña.
Peor parado en el terremoto fue el antiguo castillo de Lepe que a finales del XV, según señalan las fuentes, contaba con más de 200 merlones, un torreón y tres torres, aunque desmochadas: una fortaleza que dominaba el tránsito entre Portugal y Ayamonte con el resto de la Tierra Llana de Huelva, protegiendo además los distintos caminos locales de la localidad que conectaban con los puertos marítimos. Ubicado frente a la plaza principal, de espaldas a la calle Real, desgraciadamente cayó en el olvido tras la devastación del terremoto.
Por suerte, un buen número de las capillas y ermitas del pueblo sí sobrevivieron al terremoto, como la de San Cristóbal, muy cerca de la Plaza de España, un edificio exento de estilo mudéjar que, de antiguo, daba la bienvenida a los viajeros en la entrada occidental del pueblo. Otras capillas que puedes visitar son la de las Monjas en la calle homónima, la del Carmen en la Barriada de la Péndola, o la del Cristo del Mar, en la Barriada de Don Ramiro, esta última muy reciente: fue construida en 1972.
Mención aparte merece un símbolo lepero de obligada visita. Es el Ajimez que aún se conserva, integrado originalmente en la conocida como Casa Grande (actualmente Casa de Cultura), en la calle Oria Castañeda, a dos minutos al sur de Plaza España: se trata de una espléndida ventana dividida por un parteluz sobre el que descansan dos arcos polilobulados y enmarcados por azulejería.
Torre El Catalán y la Ermita de la Bella
Más allá del casco urbano encontramos dos de los monumentos más queridos por los leperos. A cinco kilómetros al sur del centro de la localidad, cerca ya de la playa de La Antilla, se encuentra la torre almenara que fue construida en el XVII por mandato de Felipe II dentro del plan defensivo del litoral suroccidental peninsular para proteger la costa, especialmente de la amenaza berberisca que dominó el Mediterráneo occidental durante décadas.
Puede resultar curioso para el viajero que esta torre de tronco achaparrado y casi 40 metros para defender el litoral esté ahora alejada de la costa, pero eso se debe a las regresiones marinas que se produjeron desde entonces. Como otros lugares históricos de Lepe, espera ser restaurado acorde a su valor patrimonial: aquí la idea era crear un Centro de Interpretación.
Y a dos kilómetros al este de la torre, una media hora andando, se encuentra la Ermita de la Bella, de reciente construcción, pero de gran importancia en la cultura lepera por cobijar la imagen de Nuestra Señora de la Bella cuando se celebra la famosa romería, cada segundo fin de semana de mayo.
La historia de esta romería, considerada la tercera en importante en la región, nace en 1966 cuando un grupo de jóvenes organizan una gira campestre al lugar conocido como Cabezo de la Bella, aledaño a las ruinas del antiguo convento franciscano, una manera de rememorar el hallazgo de la Virgen de la Bella en el siglo XV.
En el propio casco urbano, el Museo–Casa Hermandad de Nuestra Señora de la Bella, en la calle Iglesia o el Monumento a Nuestra Señora de La Bella y la Ancianidad de la Plaza de la Huerta del Pozo en La Antilla recuerdan también el fervor hacia la patrona lepera.
Naturaleza y playas en Lepe
Tras conocer la historia cultural lepera, es momento de avanzar hacia el sur y adentrarnos en los paisajes del municipio, que se encuentran entre los más hermosos de toda Huelva. Pero la primera parada debe ser el Puerto de El Terrón, en la orilla derecha del río Piedras, donde se ubica varios de los restaurantes marineros más famosos del municipio.
Y es que el río Piedras es todo un símbolo onubense por su singularidad. Su desembocadura se produce paralela a la costa formándose una lengua de arena de 15 kilómetros conocida como la Flecha de Nueva Umbría, un paisaje que se asemeja a lo que vemos más al este en Punta Umbría y las Marismas del Odiel.
Esta flecha de arena ha ido creciendo hacia el este desde hace dos siglos a un ritmo de 40 metros al año, con una anchura entre los 300 y 700 metros debido a la dirección constante de la corriente de deriva litoral, un ramal de la Corriente del Golfo, además del oleaje debido a los vientos constantes que proceden de occidente.
Y es aquí, en torno a esta zona, donde podemos perdernos por las Marismas del río Piedras y Flecha de Nueva Umbría, un extraordinario paraje natural que es todo un paraíso ornitológico y una joya geomorfológica considerada única en toda España.
Una buena manera de recorrer este territorio es a través de un sencillo sendero que parte del propio puerto de El Terrón, atraviesa las marismas y llega hasta Nueva Umbría. Y si seguimos caminando en dirección este llegaremos hasta la Real Almadraba de Nueva Umbría, construida en 1928, las antiguas instalaciones donde convivían seis meses del año, tripulaciones y personal vinculado a la captura del atún, el cual también ha marcado la historia del litoral de buena parte del occidente andaluz.
Otra ruta para descubrir este entorno es el sendero del río Piedras que discurre por El Rompido, en el vecino municipio de Cartaya, en la orilla izquierda del Piedras, otro panorama de las marismas y de las flechas de arena de este rincón onubense.
Y ya que estamos aquí, habrá que mojar los pies en el agua, ¿no? Pero no para pescar, sino para disfrutar de una de las playas más espectaculares de la Costa de La Luz, 15 kilómetros de arena que incluyen zonas naturistas además de la conocida como playa de Santa Pura.
Porque Lepe también es tierra de playas, por supuesto. Empezando por Islantilla, un enclave turístico de gran popularidad cuya titularidad es compartida con la vecina Isla Cristina. Pero la playa por excelencia de Lepe, con permiso de Nueva Umbría, es La Antilla, varios kilómetros de arena con todo tipo de servicios, el lado más turístico de este rincón bañado casi permanentemente por el sol de la costa más luminosa de Andalucía.
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