Hacer un viaje en el Tren de Felipe II es algo más que moverse de un sitio a otro. Es un viaje en el espacio pero también en el tiempo. Para empezar porque se realiza a bordo de un tren de época. Estamos acostumbrados a los viajes en alta velocidad en vagones de aspecto futurista. Sin embargo, esta experiencia nos va a llevar a un ferrocarril de los de antaño, de los que conocieron nuestros abuelos. Eso sí con algunas comodidades propias de nuestro tiempo.
Y por otra parte no hay que olvidar que el destino final del Tren de Felipe II es el pueblo de San Lorenzo del Escorial y el Real Monasterio que ahí hizo construir aquel monarca del pasado. Así que llegar ahí es zambullirse en la historia y el arte de España. En definitiva un viaje de lo más enriquecedor y entretenidos. De manera que: ¡viajeros al treeen!
Trayecto del Tren de Felipe II: Desde Madrid al Escorial
Ya hemos dicho que un viaje en el Tren de Felipe II es viajar en el tiempo y el espacio. Y eso se nota nada más ver el aspecto del convoy ferroviario que nos aguarda en la estación madrileña del Príncipe Pío. Una de las estaciones históricas de Madrid, la cual antes se llamaba Estación del Norte. Ahí, en plena metrópoli y relativamente cerca del Palacio Real, otra de las grandes joyas del Patrimonio Nacional, nos aguarda ese tren de época para dejar volar la imaginación.
El contraste no puede ser mayor, entre el frenesí de la moderna ciudad, y el viejo ferrocarril. El cual por cierto está perfectamente restaurado y se dispone a ponerse en marcha con toda la puntualidad que merece la ocasión.
Recorrer la Sierra de Guadarrama
Esa sensación de alejarnos del mundanal ruido y sumergirnos en una experiencia distinta pronto se multiplica. Desde que nos montamos en los vagones de los años 40 o se acerca el revisor vistiendo también ropa de época. Pero además la gran capital pronto va quedando atrás y desde las ventanillas se empieza a contemplar un paisaje diferente y muy atractivo.
Al fin y al cabo gran parte del trayecto del Tren de Felipe II circula por las estribaciones de la Sierra de Guadarrama, un espacio de montañas y bosques que está catalogado con la figura de máxima protección del patrimonio natural en España. Se trata del Parque Nacional de Guadarrama, ni más ni menos.
Si bien el trazado ferroviario discurre entre diversas poblaciones próximas al espacio protegido. Así ante las ventanillas van apareciendo los núcleos urbanos de Pozuelo, Las Rozas, Las Matas, Torrelodones, Galapagar o Villalba de Guadarrama. Y por si fuera poco, no solo los revisores van vestidos con los uniformes de mediados del siglo XX. Por los compartimentos del Tren de Felipe II también deambulan otros personajes ataviados con ropajes del siglo XVI. De modo que el trayecto de menos de una hora se hace cortísimo y pronto el tren comienza a frenar en la estación de San Lorenzo del Escorial.
Las distintas visitas al Escorial
Al comprar el ticket de ida y vuelta en el Tren de Felipe II, en el precio también está incluida la entrada al Monasterio de San Lorenzo del Escorial. Pero existe la posibilidad de visitarlo de diversas formas. Hay diversos packs para los viajeros. Desde la modalidad más cara, que es el pack Imperial que incluye visitas guiadas al conjunto monumental de San Lorenzo y al Monasterio, hasta el pack Travesía, el más económico que incluye la visita por libre al Monasterio del Escorial.
Y entre medias está el pack Leyendas que incluye una recorrido en bus por el bosque de La Herrería, así como una visita caracterizada por los jardines y miradores del conjunto monumental. Cualquiera de esas modalidades, e incluso otras personalizadas que se pueden contratar, es una fabulosa forma de descubrir todas las maravillas y misterios del Monasterio, una de las grandes joyas del patrimonio histórico y artístico de España.
Haciendo esas visitas es como se descubre quién fue Felipe II. Monarca que reinó durante la segunda mitad del siglo XVI en España y en medio mundo. Además de ser el impulsor de este monumento grandioso, que en más de una ocasión se ha considerado la “octava maravilla”. Pero también descubrimos que el Escorial no dejó de crecer y ennoblecerse con los reyes posteriores, hasta ser lo que es hoy en día.
De vuelta al tren de Felipe II
El paseo por este conjunto deja impresionado. Lo mismo por sus obras de arte que por los jardines y bosques que rodean el lugar. Pero aún así hay que regresar, porque a media tarde el Tren de Felipe II está dispuesto a partir de nuevo rumbo a Madrid. Y como la estación está a cierta distancia de la zona monumental, la organización ofrece un autobús gratuito para llegar a la hora. Igual que lo hace a la llegada por la mañana.
Al fin y al cabo esta propuesta turística la materializa la empresa ALSA, todo un referente del transporte de viajeros por carretera en España. Es esta compañía privada la que ha apostado por esta singular actividad turística. Una propuesta en la que se combinan dos elementos sumamente sugerentes. Por un lado el destino donde se descubre el extraordinario patrimonio del Escorial. Pero por otro está el propio ferrocarril.
Cuatro vagones de los años 40, de clase 5000 y 6000 perfectamente restaurados y con todo el sabor de lo añejo. Además de que van tirados por una aparatosa locomotora diésel de los años 60. En definitiva que se consigue algo que a veces olvidamos los viajeros modernos. Y es que a la hora de viajar no solo es importante el lugar que se visita, también ha de ser atractivo y enriquecedor el propio desplazamiento.
Algo que desde luego se cumple desde el primer hasta el último momento que disfrutamos en los vagones del Tren de Felipe II. Uno de las mejores excursiones en tren que podemos hacer desde Madrid.
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