El municipio gaditano de Tarifa es una de las capitales europeas del surf en sus múltiples variantes, como el windsurf o el kite-surf. Eso se debe a los habituales vientos que se dan en la costa tarifeña. Cualquier amante de estos deportes acuáticos debe acercarse a este rincón de Andalucía. Si bien no hace falta ser un apasionado de las olas, las velas y los vientos para disfrutar de la experiencia. Tarifa es más que surf.

El núcleo histórico de Tarifa

Calle de Tarifa

Una buena prueba de los muchos atractivos que Tarifa y sus alrededores es su propio casco antiguo. De todo ese conjunto histórico, lo primero que llama la atención es el imponente Castillo de Guzmán, a cuyas puertas nos da la bienvenida la monumental escultura de Sancho IV, el rey que conquistó la urbe a los musulmanes en el año 1292. Merece la pena darse una vuelta por la fortaleza y comprobar la ubicación privilegiada de la ciudad junto al Estrecho de Gibraltar.

Además de eso también por la ciudad se descubren los restos de las antiguas murallas que encierran la vieja ciudad, a la que no hay mejor modo de acceder que atravesando la Puerta del Jerez, abierta allá por el siglo XIII y que hoy es la única que se conserva de todos los portones históricos que hubo.

Y una vez flanqueamos esa puerta nos aguardan más vestigios de largo pasado de Tarifa. Por ejemplo la Iglesia de San Mateo, edificada sobre una antigua mezquita. Si bien su aspecto gótico actual es imponente y merece la pena fijarse en el impresionante órgano del templo.

Los miradores de Tarifa

Paseo marítimo

Ya hemos avanzado que la visita al Castillo proporciona unas maravillosas vistas. Pero hay más puntos desde los que apreciar tanto la población como el relieve accidentado de la vecina costa africana. Por ejemplo, la Plaza del Viento. O siguiendo con los nombre descriptivos, también merece la pena disfrutar de las vistas sobre la calle Amarguras, todo un deleite para respirar las esencias gaditanas.

Del mismo modo hay que buscar un buen punto en el recorrido por las murallas para otear el puerto. Uno de los puertos marítimos más importantes de esta zona del mundo. De hecho, si la estancia en Tarifa se alarga, nunca está de más acercarse hasta las inmediaciones portuarias para ver los precios de los ferrys a la vecina ciudad marroquí de Tánger. O si se prefiere también se puede optar por hacer una excursión para ver a los grandes cetáceos que pasan por el Estrecho de Gibraltar.

Isla de las Palomas

La fama surfera de Tarifa se debe a sus vientos, unos vientos propios de su emplazamiento a medio camino de Europa y África, y de la unión del calmado Mediterráneo y el agitado Atlántico. Para comprobar el punto exacto donde se une el mar con el océano, o viceversa, hay que observar la isla de las Palomas. Un punto donde en otro tiempo hubo defensas militares e incluso para protegerla se construyó el Castillo de Santa Catalina.

Playas tarifeñas

Playa de Tarifa (Vidar Nordli Mathisen-Unsplash)

No hace falta ser un surfista para gozar de las playas de Tarifa. Hay zonas ideales para tomar el sol o darse un chapuzón en el Atlántico. Aunque eso sí, siempre se verán surferos y en los días de máxima afluencia hay que tener cuidado donde se coloca uno para evitar incidentes desagradables.

Sin embargo, no es nada difícil encontrar el punto ideal para cada cual. Aquí, al igual que en toda la Costa de la Luz que comparten Cádiz y la hermana Huelva, nos encontramos con playas de arenas doradas inmensas, de aspecto un tanto asalvajado y con un encanto especial.

De todas ellas, las más próximas a las calles de Tarifa con la Playa de los Lances y la Playa Chica. Y si uno desea sentirse como los locales hay que ir a su playa predilecta, la del Cañuelo. O quien busque espacios más ocultos, tal vez pueda acercarse hasta la Playa Torre de la Peña.

Playa y duna de Bolonia (Quino Al-Unsplash)

No obstante, si está de viaje hay dos playas dentro del núcleo tarifeño de vista obligada. Una es la increíble Playa de Valdevaqueros y otra es Bolonia, donde además de bañarnos o surfear, podemos remontar su espectacular duna de arena o visitar el singular yacimiento romano de Baelo Claudia, uno de los más atractivos de toda la costa de Andalucía.