Nos acercamos a la provincia leridana para descubrir uno de los pueblos más bonitos de Cataluña: la villa medieval de Solsona. Un rincón de la comarca del Solsonés que puede presumir de un riquísimo patrimonio monumental, fruto de su importante papel en la historia catalana. Hemos querido aprovechar nuestro recorrido del Grand Tour de Cataluña para conocer esta localidad tan especial.
Junto a la imponente catedral fortaleza que se deja ver desde cualquier lugar de Solsona, la localidad acoge a otra serie de gigantes preparados para salir a patrullar las calles en ocasiones especiales. Si quieres conocerlos, acompáñanos en este viaje por esta tierra de clérigos, nobles, artistas y personajes mitológicos.
La Comarca del Solsonés
Solsona se ubica en la provincia catalana de Lérida y es la capital de la comarca del Solsonés, una región con mucha historia y una idiosincrasia propia que da mucho carácter a sus habitantes. Cuenta actualmente con una población cercana a los 10.000 habitantes, siendo la ciudad más grande de la comarca y su motor económico y cultural.
Las primeras referencias de Solsona datan de la prehistoria y se han encontrado algunos enterramientos que demostrarían el asentamiento de población desde hace varios milenios. Íberos, romanos, visigodos y sarracenos se fueron estableciendo en estos territorios, pero no fue hasta la Edad Media cuando la villa de Solsona se asienta y comienza su desarrollo. De esta época datan algunos monumentos y las antiguas murallas de las que se conservan algunos portales y pequeños tramos.
En el siglo XVI la ciudad consigue convertirse en la sede de un obispado y se gana el título de ciudad, siendo una de las primeras en Cataluña con esta distinción. La época barroca es posiblemente la de mayor prosperidad de la ciudad con el surgimiento de algunos destacados artistas como los Morató, los Pujol y el reconocido pintor del Siglo de Oro Francesc Ribalta.
Las posteriores guerras de Independencia contra Francia y las guerras carlistas afectaron duramente a la ciudad que fue viendo como su influencia iba cayendo de forma progresiva entre el siglo XIX y comienzos del siglo XX. La ciudad se fue despoblando y paradójicamente esa decadencia ayudó en gran medida a que el centro histórico se haya mantenido tan bien, siendo actualmente uno de los mejor conservados de Cataluña. Es momento pues de iniciar de nuestro paseo para conocerlo.
Un paseo por Centro Histórico de Solsona
Podemos empezar nuestro paseo por Solsona en la Oficina de Turismo (Ctra. Bassella 1) que acoge además una exposición y un centro de interpretación turística de toda la comarca. Al otro lado de las murallas podremos visitar el Palacio Llobera, un monumental edificio de estilo gótico que ha servido históricamente como hospital, universidad, colegio y ahora acoge el Consell Comarcal del Solsonés.
Si seguimos avanzando un poco por la carretera de Bassella llegamos a uno de los lugares más sorprendentes y curiosos de Solsona: la Poza de Hielo. Se trata de un espacio realmente único, que se ha podido conservar de forma casi milagrosa, donde antiguamente se almacenaba el hielo recogido en los meses de invierno para poder disfrutar de él durante el verano. Durante la visita podremos aprender cómo funcionaba la distribución del hielo hace unos siglos y en qué consistía este sistema de almacenamiento, que estuvo activo más de dos siglos.
A la salida, llegaremos al Portal del Puente, una de las puertas de las antiguas murallas que mejor se han conservado en la ciudad y que nos da acceso a la Catedral, la auténtica joya de Solsona. Levantada entre el siglo XI y XII, la construcción actual es un imponente templo-fortaleza de estilo gótico que destaca por su espectacular cúpula central y la capilla de la Virgen del Claustro, una de las esculturas más destacadas del románico catalán. Frente a la fachada exterior se localiza una de la tres bonitas fuentes góticas que encontraremos a lo largo de la ciudad.
Seguiremos nuestro paseo por dos de las plazas más bonitas de Solsona. La Plaza del Palau es un encantador rincón rodeado por una de las fachadas de la Catedral y otros edificios históricos como el Palacio Episcopal, del siglo XVIII y estilo neoclásico que alberga actualmente el Museo Diocesano de la ciudad. Y girando a la derecha, llegaremos a la Plaza Mayor, que no sigue la habitual estructura de este tipo de plazas pero que sí cuenta con los típicos soportales donde se siguen celebrando los mercados semanales. En el número 5 podemos ver la Casa Aguilar, una casa señorial que ha dado cobijo a algunas de las grandes familias de la historia de Solsona.
Podemos continuar callejeando por la bonita Carrer de Llobera, con interesantes edificios señoriales a ambos lados y desembocar en la Plaza Ribera para subir luego hasta la Plaza de Sant Joan. Se trata de un gran espacio triangular presidido por una antigua fuente del siglo XV y una peculiar capilla dedicada a San Juan. En los alrededores encontraremos la Torre de las Horas, uno de los monumentos más queridos por el pueblo solsonés ya que aquí se celebra cada año en Carnaval la fiesta del “penja el ruc” o “cuelga el burro” que recuerda una desgraciada leyenda que ha conseguido que a los habitantes de Solsona se les conozca con el “bonito” apodo de “matarucs” o mata burros.
Varias casas solariegas se aglutinan en esta zona de la ciudad, entre las que destacan la casa de Cal Cabanes, en la propia Plaza de Sant Joan; la casa natal del genial pintor barroco Francesc Ribalta; la casa Morató que se ha rehabilitado recientemente con una interesante integración de la estructura antigua y una ampliación moderna. O el propio Ayuntamiento de Solsona, una sobria construcción del siglo XVI.
Subiendo por la Carrer del Castell nos introduciremos en lo que fue la antigua judería de Solsona, donde podremos descubrir las Plazas de Sant Pere o Sant Isidre y contemplar las otras dos puertas que se conservan de las antiguas murallas. Una de ellas, el Portal del Castillo, recibe su nombre de la antigua fortaleza a la que daba acceso y fue la entrada principal de la ciudad hasta el siglo XVIII. Cerca de aquí, el Portal de Llobera integra en su interior una pequeña capilla en honor de Santa Ana.
Para terminar nuestro recorrido, podemos regresar hacia la Plaza de Sant Joan y recorrer las callejuelas que se esparcen hacia el otro lado del recinto amurallado. Una de las más bonitas es la Carrer de Sant Llorenç, donde se levantan algunas antiguas casas medievales y donde podremos visitar el Cuarto de los Gigantes que protege la historia de una bonita tradición que os explicamos a continuación.
La tradición de los gigantes de Solsona
La tradición de pasear gigantes o cabezudos durante las fiestas es una costumbre popular muy extendida por toda Cataluña y en el norte de España, pero en Solsona se ha convertido en una seña de identidad de la que toda la población se siente especialmente orgullosa. Las primeras referencias a los gigantes de Solsona se han localizado a finales del siglo XVII cuando parece que surgió la primera pareja de figuras.
Unas décadas después surgió la segunda pareja y desde entonces se han ido añadiendo nuevos personajes mitológicos hasta conformar la actual colección. No obstante, casi todas las figuras que podemos ver ahora son más modernas y se las debemos al artista Manel Casserres, quien en los años 70 y 80 del siglo pasado consiguió recuperar la importancia de esta tradición y fue conformando una particular familia que podremos conocer en el Cuarto de Gigantes si nos apuntamos a alguna de las visitas guiadas que organiza la Oficina de Turismo.
A los cuatro gigantes principales originales, que representan a una familia de nobles, se les unen otras divertidas figuras como Gigante Loco, el Dragón, el Mocoso o el Conde de la Assaltu. Todos ellos toman las calles en la fiesta de Carnaval con sus propios bailes y música tradicional. Otra serie de animales mitológicos y cabezudos, que representan la historia de la localidad, acompañan este divertido desfile, mientras los niños de la localidad se divierten disfrazados de diablos, juglares o con los trajes tradicionales de las diferentes comparsas de Solsona.
El Carnaval es, por tanto, una ocasión perfecta para acercarnos a conocer la historia y tradiciones de Solsona, una de las localidades con más personalidad de Cataluña, y un bellísimo centro histórico que nos sorprenderá a nuestro paso.
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