Cuando uno se adentra la zona occidental de Asturias, atraviesa sus increíbles parques naturales y asciende por una de las zonas montañosas más bonitas de España entiende muchas cosas. La primera es aceptar sin peros que Asturias presuma de ser el paraíso. También comprendes que la gente asturiana sienta ese orgullo tan suyo por su tierra. Y entiendes que, si tú fueras un oso pardo, también habrías elegido estos paisajes para convertirlos en tu hogar favorito.

De la mano de la Fundación Oso Pardo y con el apoyo de la organización The European Nature Trust hemos viajado hasta esta región del norte de España para buscar las huellas del oso pardo. Durante varios días estuvimos recorriendo algunos de los mejores enclaves para su observación y hemos aprendido su importancia, no solo en el mantenimiento del ecosistema, sino también como elemento dinamizador del turismo rural y de naturaleza en esta parte de Asturias tan olvidada en las últimas décadas.

El Oso pardo en la Cordillera Cantábrica

Oso pardo - Foto de Víctor García
Oso pardo – Foto de Víctor García

Existen solamente dos zonas en España donde el oso pardo habita en libertad. Una es los Pirineos, donde la especie fue reintroducida con éxito hace relativamente poco. Y la otra es la Cordillera Cantábrica, el único lugar en España donde el oso pardo ha permanecido de forma constante a lo largo de la historia. De hecho, cada día está más presente.

Hace unas décadas se encontraba en peligro de extinción y su situación era realmente complicada pero actualmente su población se cuenta por centenares y su reproducción avanza a un buen ritmo. Dentro de esta cordillera, podemos encontrar ejemplares en Cantabria, el norte de las provincias de León y Palencia y, por supuesto en Asturias. El destino al que nos desplazamos para rastrear las huellas de este magnífico animal. ¿Habremos conseguido encontrarlo? Deberás acompañarnos por algunos de los paisajes más bonitos de España para comprobarlo.

Fuentes del Narcea y Muniellos

Parque Natural de las Fuentes del Narcea – Christian Rojo

Alrededor de la localidad de Cangas de Narcea, en el suroeste de Asturias, se sitúa la comarca de Fuentes del Narcea que también engloba otras localidades como Degaña o Ibias. Una región marcada por el color verde y donde la naturaleza es la gran protagonista gracias, en gran medida, al Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, la joya natural de la comarca. Con una extensión de 567 km², en este parque encontraremos una profusa vegetación a base de robledales y hayedos y una extensa red hidrográfica que da lugar a un buen número de lagunas, cascadas y turberas como las de Reconco, Chagüeños o Chauchina.

Dentro de la superficie que engloba el Parque Natural, se ubican también las Reservas Naturales de Muniellos y Cuetu de Arbas. La primera alberga el mayor robledal de España, cuatro preciosas lagunas y un conjunto de líquenes conocidos como las “barbas de capuchino”, que dotan al lugar de una atmósfera mágica. Solo pueden visitarlo 20 personas al día así que es convierte reservar tu visita con mucha antelación.

Reserva de Muniellos - Foto de Christian Rojo
Reserva de Muniellos – Foto de Christian Rojo

En nuestra búsqueda del oso pardo nos acompañan dos grandes expertos en la materia: Víctor Trabau y Luis Franchilla. Estos profesionales trabajan como guías de naturaleza en estas comarcas de Asturias y han convertido el avistamiento de osos en una de las actividades más atractivas para los turistas. Se trata de una actividad que cualquier persona puede hacer por su cuenta, pero para la cual es muy recomendable contar con un guía para que las probabilidades de éxito sean mayores y para que nuestro avistamiento sea responsable.

En nuestro primer día acudimos a un mirador natural cerca de Posada de Rengos, desde el cual podíamos divisar la bonita sierra del Parque Natural. Allí nos esperaba un pequeño grupo de curiosos que ya llevaba un rato tratando de localizar algún oso con sus prismáticos y telescopios especiales para el avistamiento.

De pronto, cuando ya alguno había perdido la esperanza, una osa emergió del bosque con sus oseznos para cruzar una zona rocosa al otro lado del valle. Todos corrimos a los telescopios para tratar de disfrutar del espectáculo con una extraña sensación de alegría y nerviosismo. Veríamos más osos a lo largo de nuestro viaje, pero esa primera vez se queda, sin duda, en la memoria.

Existen algunos miradores adaptados en esta zona que que permiten disfrutar del paisaje y, con suerte, divisar algún oso. Uno de ellos es el Mirador de Muniellos, junto a la Reserva Natural, y otro de más fácil acceso es el Observatorio de la Naturaleza en Degaña. Ambos están señalizados y son fáciles de localizar en Google Maps.

Parque Natural de Somiedo

Parque Nacional de Somiedo - Foto de Christian Rojo
Parque Nacional de Somiedo – Foto de Christian Rojo

El Parque Natural de Somiedo es uno de los espacios naturales más bonitos de Asturias y, por tanto, del norte de España. Declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO, comprende una extensión cercana a las 30.000 hectáreas en la que podemos encontrar una gran variedad de paisajes diferentes. Extensos bosques de hayas y robles, amplias zonas de prados y las espectaculares montañas de la Cordillera Cantábrica se suceden entre ríos y lagos, creados durante la última glaciación, formando un conjunto realmente cautivador.

El lugar habitual para situarnos e iniciar nuestro recorrido es Pola de Somiedo, la localidad más importante del área e integrada plenamente en la Reserva Natural. Podemos empezar aquí con una visita al Centro de Interpretación del Parque, donde encontraremos información sobre sus recursos naturales y etnográficos, así como informarnos de las diferentes rutas que podemos hacer.

Una buena opción es la ruta que comunica Llamardal con El Coto, donde atravesaremos paisajes muy diversos. Empezaremos caminando junto a unos riscos para llegar hasta las brañas de Mumián. Estas tradicionales construcciones se construían con piedra y una techumbre hecha con escoba o teito, que eran utilizadas por los vaqueros en los meses de verano cuando subían al ganado a zonas más altas. Otros buenos conjuntos los podemos encontrar en La Pornacal, Sousas o el Eco-Museo de Veigas, donde han rehabilitado tres de ellas para mostrarnos cómo era la vida en estos espacios. Nuestro camino sigue con un descenso a través de un espectacular hayedo hasta llegar a El Coto.

Otra ruta muy recomendada es la que nos lleva hasta la zona de los Lagos de Saliencia, un conjunto compuesto por el lago de la Cueva, Calabazosa o Lago Negro, Cerveriz y la Laguna de Almagrera o La Mina. El azul brillante de sus aguas, en contraste con el verde tan intenso que lo rodea, diseña unas postales únicas. Muy cerca de ahí, encontramos el Lago del Valle. De origen glaciar es el más extenso de la cornisa cantábrica y resulta tanto o más fotogénico que los anteriores.

El Parque Natural de Somiedo es el lugar más habitual para el avistamiento de osos y cuenta con diferentes miradores que nos ofrecen panorámicas de la reserva y, en ocasiones, especialmente diseñados para poder divisar a la fauna salvaje. Entre los más espectaculares se encuentra el Mirador del Rey, en La Peral, que nos ofrece una vista de 360º sobre todo el valle. Para acceder, deberemos aparcar nuestro coche en el aparcamiento de abajo y subir andando porque no está permitida la entrada de vehículos al pueblo.

El Mirador d’Aguinu es otro de los mejores miradores del Parque y, según la temporada, aquí tendremos más posibilidades de éxito. En la carretera que conduce hasta Bandujo, se encuentra el Mirador de Proacina, un pequeño balcón que mira a la Sierra del Gorrión y la conocida como Senda del Oso, donde, como su propio nombre indica, es bastante probable divisarlos.

La mejor idea para disfrutar de esta experiencia es no crearnos demasiadas expectativas porque el avistamiento de osos no es una tarea sencilla y requiere mucha paciencia. Pero, aunque no tengas suerte, el simple hecho de poder admirar algunos de los paisajes más bonitos de España ya habrá merecido la pena. De hecho, es más que probable que te sirva como excusa para volver en otra ocasión.