Se encuentra en un excelente estado de conservación, aunque, durante siglos, ha sido utilizada como extraordinaria vía de comunicación entre las dos submesetas peninsulares, conectando el hermoso valle de Tiétar, en la sierra de Gredos, con las tierras toledanas y extremeñas.
Es una de las calzadas romanas más importantes de las que vertebraron la antigua Hispania que, además, jugó un papel esencial en la Edad Media como parte de la cañada occidental leonesa, siendo uno de los principales caminos utilizados por el ganado trashumante.
Personas, carretas cargadas con mercancías y también animales en busca de buenos pastos han recorrido esta ruta histórica que hoy sigue siendo una magnífica opción para descubrir bellos rincones de la sierra de Gredos junto a algunos de los pueblos abulenses más bonitos. Especialmente si disfrutas practicando senderismo, la subida por la calzada romana hasta el puerto del Pico, te gustará.
Punto de partida: Cuevas del Valle
El puerto del Pico se eleva 1.352 metros al sur de la provincia de Ávila como punto de referencia y ‘división’ natural entre la cara sur y el macizo central de la sierra de Gredos.
Llegar a él, recorriendo el tramo de la calzada romana que parte de la localidad de Cuevas del Valle, es una idea más que apetecible porque, aunque el camino tiene la dificultad del ascenso requerido para poder superar un desnivel de algo más de 500 metros, las vistas desde el Puerto son difíciles de olvidar.
Las panorámicas del valle del Tiétar, del llamado barranco de las Cinco Villas y de las cumbres cercanas que crean la silueta de Gredos son, simplemente, extraordinarias. La subida por la calzada hasta el puerto del Pico implica recorrer cerca de 4 kilómetros de variada vegetación, desde monte mediterráneo con presencia piornos y otros arbustos, hasta bonitos pinares.
El camino se inicia en Cuevas del Valle, considerado uno de los pueblos con más encanto de la comarca del valle del Tiétar, a unos 60 kilómetros de Ávila. Está justo a los pies del Puerto y es una de las cinco villas del precioso valle.
Cuevas es un lugar ideal para disfrutar del entorno natural próximo al río Pasadera y una villa en la que merece la pena detenerse para contemplar la arquitectura serrana tradicional que presenta en forma de casonas en piedra y balconadas de madera que se alinean en coquetas calles empedradas dándote todo su encanto a la pequeña localidad.
Además, no hay que dejar de visitar sus principales monumentos y puntos de interés como la iglesia de Nuestra Señora de la Natividad, la ermita de la Virgen y la ermita de San Antonio, por cuya puerta pasa la calzada para que puedas iniciar el recorrido después de ‘saludar’ al santo patrón de los animales.
La calzada romana: subiendo al puerto del Pico
Los 4 kilómetros aproximados de tramo de calzada que enlazan Cuevas del Valle con el mirador del puerto del Pico son toda una obra de ingeniería que ha logrado mantener su firme en buen estado desafiando el paso del tiempo. Capas superpuestas crean el empedrado final en un trazado de tramos anchos y empinados, que se unen ascendiendo gracias a curvas cerradas que escalan permitiendo la subida a los caminantes.
Además de disfrutar del paisaje y del aire de montaña, es importante no perderse algunos de los detalles más interesantes que guarda con celo la antigua calzada. En el inicio, junto a la ermita de san Antonio, podrás ver el ‘rollo’ jurisdiccional, una columna de piedra que simboliza y reconoce el carácter de villa de Cuevas del Valle.
Desde aquí, solo hay que seguir la ruta que marca la calzada que, en algunos momentos, te ‘obligará’ a cruzar la carretera N502. Al final de cada tramo que vayas ascendiendo podrás ver una especie pequeños e ingeniosos canalillos pensado para evitar el encharcamiento de la calzada en caso de lluvia, así como monolitos en piedra que marcan los kilómetros.
En el recorrido, según la época del año, es posible que te cruces con algún rebaño trashumante y tampoco es extraño que te encuentres cabras montesas a su aire (¡ojo! estás en su territorio y está prohibido ahuyentarlas).
Poco antes de llegar al ansiado Pico, se pueden ver los vestigios de lo que fuera el antiguo portazgo, donde se cobraba, en la Edad Media, el correspondiente ‘peaje’ por el uso de la calzada.
Tras llegar al puerto del Pico, resulta difícil decidir hacia dónde dirigir la vista. La zigzagueante calzada queda a los pies y puede contemplarse el magnífico barranco de las Cinco Villas. Para montañeros experimentados, desde aquí, también es posible continuar el ascenso hasta el imponente Torozo, que, con sus más de 2000 metros de altitud, es uno de los picos más altos de la sierra de Gredos. Otra opción es recorrer de nuevo la calzada en sentido inverso (mucho más fácil) y dar buena cuenta de la gastronomía abulense en alguno de los mesones y restaurantes cercanos.
Descubriendo las cinco villas
Desde hace siglos, la calzada romana sube hasta el puerto del Pico para mostrar la belleza del Tiétar, uno de los valles más hermosos de Gredos. Desde el Puerto, se distingue perfectamente la localidad de Cuevas del Valle, donde arranca la histórica ruta, pero, además, también se divisan las otras 4 villas que forman la mancomunidad Barranco Cinco Villas: Mombeltrán, Villarejo del Valle, San Esteban del Valle y Santa Cruz del Valle.
Cada villa tiene sus puntos de interés y su particular encanto. Una buena manera de descubrirlas es siguiendo la ruta circular PRC- AV 49, de unos 17 kilómetros, que puedes recorrer a pie o en bicicleta. Si lo prefieres, o dispones de menos tiempo, puedes desplazarte en coche por la nacional que une los distintos pueblos del valle.
Mombeltrán es la villa más grande. Presidida por el castillo de los Duques de Alburquerque, sorprende a quienes la visitan por su riqueza natural, histórica y artística. Situada, también, muy próxima a la antigua calzada romana, la visita a Mombeltrán incluye descubrir sus coquetas calles y plazas junto a monumentos como la iglesia de san Juan Bautista. En verano, un refrescante baño en las piscinas naturales conocidas como playas blancas es un verdadero placer.
Desde aquí puedes iniciar el recorrido que prefieras y acercarte al resto de las villas, donde te espera más de una sorpresa, como la que esconde Villarejo del Valle que surge entre bancadas de olivos (cultivo poco frecuente en la zona) a la sombra del espectacular pico Torozo, o las que guarda San Esteban del Valle en sus calles estrechas y empinadas.
Para terminar con las mejores vistas del barranco de las Cinco Villas, visita la pintoresca villa de Santa Cruz del Valle y podrás contemplarlas en todo su esplendor.
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