Responsables de una de las seis cunas de la civilización junto a Egipto, Mesopotamia, India, China y Perú, los mayas de Centroamérica constituyen uno de los grandes mitos de la historia universal que desde hace siglo y medio ha sido, poco a poco, desvelado gracias a los avances en arqueología, epigrafía e historia.
Y pese a que en pleno siglo XXI todavía quedan muchos misterios que resolver en torno a los mayas, especialmente aquellos que hacen referencia a su colapso, estamos en condiciones de analizar con mayor rigor esta civilización sin parangón en el continente americano.
Diez claves para sintetizar la historia de los mayas
Desde que la moderna arqueología científica comenzó a estudiar las ruinas mayas a finales del siglo XIX con el trabajo de Alfred Maudslay o Teoberto Maler, esta civilización ha hecho correr ríos de tinta con apasionantes debates. 150 años después, podemos sintetizar las claves de esta civilización respondiendo a estas diez preguntas.
¿Cuál fue el origen de los mayas?
Buena parte de los historiadores coinciden en que los primeros pobladores del continente americano atravesaron el estrecho de Bering desde Asia hace 70.000 años siguiendo al mamut y otros animales que eran su fuente de alimento, hipótesis que, no obstante, también ha sido refutada por otros expertos.
Sea como fuere, sería mucho después, a partir del 8.000 a. C., cuando grupos humanos de Mesoamérica comienzan a construir asentamientos permanentes abandonando el nomadismo mientras avanzaban en sus dominios agrícolas, particularmente del cultivo del maíz.
Es así como se va configurando la civilización maya en su fase arcaica que alcanza hasta el 2.000 a.C. entrando en contacto con otras civilizaciones vecinas que podrían ser anteriores como los olmecas de zonas como las actuales Veracruz o Tabasco.
A modo de organización temporal que favorece el estudio y análisis, la historia maya se divide en tres periodos: del 2000 al 250 d.C., periodo conocido como Preclásico, el Clásico que marcaría su apogeo, del 250 al 1000 d.C., y del 1000 al 1500 que se denominaría Posclásico.
¿Dónde se ubica la civilización maya?
La cultura maya se desarrolló dentro del área cultural mesoamericana, una región que se extiende desde el centro de México hacia el sur en América Central, incluyendo cinco estados modernos: todo Guatemala y Belice, el sur de México incluyendo toda la península de Yucatán y zonas de Honduras y El Salvador.
¿Por qué ‘escogieron’ un entorno geográfico tan particular?
“La selva es el escenario de una lucha por la vida de intensidad poco común. En la selva no hay inviernos ni veranos, no hay otoño ni primavera; su plasma húmedo y cargado de jugos nutricios puede ser visto como un horno genitor y como una tumba”.
De forma tan elocuente definió el escritor Fernando Benítez la tierra de los mayas. Y es que uno de los aspectos que más fervor y misterio despierta es presenciar una de esas ruinas asomando entre la selva. Y entonces cabe preguntarse, ¿por qué la civilización maya se desarrolló en la selva tropical, uno de los sistemas ecológicos más hostiles y frágiles del planeta?
No hace falta irse muy lejos para comprobar que al ser humano le “va la marcha” si se trata de dominar la naturaleza, y tan pronto se asienta en desiertos casi inhóspitos como en junglas impenetrables.
Se puede decir que los mayas se acostumbraron a ese entorno porque lo consideraron su hogar pese a las difíciles condiciones ambientales que, a la postre, fueron un acicate más para poner en marcha grandes avances culturales y tecnológicos, antecediendo en varios de ellos a las cunas de la civilización al otro lado del Atlántico.
¿Por qué los mayas despiertan tanta fascinación y misterio?
Ya lo dice el arqueólogo y experto en epigrafía maya Carlos Pallán, un elevado número de publicaciones sensacionalistas y pseudocientíficas, además de la labor siempre equívoca de la cultura popular, han creado un mito alrededor de esta cultura histórica, leyendas a la que también contribuyeron muchos de los primeros europeos que llegaron a América en el siglo XV.
¿Cómo era posible que los ancestros de unos “salvajes” fueran capaces de tener una cultura tan avanzada? Y así comenzaron especulaciones más o menos fantásticas sobre conexiones con tribus perdidas de Israel, antiguos egipcios, andinos, cartagineses, fenicios, vikingos y hasta la Atlántida. Y suponemos que también algún extraterrestre.
Pero no, ni los mayas fue “una civilización idílica de pacíficos sabios de la Edad de Piedra, obsesionados por el transcurrir del tiempo y perdidos en esotéricas contemplaciones que fueron bruscamente sacudidos de tales contemplaciones por la llegada de ambiciosos conquistadores europeos”, ni hablaron nunca del fin del mundo para el 2012.
Si a todo ello añadimos las dificultades que se encuentran los arqueólogos para investigar muchos yacimientos mayas debido a su ubicación en plena selva, tenemos el caldo de cultivo perfecto para cimentar una leyenda que solo parcialmente se ajusta a la realidad: los mayas sí son los protagonistas del episodio histórico más esplendoroso de la América precolombina, como demuestran los propios yacimientos arqueológicos.
¿Cómo fueron las ciudades mayas?
A diferencia de incas o aztecas, el sistema político maya nunca incorporó toda el área cultural maya en un solo estado o imperio, no hubo una unidad política, asemejándose en este sentido a las ciudades-estado de la Grecia clásica o del Renacimiento italiano: compartían cultura y lazos comerciales y económicos, pero eran independientes y, por supuesto, rivales en numerosas ocasiones.
Ciudades como Palenque, Uxmal, Tikal, Copán o Calakmul sobresalieron durante siglos, certificándose, eso sí, periodos en los que una de ellas fue la dominadora sobre el resto como es el caso de Tikal o Calakmul sin olvidar los periodos de llegada de fuerzas extranjeras, como el grupo procedente de Teotihuacán.
¿Cómo se comunicaban?
Uno de los avances más relevantes en el estudio de los mayas llegó a través del desciframiento del corpus jeroglífico maya que ofrece actualmente más 10.000 ejemplares que son la principal fuente de conocimiento sobre esta civilización: son textos plasmados en soportes muy diversos, desde inmensas escalinatas jeroglíficas hasta murales pintados al fresco, incluyendo algunos códices.
Para Pallán es el sistema de escritura de mayor complejidad visual jamás inventado, “careciendo de sentido juzgarlo en términos occidentales como el grado de pragmatismo o la capacidad para transmitir información en forma concreta, pues para los mayas y otros pueblos antiguos la escritura resulta mejor entendida como dádiva de los dioses a la humanidad”.
Mención aparte merecen las múltiples lenguas mayas que se hablan en diferentes regiones de México, Guatemala o Belice que tienen su origen común en los idiomas mayas ancestrales distribuidos como Mesoamérica y que fueron otro elemento aglutinante de esta civilización.
¿Cuáles fueron sus logros culturales?
Los expertos consideran que sus conocimientos matemáticos y astronómicos fueron muy superiores a los vigentes en la Roma o la Bizancio contemporáneos, demostrando que la civilización maya evolucionó de forma autónoma hasta alcanzar un grado de sofisticación único en diversos ámbitos.
Por ejemplo, su gran aporte fue el “descubrimiento” del cero que representaron como un caracol marino. Todo ello tuvo una gran influencia en otras culturas posteriores como la de los zapotecas o los toltecas.
Mención aparte merecen sus famosas construcciones arquitectónicas, ejecutadas sin conocer los metales, sin animales de tiro y sin el uso corriente de la rueda, dominando el trabajo de la piedra con el que construyeron las icónicas pirámides.
¿Cómo se produjo el colapso de los mayas?
Es la gran pregunta sin respuesta universalmente aceptada en relación al estudio de esta civilización. A aquellos a los que les guste la historia ya se habrán encontrado en numerosas ocasiones con esta pregunta en torno a la desaparición de una civilización.
Y aunque nos gustan las respuestas muy concretas, lo cierto es que, en el caso de los mayas, parece que también tuvo lugar una concatenación de causas ecológicas, sociales, demográficas, bélicas, etc., aceptándose a estas alturas que el colapso maya no fue, ni mucho menos, repentino como se especuló hace décadas.
Sea como fuere, el abandono de muchos centros urbanos que fueron engullidos de nuevo por la selva permaneciendo ocultos durante siglos fue el elemento definitivo para construir el mito que envuelve esta civilización.
¿Cuáles son los principales sitios arqueológicos mayas?
Existen cientos de yacimientos en los cinco países actuales en los que se desarrolló esta civilización, siendo los más relevantes los de Chichén Itzá, Palenque, Uxmal, Comalcalco y Yaxchilán en México, Tikal en Guatemala y Copán en Honduras, además de otros de difícil acceso como El Mirador o Calakmul. En Belice tenemos Altun Ha, El Caracol y Xunantunich y en El Salvador Tazumal, San Andrés, Cihuatán y Joya de Cerén. Y los que nos quedan por descubrir…
¿Cuál es legado de los mayas?
Puede que la civilización maya haya desaparecido, pero no lo han hecho los mayas. Actualmente, existen casi seis millones de mayas en Centroamérica pertenecientes a casi una treintena de grupos étnicos reconocidos, dispersos en sus comunidades o entremezclados con la población de grandes ciudades en México, Guatemala, Honduras, Belice y El Salvador, “enfrentándose cotidianamente al reto de ser diferentes a quienes hoy los gobiernan”.
El legado de la civilización maya es custodiado por sus descendientes que hoy son los responsables de difundir una cultura legendaria a través de las lenguas y las costumbres: son los yucatecos, los chontales, los tzeltales, los quichés, los pocomames, los chortís y un largo etcétera cuyas raíces se extienden 3.000 años atrás en el tiempo cuando la selva mesoamericana vio nacer una de las cunas de la civilización mundial.
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