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La capital del mundo, la ciudad de los rascacielos, la Gran Manzana… Nueva York tiene muchos apelativos, pero ninguno que haga plena justicia a una de las ciudades más deseadas del mundo. Tal vez la mejor forma de definir Nueva York sea con su célebre logo: I♥NY. Fue a finales de los 70, con la ciudad en una de esas épocas más conflictivas, cuando se encargó esta campaña de marketing. El resto es historia. Nueva York ha recuperado el trono: no hay ciudad en el mundo tan fascinante.

Guía de Nueva York
Fuente: Unsplash

Sitios imprescindibles que ver en Nueva York

Nueva York está dividido en cinco boroughs (distritos): Queens, Bronx, Staten Island, Brooklyn y Manhattan. Todos tienen interés, pero el viajero que llega por primera vez a Nueva York a buen seguro centrará su visita en el último de ellos: Manhattan. En la isla de Manhattan encontramos la mayoría de sitios imprescindibles que ver en Nueva York: los grandes museos, los barrios más famosos, los rascacielos más deslumbrantes… y las calles más vertiginosas. Porque cada rincón de la ciudad puede ser una experiencia en sí misma. Pero comencemos por la plaza más famosa del mundo.

Guía de Nueva York
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Times Square es el polo de atracción turístico más importante de la ciudad. Aquí se celebra el fin de año más célebre del planeta. Y aquí están los neones más brillantes de Nueva York. Porque todo deslumbra en Times Square, hasta los rostros de los turistas, que no saben dónde mirar, que no saben qué fotografiar primero. Times Square siempre está abarrotada, sobre todo cuando cae la noche. Con todo, en mi opinión, es el mejor momento para visitar Times Square porque es cuando mejor se palpa la energía de la ciudad. Y es que si algo caracteriza Nueva York es un dinamismo optimista que hace sonreír al viajero.

Un elemento decisivo que ha configurado la leyenda neoyorquina es su skyline. Y la mejor manera de conocerlo es subirse a uno de sus miradores. Os ofrecemos tres opciones. El mirador más famoso es el del Empire State Building. No necesita presentación. Convertido en icono pop, las largas colas suelen llevar muchos viajeros a su vecino, el Top of the Rock en el Rockefeller Center. Y el tercer observatorio está en Hudson Yards y se inaugurará a lo largo de 2020. Será el más alto no solo de Nueva York, sino de todo el hemisferio occidental, y ofrecerá una nueva perspectiva del skyline neoyorquino. The Edge, lo llaman.

Guía de Nueva York
Hudson Yards: otro polémico icono arquitectónico para Nueva York

De nuevo a pie de calle y ya que estamos en el Midtown, la zona central de Manhattan, no podemos perdernos la Quinta Avenida, una de las calles más míticas del mundo. Aquí encontrarás todas esas tiendas de lujo y de no tan lujo —también hay Zara— que embelesan a los viajeros más fashion. Si no tenemos mucho tiempo, podemos partir del mismo Rockefeller Center y recorrer la calle en dirección norte, hacia Central Park. Casi hasta podrás escuchar la sintonía de Sexo en Nueva York mientras caminas. Porque las compras en Manhattan también pueden ser deliciosas. Inevitable concederse algún capricho.

Otras de las calles más célebres de Nueva York es Broadway. Conecta Lower Manhattan con el norte de la ciudad, sumando más de 30 kilómetros de longitud y siendo una de las vías urbanas más largas del mundo. Además de cruzar Times Square da nombre al circuito teatral más famoso de Estados Unidos. Si te gusta el teatro, recuerda reservar por anticipado.

Central Park es una de las joyas inapelables de la ciudad. Los neoyorquinos lo adoran. Y no es para menos. El pulmón verde de Manhattan ofrece un oasis de tranquilidad para cargar las pilas antes de retornar a la vorágine callejera. Por mucho que hayas oído hablar de este parque, la experiencia de sentarse sobre la hierba y observar los gigantes de ladrillo, acero y cristal que surgen a su alrededor es única: es uno de esos instantes inolvidables.

En los extremos de Central Park se encuentran dos barrios que han cambiado mucho en las últimas décadas. Hablamos del Upper West Side y del Upper East Side. Dos zonas urbanas más tranquilas que el Midtown e ideales para callejear sin rumbo fijo. Más al norte debemos detenernos en la Universidad de Columbia. En sus aulas han estudiado personajes de la talla de Barack Obama, Stanley Kubrick o Federico García Lorca y siempre se ha mostrado como uno de los centros emprendedores y reivindicativos más significativos de Nueva York.

Columbia es la antesala de Harlem, uno de los barrios más exuberantes de Manhattan. Si bien en los últimos años ha sufrido un acelerado proceso de gentrificación, el viajero todavía siente que se adentra en algo diferente una vez que alcanza el bulevar Martin Luther King. En esta larga avenida que cruza el barrio desde el río Harlem, al este, al Río Hudson, al oeste, podremos empaparnos del color, la música y el sabor del multiculturalismo neoyorquino. El mítico Teatro Apollo y el no menos popular Cotton Club son dos de los hitos turísticos más importantes del barrio. No obstante, recomiendo callejear por Harlem sin prestar (demasiada) atención al reloj.

De nuevo en el centro de Manhattan, no podemos dejar de recomendar uno de los edificios más encantadores de la Gran Manzana y uno de los preferidos de los neoyorquinos. No es el más alto, no es el más impactante, pero es una delicia única: el Flatiron Building. Apodado así por el parecido que tenía con las planchas de la época, fue poco a poco ganándose el corazón de los locales gracias a su peculiar planta triangular.

Fuente: David Rubio

El Flatiron está muy cerca de Union Square Park, otro entrañable parque de la ciudad famoso por sus partidas de ajedrez. Más al sur nos encontramos con Washington Square Park con su célebre arco de triunfo y sus fuentes, que los neoyorquinos tanto agradecen en verano.

En el lado oeste de Washington Square Park encontramos uno de los barrios más instagramizables de Nueva York: Greenwich Village es pura elegancia alternativa. Un café en una de las terrazas del barrio es otra experiencia inolvidable, sobre todo si tu vecino de mesa es una gran estrella de Hollywood… en chanclas y con barba de varios días. Así mismo, no hay que olvidar que en este barrio tuvieron lugar los míticos disturbios de Stonewall, lo que convirtió al Village en el origen del Orgullo Gay.

The Stonewall Inn en Greenwich Village, el origen del Orgullo Gay. Fuente: David Rubio

Otro barrio con solera en Nueva York es Chinatown que, con el paso de los años, ha devorado Little Italy. El barrio chino de Manhattan todavía conserva ese halo de misterio que tan bien han reflejado muchas películas y series ambientadas en la zona. Entre las muchas actividades que ofrece el barrio, una de las más recomendables es… comer. A ver quién se resiste con los aromas embriagadores que inundan Chinatown.

Y, por fin, llegamos a la zona financiera de Manhattan: bienvenidos a Wall Street. Aquí se maneja el mundo. Solo hace falta recordar el crac de 1929 o el de 2007 para certificar la decisiva importancia que tiene este lugar en el devenir de la economía mundial. El Toro de Wall Street o la Trinity Church son dos de los hitos visitables de la zona. Pero si queremos un poco de aire no viciado por las acciones y los dividendos nos queda el Battery Park, el parque más antiguo de Manhattan, cuyo nombre se debe a las artillerías que colocaron los holandeses y los ingleses para proteger el puerto.

Desde el Battery podemos coger el ferry a Ellis Island y hacia la Estatua de la Libertad. La isla Ellis es una de las visitas más recomendables. Imprescindible si queremos conocer la historia de la inmigración a Nueva York que es, en definitiva, la historia del origen de los Estados Unidos. Y qué decir de la Estatua de la Libertad, icono de todo un país.

Fuente: David Rubio

Al otro lado del East River se sitúa Brooklyn, uno de los distritos más efervescentes de Nueva York y al que, poco a poco, se han ido desplazando muchos neoyorquinos en busca de una zona menos prohibitiva para vivir. Cruzar el celebérrimo Puente de Brooklyn es toda una experiencia cinematográfica y pasear por las calles del barrio es pura poesía para nuestra cámara. Además, debemos reservar una visita para otro de los parques más bonitos de la ciudad: Prospect Park. Y si tenemos tiempo, recomendamos seguir hacia el sur hasta la playa… Porque Nueva York también tiene playas: Manhattan Beach, Coney Island y su famoso parque de atracciones nos mostrarán otra cara diferente de la ciudad de los rascacielos.

Coney Island. En Nueva York también hay playas. Fuente: Unsplash

Y no nos podemos ir de la ciudad sin visitar algunos de los museos de Nueva York, todos ellos de fama mundial. Aunque hay decenas de posibilidades, yo recomendaría no perderse, al menos, estos cuatro: el MoMA, el Guggenheim, el Metropolitan y el Museo de Ciencias Naturales. Este último es una referencia en todo el mundo y hace las delicias de los más pequeños. El Met es el Louvre de Nueva York, tan grande como fascinante. El Guggenheim es precioso por dentro y por fuera y el MoMA acoge infinidad de obras maestras de arte contemporáneo.

Dónde alojarse y alojamientos recomendables en Nueva York

Si es la primera vez que viajas a Nueva York, no tengas dudas: reserva hotel en Manhattan. ¿Es más caro? Sí, pero también definitivamente más práctico. El placer de despertar por la mañana, tomarse un buen café y salir a la calle en pleno Manhattan hay que sentirlo, al menos, una vez en la vida. En la Gran Manzana tenemos hoteles de todo tipo, desde alojamientos escandalosamente caros hasta otros más asequibles. Y luego están los apartamentos turísticos, cada vez más en boga entre el viajero.

¿Y dónde alojarse en Manhattan? Yo te recomendaría buscar algo lo más céntrico posible, ya sea en el Midtown o en otros barrios limítrofes no tan caros como pueda ser el Flatiron District. Visitar a pie Nueva York es todo un gustazo.

Fuente: David Rubio

Recomendaciones de hoteles en Midtown – Manhattan:

CITY Rooms NYC – Times Square (100€). Excelente ubicación en la Octava Avenida a un paso de Times Square. Habitaciones pequeñas pero sobresaliente servicio y ambiente joven y agradable. No tiene ascensor.

Hilton Garden Inn New York Manhattan Midtown (95€): Buena ubicación en la calle 52 Este con la Tercera Avenida, cerca del Instituto Cervantes de Manhattan. Café gratis —algo bastante habitual en todo Estados Unidos—, buen servicio y zona relativamente tranquila.

Fitzpatrick Grand Central (175€): En la calle 44 con Lexington Avenue, a 1 minuto del Chrysler Building y muy cerca del edificio de la ONU y de la famosa Estación Central de tren que le da nombre. Para aquellos que quieran pagar un poco más a cambio de un extra de confort.

¿Y por qué no alojarse fuera de Manhattan?

Son dos las ventajas principales si nos decidimos por un hotel en otro distrito: el precio y la experiencia. Alojarse en Queens o en el Bronx te obliga a conocer otras zonas menos turísticas de la ciudad, la verdadera Nueva York para muchos. Y es que los barrios auténticamente multiculturales de la ciudad hace décadas que han abandonado Manhattan y emigrado a otros distritos de la ciudad, especialmente a Queens.

Queens. Fuente: Unsplash

Recomendaciones de hoteles en Queens:

LIC Hotel (85€ con desayuno incluido): Ubicado en el corazón de Queens al otro lado del East River. Muy cerca del metro lo que te permite estar en unos minutos en pleno centro de Manhattan. Habitaciones más grandes y confortables que los hoteles de precios similar en la Gran Manzana.

Feather Factory Hotel (65€ con desayuno incluido): Habitaciones de diseño moderno y excelente servicio del personal. Relativamente cerca del metro y pegado a la estación de tren Hunterspoint Avenue.

Recomendaciones de hoteles en el Bronx:

Comfort Inn & Suites near Stadium (95€): Al otro lado del río Harlem y relativamente cerca del mítico estadio de los Yankees en el Bronx. Cruzando el Third Avenue Bridge estás en Manhattan en 10 minutos. También tiene varias paradas de metro cercanas.

Recomendaciones de hoteles en Brooklyn:

Henry Norman Hotel (165€): Para aquellos que quieran pagar un poco más y saborear el entrañable barrio de Brooklyn de cerca os recomendamos este hotel de habitaciones enormes y ambiente delicioso. Ofrece servicio gratis de shuttle al aeropuerto y al centro de Manhattan.

*todos los precios son aproximados y por noche en habitación doble a la fecha de publicación de esta guía. Recomendamos consultar los precios actuales.

Tarjetas de transporte y tarifa plana para monumentos

Si vas a patearte bien Manhattan es altamente recomendable comprar una MetroCard, la tarjeta de transporte que te permitirá usar tanto el metro como el autobús de línea. Como en cualquier gran ciudad del mundo el bono de metro es una garantía para moverse de forma práctica y ahorrando dinero.

El coste del bono semanal está en $33. Una vez que la usas por primera vez se activa hasta justo una semana más tarde, así que te recomendamos que la actives en la primera mañana. También puedes optar por hacerte con una Pay-Per-Ride MetroCard que te ofrece cargar diferentes cantidades de dinero ($5.50, $11.00, $22.00, $27.50, $41.75 y $67.50) pudiendo ser compartida con otras personas, al contrario de lo que sucede con el referido bono semanal o Unlimited Ride. También existe la MetroCard mensual con un coste de $118.

¡Y cuidado con los tornos! Parece mentira que una ciudad como Nueva York no tenga unos tornos para el metro de funcionamiento más fiable. Además, recuerda que para evitar que se comparta el bono semanal, la MetroCard se desactiva durante unos minutos… si es que logras cruzar el dichoso torno.

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En cuanto a la tarifa plana para monumentos, Nueva York ofrece infinitas posibilidades. Pero ojo, no caigas en la fiebre de la tarjeta turística, cuyo síntoma principal es el furor por visitar cuantos más monumentos mejor… con tal de ahorrar. Avisado estás. Con todo, especialmente si es la primera vez que viajas a Nueva York, conviene analizar las diferentes ofertas de tarifa plana.

Por un lado, están las tarjetas por días, como New York Pass y New York Sightseeing Pass, que incluyen un elevado número de monumentos y actividades a disfrutar durante un tiempo concreto, por ejemplo, una semana. Al igual que la MetroCard, la activamos una mañana y de cabeza a visitar cosas. Con que visitemos tres monumentos de la lista por día ya estará amortizada.

Para viajeros menos ansiosos, están las tarjetas con un número limitado de atracciones como la New York CityPASS, la Explorer Pass o la Sightseeing FLEX Pass. En ellas tú eliges el número total de visitas que haces de una lista de monumentos. Por ejemplo, en el caso de la FLEX Pass escogemos 10 visitas de una lista de 100 monumentos teniendo 30 días para hacer uso del bono. ¿El coste? $229, ahorrándote, según su web, casi $250. No está mal, ¿no?

Cómo moverte por Nueva York

A pie. Manhattan es una ciudad ideal para hacer uso de nuestras benditas piernas. En otras grandes urbes del mundo, caso de Tokio o Los Ángeles, te será complicado disfrutar de la ciudad sin usar un coche o el transporte público, pero en Manhattan está todo relativamente cerca… si organizamos bien las visitas. Lo ideal es dividir los días en barrios y patear cada zona. Ahora bien, para volver al hotel, sí, hay que coger el metro.

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No es nuestro metro preferido del mundo, pero siempre es una experiencia bajar al subway neoyorquino. Vete con el plano siempre a mano. Las líneas tienen números o letras para diferenciarse. También colores, pero algunas líneas comparten color. Y cuidado porque no todos los metros paran en todas las estaciones (hay trenes exprés y trenes normales), ni todos los andenes tienen una línea exclusiva. ¿El truco? Fijarse siempre en el número o la letra del tren y asegurarse de su dirección: uptown o downtown. En dos días (o tres) lo tienes dominado.

En cuanto al autobús es recomendable siempre que no vayas con prisas y no tengas problemas con los atascos. Eso sí, ofrece un panorama diferente de Nueva York sin necesidad de montar en un autobús turístico. Admite la MetroCard.

Y recuerda que tanto el metro como el autobús funcionan 24/7 todos los días del año.

Traslados desde los aeropuertos de Nueva York

En la zona de Nueva York existen tres aeropuertos: La Guardia, para vuelos nacionales, al norte de Queens, el JFK al sur de Queens y el Newark en Nueva Jersey, siendo estos dos últimos internacionales.

Traslado desde el Aeropuerto de La Guardia:

Es el aeropuerto más cercano de Manhattan, a solo 14 kilómetros de Times Square, y también el más pequeño, estando especializado en vuelos nacionales, aunque también tiene conexiones con Canadá. Es curioso llegar a Nueva York desde La Guardia ya que no ofrece el aspecto mastodóntico de otros aeropuertos del mundo. Parece que has aterrizado en Arkansas, pero no.

Recomiendo el NYC Express Bus (antiguo NYC Airporter). Teniendo en cuenta que a La Guardia no llega el metro y el autobús de línea no es lo más aconsejable si vas cargado, este autobús especializado en traslados desde el aeropuerto es la mejor opción en relación servicio/precio. Los conductores suelen ser amables y te pueden hacer recomendaciones o acercarte al hotel… a cambio de una propina.

Traslado desde el Aeropuerto JFK:

Es el aeropuerto con más entradas de viajeros internacionales de Estados Unidos, así que ya te puedes imaginar… El JFK es lo que uno espera cuando llega a Nueva York: vorágine, control exhaustivo y turistas inexpertos como pollos sin cabeza.

Una vez superados los controles de inmigración —que puede llevar de unos minutos a varias horas, sobre todo si tienes un apellido sospechoso… o eres sospechoso— te recomendamos que busques el AirTrain, un sistema especial de tren que conecta con el metro, similar al que podemos encontrar en otras grandes ciudades. Muy aconsejable para ir acostumbrándote al transporte público neoyorquino.

JFK Airport. Fuente: Unsplash

Traslado desde el Aeropuerto de Newark:

Es el más alejado de Manhattan ya que ni siquiera se encuentra en el estado de Nueva York. Newark está en Jersey pero a solo 26 kilómetros del centro de la Gran Manzana. Tras los atentados del 11S se incorporó el término “libertad” a la denominación del aeropuerto.

Como en el JFK, existe la posibilidad de tomar el AirTrain, con la salvedad de que en este caso no conecta directamente con el metro sino con la Liberty Newark Airport Station. Desde esta última ya puedes tomar un tren en dirección Manhattan. Si no quieres tanto lío, siempre se puede tomar un taxi: así entrarás en Nueva York por la puerta grande… a cambio de un buen pellizco, propina incluida. La broma puede salir por unos $100.

Excursiones de un día desde Nueva York

Si es la primera vez que viajas a Nueva York difícilmente encontrarás hueco para una excursión de un día, pero la ciudad se halla en un enclave estupendo para conocer otras facetas del noreste de Estados Unidos. De hecho, puede ser mucho más enriquecedor acudir a un pueblo cercano a Nueva York que visitar el enésimo monumento en Manhattan.

Hoboken

En poco más de 20 minutos desde Manhattan —tomando el tren PATH— puedes plantarte en esta ciudad de Nueva Jersey de poco más de 50.000 habitantes. Aquí nació un tal Frank Sinatra y también es la ciudad de residencia del célebre grupo de música alternativa Yo La Tengo. ¿Qué ofrece Hoboken? Respirar aire fresco durante un día al otro lado del Río Hudson, pero siempre sin perder de vista el skyline de Manhattan que, desde los parques de Hoboken, ofrece extraordinarias panorámicas.

El skyline de Manhattan desde el otro lado del Hudson. Fuente: Unsplash

Bear Mountain State Park

Al noroeste de Nueva York, a una hora aproximada, el amante de la naturaleza podrá encontrar lo que busca en este parque: ideal para escapar del tumulto neoyorquino durante unas horas. El “problema” es que muchos neoyorquinos piensan lo mismo que tú, sobre todo en otoño, cuando los urbanitas se van al Bear Mountain Park en busca del lirismo de los paisajes teñidos de ocre. La Perkins Memorial Tower ofrece excelentes vistas de las tierras altas del Valle del Hudson.

Beacon

Un poco más al norte del Bear Mountain State Park, encontramos uno de los pueblos más pintorescos del Valle del Hudson. Escenario de numerosas películas románticas de sobremesa, Beacon encarna el espíritu entrañable y acogedor típico de los pueblos del noreste del país. Además, se ha convertido en un importante centro cultural gracias al Dia: Beacon, su famoso museo de arte contemporáneo.

Long Beach

Más allá de Coney Island encontramos esta larga playa de Long Island. Se encuentra a una hora aproximadamente saliendo desde Penn Station en Manhattan. Si el tiempo acompaña, es una delicia sumergirse en las aguas de Long Beach… aunque algunos bañistas denuncian que el agua está un poco fría: sí, es el Atlántico Norte. Así mismo, se cobra entrada por acceder al arenal, pero a cambio tenemos una playa limpia y con excelentes servicios. Puede ser, así mismo, una excusa para conocer los famosos Hamptons, en el extremo noreste de Long Island, donde muchos neoyorquinos tienen sus casas de veraneo.

Surfistas en Long Beach. Fuente: Unsplash

Filadelfia

Si dispones de tiempo suficiente y no te importa madrugar, Philly bien merece una visita. A poco más de una hora en tren de Nueva York, la capital de Pensilvania aporta un considerable contraste con la Gran Manzana. Con una historia más que relevante en la configuración de los Estados Unidos, Filadelfia está plagada de monumentos que ensalzan el pasado nacional. A menudo tachada de conflictiva, Filadelfia es también la cuna de Rocky Balboa: su estatua es otro de sus grandes —y bizarros— atractivos.