Ávila, ciudad Patrimonio de la Humanidad, es un interesante destino, siempre por descubrir, dado el importantísimo legado histórico y artístico que guarda tras sus murallas medievales magníficamente conservadas. Su espléndida catedral, una de las primeras muestras del gótico en España, los palacios renacentistas, las basílica y conventos… dan forman al bello casco antiguo de Ávila, por cuyas calles y plazoletas es un placer perderse.
También en él es fácil encontrar restaurantes y pequeñas tascas donde disfrutar de la gastronomía abulense. Descubre qué comer en Ávila con el ‘menú degustación’ que te presentamos y al que resulta imposible resistirse.
El chuletón de Ávila (y más)
Las carnes de calidad óptima ocupan un lugar destacado en la gastronomía de Ávila, especialmente su popular chuletón, una deliciosa pieza de carne de ternera de la raza autóctona avileña negra ibérica que es un verdadero manjar.
Aunque los hay de distintos tamaños, el chuletón suele tener un peso superior al medio kilo y es fácil que se acerque al kilo, por lo que, es perfecto para los más carnívoros de buen apetito y también una excelente opción para compartir entre comensales.
La calidad de esta carne hace que la manera ideal de prepararla sea simplemente a la brasa y en su punto (no demasiado hecha) para disfrutar de su delicada textura e inconfundible sabor.
Aunque el chuletón de Ávila es la pieza más conocida, hay otras opciones a la hora de degustar esta excelente carne. El solomillo o el entrecot son, también, una magnífica elección.
Si prefieres cordero o cochinillo, también puedes encontrarlos en muchos restaurantes de la ciudad y de toda la provincia. De hecho, en la localidad abulense de Arévalo no puedes dejar de probar el ‘tostón’ o cochinillo asado al horno, una verdadera delicia.
Patatas revolconas
En tapa, ración o como prefieras, las revolconas son toda una institución en Ávila a la que pocos pueden resistirse, sobre todo, durante el aperitivo.
Su elaboración es sencilla y el resultado muy sabroso. Se trata de patatas cocidas, machacadas con tenedor, para que queden como una especie de puré de patatas, y condimentadas con unos ajos fritos (opcional) y abundante pimentón dulce. Además, como toque final llevan unos torreznos dorados y bien crujientes y se aderezan con un poco de aceite en el que se han frito.Es un plato contundente de ahí que sea ideal como tapa, para tomarlo con moderación y ‘dejar hueco’ para el resto de las ricas propuestas gastronómicas que vas a descubrir en tu recorrido por Ávila.
Sopa castellana
La sopa castellana es un tradicional plato de cuchara que no es exclusivo de Ávila, sino que se cocina, con ciertas variaciones, en toda Castilla León, incluso en otras zonas de España.
En toda la provincia es una de las recetas básicas ideales para sobrellevar el frío del invierno y se trata de una sopa que, con pocos ingredientes y mínima elaboración, ofrece un intenso sabor.
La sopa castellana es similar a la sopa de ajos, pero, además, lleva huevo. Se hace tostando, en sartén, unos ajos y unas rebanadas o picatostes de pan duro con un poco de aceite, pimentón dulce y taquitos de jamón (hay quien también le pone chorizo).
Cuando ese rico sofrito está listo (sin que se queme el pimentón) se echa en una olla de agua bien caliente para darle un hervor suave. Para terminar, se cascan un par de huevos y se añaden a la olla para que, con un último hervor, cuajen y queden listos para tomar, mejor en cazuela de barro, bien caliente y con una ramita de perejil.
Judías de El Barco
Son sin duda otro de los platos estrella de la gastronomía de Ávila y su secreto está en los judiones procedentes de la bonita localidad de El Barco de Ávila, al suroeste de la provincia.
La receta parte de una materia prima de excelente calidad que se prepara y guisa con mucho ‘cariño’ y a fuego lento.
La judía blanca, que es de tamaño medio – grande (de ahí lo de judiones), va acompañada de distintos productos de chacinería que dan al plato aromas y sabores intensos.
Suelen llevar costilla y algo de panceta ambas adobadas y también chorizo oreado o ahumado. En algunos casos, las tradicionales morcillas forman parte de los ingredientes. Tras un paseo intenso descubriendo monasterios, palacios y rincones secretos de Ávila, unas judías de El Barco son una excelente idea para reponer fuerzas.
Cocido morañego
Siguiendo con las legumbres, el cocido es un guiso del que existen variedades casi en cualquier localidad de la geografía española y también Ávila tiene su propuesta, que se basa en un garbanzo muy especial.
Es el garbanzo morañego, que se cultiva en la fértil comarca de La Moraña en la zona norte de la provincia de Ávila y se caracteriza por tener un sabor suave y una agradable textura mantecosa.
Este garbanzo de calidad extra es el ingrediente clave del delicioso cocido morañego que lleva, además, distintas carnes y embutidos; morcillo de ternera, panceta de cerdo, chorizo… junto a verduras como el repollo. La olla de barro en la que se guisa y la cocción lenta hacen que el cocido quede exquisito.
Monda de Mombeltrán
Si en un restaurante de Ávila tienes en la carta Monda de Mombeltrán debes saber que se trata de una original propuesta, de la gastronomía de esta provincia, que también se conoce como tortilla de la Monda y que tiene su origen en la bonita localidad de Mombeltrán, en la comarca de Arenas de San Pedro, al sur.
Se trata de una especie de revuelto o tortilla a la que se agregan ricos productos de chacinería como picadillo de chorizo, taquitos de jamón, tiras de lomo de cerdo, salchichas…
Yemas de Santa Teresa
No es el único dulce típico de Ávila, pero sí el más conocido y del que hay que llevarse, sí o sí, una caja. Las yemas son pequeñas delicias y todo un homenaje a la Santa abulense cuyas huellas se palpan en cualquier recorrido por la ciudad.
A nivel culinario son una exquisitez elaborada básicamente con yema de huevo a la que se añade azúcar, limón y canela. Se les da forma de bola haciendo que queden ligeramente más consistentes en su exterior y absolutamente suaves y esponjosas por dentro. El resultado es un delicioso ‘capricho’ que se deshace en la boca y un motivo más para que descubrir Ávila siempre deje muy buen sabor de boca.
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