Son numerosos los pueblos marineros que merecen una visita en Asturias. De hecho, una ruta en coche por la costa de esta comunidad siempre es una delicia. Pero, entre todos ellos, hay uno que resulta parada obligada y en el que vale la pena detenerse con calma y tiempo.
Nos referimos a Puerto de Vega, un pueblo con pasado ballenero que enamora al viajero que lo conoce de tal forma que, si tiene oportunidad, siempre regresa. Te damos las claves para descubrirlo en cualquier estación del año, aunque si lo haces en verano puedes aprovechar también para disfrutar de las playas de su entorno.
Pueblo Ejemplar de Asturias
Puerto de Vega es tan bonito y pintoresco que no es de extrañar que en el año 1995 se la catalogara como Pueblo Ejemplar y que en 1998 fuera elegido como «el pueblo más bonito de Asturias». Localizado en la costa occidental de Asturias, en el concejo de Navia, su pasado todavía reluce entre sus callejuelas, casonas y casas de pescadores, claro ejemplo de la arquitectura civil asturiana.
El ambiente de este pueblo que no llega a los 2000 habitantes resulta muy acogedor y se llena especialmente de vida en primavera y verano. Cuando se llega por primera vez sorprende con sus casas hacia el mar, su pasado ballenero, su coqueto puerto y sus quintas indianas. Sin olvidarnos de esos bares y restaurantes con terrazas en los que es frecuente ese delicioso aroma de los mejores platos de pescado y marisco.
Puerto ballenero de Puerto de Vega
Lo más característico de Puerto de Vega, como no podía ser de otra forma, es su recogido y serpentino puerto, en el que se conservan sus antiguas almenas. Asómate al mirador del Baluarte, en el que se sitúan unos cañones del siglo XVIII, y admira el entorno desde uno de sus rincones más característicos. En la actualidad, la actividad de sus gentes sigue ligada al mar, por lo que verás pescadores faenar y también podrás conocer la industria pesquera y conservera de la zona. No olvides asistir a una jornada de venta de pescado en la lonja para empaparte de toda la esencia de esta tierra marinera.
Sin duda, el pasado de Puerto de Vega resulta muy atractivo, ya que fue uno de los puertos comerciales y balleneros más importantes del Cantábrico. Encontrarás símbolos y monumentos al respecto al recorrer cada uno de sus rincones: arpones, anclas y monumentos que evocan la vida de otros siglos atrás. Además, entre los siglos XVII y XIX fue puerto de cabotaje y albergó la primera aduana que se estableció en Asturias.
Mirador de La Riba
El mirador de La Riba se localiza sobre el puerto, donde también puedes recorrer el paseo del Baluarte. Además de ofrecer unas estupendas vistas panorámicas, en el mirador de La Riba podrás ver un par de grandes quijadas de 4 metros de longitud de ejemplares de ballenas de 30 toneladas, las cuales encuadran el texto del primer contrato ballenero. También podrás contemplar un cañón ballenero y su carga, fabricado en Noruega, y una recreación de la mesa de mareantes, que fue erigida en el año 1992.
Lo mejor es que después sigas el paseo que conduce a la capilla de la Atalaya, que permite contemplar el puerto en toda su amplitud. El templo se fundó por parte del Gremio de Marinería y Comercio, en torno al año 1605, y lo hicieron en honor a Nuestra Señora de la Atalaya.
Casco antiguo de Puerto de Vega
Aunque seguro que los pies te conducen al puerto tan pronto recales en este lugar, su casco antiguo también merece que lo recorras con calma. La antigua plaza de época medieval tiene ahora un nombre tan romántico como plaza de Cupido, en la que se encontraba la casa natal de Severo Ochoa Pérez, quien fue padre del Nobel de Medicina.
La que sí se conserva es la dieciochesca Casa de Cachán, así como la Casa de las columnas, de estilo toscano, y las casas natales de Juan Pérez Villamil (1754- 1824), y de Álvaro de Navia Osorio (1684- 1732). Aunque la más famosa de entre sus casas blasonadas es la Casona Trelles, en la que falleció Gaspar Melchor de Jovellanos en 1811. Asimismo, el antiguo edificio del Casino, con sus 500 metros cuadrados de planta también impresiona.
Entre la arquitectura religiosa puedes ver capillas e iglesias, entre las que destaca la iglesia de Santa Marina de Puerto de Vega, conocida como «la catedral del barroco rural del occidente de Asturias» y catalogada como Bien de Interés Histórico. Y es que en su interior guarda magníficos retablos barrocos y rococós, así como un órgano del siglo XVI, uno de los más antiguos que puedes encontrar en el norte de la península.
Casas de indianos de Puerto de Vega
Las casas o quintas indianas son otra de las características de Puerto de Vega. Se denomina así a las viviendas que se construyeron entre finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX por orden de aquellos emigrantes que habían hecho fortuna en las Américas y regresaban a su tierra natal o bien a pasar el verano o bien a establecerse de nuevo definitivamente. Por ese motivo, también se las conoce como las casas de americanos o casas de indianos.
Entre las que puedes contemplar destacan la Villa Hato Rey, que fue mandada construir por Severo Lanza, un emigrante en Puerto Rico que encargó los diseños al arquitecto Juan Corominas, la Casa de Policarpo, la Casa del Trémole y la Casa Ubaldo, estas dos últimas en la calle Párroco Penzol. Tampoco olvides admirar un imponente caserón en el puerto conocido popularmente como Las Tuerbas, del siglo XVIII, y la Casa de Ochoa, del tío del Nobel.
Si hay otra visita obligada es la que puedes realizar al Museo Etnográfico Juan Pérez Villamil. En este interesante museo se recrea la forma de vida marinera y campesina tradicional de la zona, y ya el edificio alberga interés, pues se encuentra en una antigua fábrica de salazones y conservas: «La Arenesca». De igual modo, podrás descubrir el Centro de Interpretación Historias del Mar, en el que se muestran las técnicas de pesca, la caza de ballenas y las tradiciones marineras, entre otros temas.
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