La tapa es uno de los símbolos definitivos de la gastronomía española. Exportada a buena parte del mundo, cada vez es más común tropezarse con un local de tapas en los lugares más insospechados del planeta: es normal, a todo el mundo le gusta comer, beber y hablar. Pero a pesar del considerable éxito internacional de la tapa, todavía se desconoce el origen concreto de este acto gastronómico: ¿por qué surgieron las famosas tapas españolas?
La historia de las tapas españolas: la denominación
La mayoría de las versiones acerca del origen de la tapa ponen su etimología en relación con el acto de ‘tapar’. Se dice, en este sentido, que desde antiguo existiría una costumbre asociada a tabernas, bares y locales de comidas: poner un alimento —generalmente jamón o queso— sobre la jarra o el vaso de bebida, normalmente vino. ¿Y por qué encima? La tradición afirma que el trozo de comida evitaría que entraran insectos o polvo en el vino y que este mantuviera su sabor el mayor tiempo posible. Tiene su sentido, ¿no?
No obstante, hay quien señala que esta tradicional explicación tiene un punto débil: si la tapa tapa el vino, ¿qué tapa la tapa? Y perdón por el trabalenguas. Los insectos o el polvo acabarían encima de la pieza de comida algo que tampoco sería agradable para el comensal.
Por otro lado, el término ‘tapa’ ha convivido desde hace muchos años con otro que hace referencia a un concepto muy similar: el pincho o pintxo, más habitual en el norte de España. Se trataría de una tapa que incluye un palillo para facilitar su manejo. Al contrario que la tapa tradicional que se acompaña gratis con la bebida, el pincho norteño es de pago o es el propio comensal el que lo coge directamente de la barra, donde suelen ponerse las bandejas de pinchos.
¿Y cuándo aparece el concepto ‘tapa’ en la literatura? En El Lazarillo de Tormes ya se tapaban bebidas con alimentos, pero no aparece la denominación ‘tapa’. Así mismo, en El Quijote o en algunas obras de Quevedo también tiene presencia el mismo concepto, pero con nombres diferentes: ‘llamativos’ en el caso de la obra de Cervantes, por ‘llamar’ a la sed, y ‘avisillos’ en el caso de Quevedo: aperitivo que ‘avisaba’ el plato principal que se comía después.
Lo cierto es que la Real Academia de la Lengua no tiene constancia de que la palabra ‘tapa’ haya aparecido en ningún recetario antes de los años treinta, señalando que se trata de un ‘andalucismo’, un término que surgiría en el sur de España y luego se exportaría el resto del país… y al mundo entero.
7 leyendas sobre el origen de las tapas españolas
Pese a que la palabra ‘tapa’ tenga menos de un siglo de vida en su sentido actual, las leyendas sobre su origen van mucho más atrás en el tiempo. A continuación, repasamos siete de los posibles orígenes míticos de la tapa española.
Alfonso X El Sabio y un decreto ‘antiborrachera’
Allá por el siglo XIII, Alfonso X El Sabio tuvo a bien poner en práctica un decreto para velar por la salud de la población: ordenó que los mesones de su reino sirvieran algo de comida acompañando el vino con el objetivo de ‘tapar’ el efecto del alcohol en los parroquianos. Al parecer, al rey le habían recetado previamente una copa de vino para tratar una dolencia y no viéndolo claro, decidió añadir un poco de comida… sintiéndose mucho mejor.
Los Reyes Católicos y las peleas de taberna
Aunque el acto social de beber y comer en bares tiene su lado positivo, desde luego que todo puede acabar como el rosario de la aurora. Un poco en la línea de lo que había ordenado Alfonso X, los Reyes Católicos también habrían decretado que los clientes debían acabarse la comida antes de empinar el codo de cara a que las subsiguientes discusiones no acabaran a mamporros antes de la cuenta… Estos monarcas/gobernantes nuestros siempre tan preocupados por la salud de sus súbditos.
En copa cerrada no entran moscas
Otra versión que tiene como protagonistas a los Reyes Católicos afirma que el término habría nacido en una taberna de San Fernando donde los monarcas hicieron parada: había tantas moscas en aquel tugurio que el rey pidió una loncha de algo para tapar el vino: “aquí tiene su tapa, majestad”. “Suena bien eso tabernero, vamos a patentarlo”. Y de San Fernando a Nueva York.
El descanso del guerrero
En la segunda mitad del siglo XVI, se usó el término francés étape castellanizado como tapa en el ámbito bélico: haría referencia al aprovisionamiento de los soldados en una marcha que durase más de un día. En este sentido, la tapa sería el lugar donde se realizaba dicho aprovisionamiento y ‘tapear’ sería la acción de recoger la comida, ingerirla y descansar brevemente.
La mano libre de los señoritos sevillanos
Tal y como pudo surgir la moderna hamburguesa, la tapa también pudo nacer por la necesidad de transportar la bebida y la comida con mayor comodidad: cuentan que los señoritos de los clubes privados de Sevilla salían a pedir bebidas en los colmaos de los alrededores colocando una loncha de embutido encima: así tenían una mano libre, ¿no?
El almuerzo de los labradores
Otra teoría afirma que el concepto tapa surgiría en el siglo XIX en relación al trabajo del campesino. A media mañana, el labrador haría un breve descanso en el que tomaría una copa de vino que acompañaría con algo de comida para facilitar la digestión.
Alfonso XIII y la arena gaditana
Llegamos al siglo XX y volvemos a Andalucía donde es más que probable que se cociera el origen de este aperitivo divino. Estaba Alfonso XIII de viaje por tierras gaditanas cuando decidió hacer parada en el mesón Ventorrillo del Chato (todavía ubicado en la playa homónima). Pidió un vino de Jerez y el mesonero, raudo y veloz, acudió con la copa y una pieza de jamón que colocó sobre la misma para evitar que le entrara arena de la playa arrastrada por el viento.
Sea un decreto de salud pública, un almuerzo a la sombra de una encina o un feliz hallazgo de un tabernero gaditano, lo cierto es que las tapas se han convertido en un emblema de la gastronomía española, una de nuestras costumbres más queridas.
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