Los parques de atracciones abandonados son en sí mismos una contradicción. Lugares destinados a la diversión ahora sumidos en la niebla del olvido y que se ven solitarios, oxidados, rotos y ganados por la vegetación o la basura, lo que no es el mejor paisaje que quieren contemplar nuestros ojos.
Pero si a este panorama desolador le sumamos las leyendas urbanas que se fueron construyendo a lo largo del tiempo y le agregamos el recuerdo de alguna película de terror que le echa leña a este fuego, estamos ante un conjunto que puede tornarse francamente aterrador. Por eso te proponemos un paseo por los parques de diversiones abandonados que pueden llegar a provocarte mucho miedo. ¿Te apuntas?
Gulliver’s Kingdom
A los pies del Monte Fuji, un lugar turístico por excelencia del Japón, funcionó entre 1997 y 2001 el Gulliver’s Kingdom. El complejo debió cerrar sus puertas por la constante merma de asistentes y por el mal manejo del banco inversor. Ahora, el gigante de más de 44 metros sigue atado al suelo, pero en vez de ser una opción para pasar un buen rato, se ve envuelto por un aura trágica.
El parque fue construido junto al Bosque Aokigahara, tristemente célebre por ser un sitio elegido por los suicidas y que según las creencias populares, está habitado por demonios. Además, se cree que allí -donde las brújulas pierden su norte- van a parar las almas de los que mueren de forma violenta.
Disney’s River Country
El primer parque acuático construido por Disney, en 1976, en la zona de la Florida (EE.UU.), tuvo un relativo éxito hasta que en 2005 cerró de manera definitiva y sin dar demasiadas explicaciones. Muchas pudieron ser las causas: era un complejo pequeño, los gustos fueron cambiando…
Pero también se trataba de un lugar peligroso. Las aguas eran muy profundas en ciertos tramos y dos personas se ahogaron. Aparte, una ameba que puede provocar la muerte de los nadadores suele encontrarse en esta zona. Lo cierto es que ya no dan ganas de deslizarse por el tobogán de agua, ahora fétida, y al lugar, día a día, lo va cubriendo la vegetación.
Holy Land U.S.A.
Inaugurado en 1957 en Waterbury, Connecticut, fue obra del abogado John Baptist Greco, que armó una organización de voluntarios para desarrollar una atracción que recreara distintos pasajes de la Biblia. En las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado tuvo su momento de apogeo, hasta que cerró en 1984 para ser remodelado. Pero con la muerte de Greco poco tiempo después, nada de esto ocurrió.
Aún en su época de esplendor, el parque resultaba bastante estrambótico, ya que para su construcción se emplearon materiales reciclados, incluso restos de electrodomésticos. A pesar de varios intentos de recuperarlo, que llegan hasta hoy, el lugar ha sido vencido por la maleza y el óxido. Sin embargo, mucha gente se continúa acercando para ver sus extrañas estructuras. Es más, en 2010 una adolescente de 16 años fue violada y asesinada en sus instalaciones.
Kejonuma Leisure Land
En 1979, en la prefectura de Miyagi (Japón) comenzó a funcionar la “tierra del ocio”. Tuvo su apogeo en la siguiente década, hasta que cerró en 2000 por motivos no del todo precisados, aunque los económicos siempre suelen primar. Ahora, sus estructuras oxidadas e invadidas por la vegetación le dan un aspecto tétrico, sobre todo por las noches.
Pero también se suma la creencia popular de que el parque fue construido sobre un lugar maldito. Es que en las afueras del complejo hay un estanque en el que habitaría el alma atormentada de una joven. Cuenta la leyenda que la mujer dio a luz a una serpiente que se deslizó en las aguas y comenzó a llamarla con gritos desesperados. La chica se sumergió en el estanque y se suicidó.
Blub Water Park
En el barrió berlinés de Neukölln (Alemania) funcionó -entre 1985 y 2005- este parque acuático que tuvo sus años de gloria en la última década del siglo XX. A pesar del monto invertido y sus interesantes atracciones, el lugar fue vencido por un enemigo imposible de superar: las ratas, que poco a poco fueron alejando al público y llevaron a la quiebra a Blub.
Hoy, sus ruinas de toboganes de agua, fuentes, canales y jardines son visitadas por los curiosos que se atreven a desafiar a los roedores y, de paso, dejan su marca en forma de innumerables graffitis.
Dadipark
Localizado en la región de Flandes Occidental (Bélgica), este parque funcionó en la segunda mitad del siglo pasado, quedándose paulatinamente sin visitantes. La gota que colmó el vaso llegó en 2000, cuando un niño perdió un brazo en uno de los juegos. El lugar fue cerrado dos años más tarde. Pese a sucesivas noticias de su reapertura, no volvió a abrir sus puertas. Hoy en día, el solo hecho de pensar lanzarse por alguno de sus toboganes y terminar sumergido en un bosque impenetrable da un poquito de escalofríos.
Expoland
Sin leyendas urbanas de por medio, este centro de diversiones situado en Suita (Osaka, Japón) fue signado por la tragedia tras 30 años de éxito. En 2007, uno de los coches de una montaña rusa descarriló y provocó la muerte de un joven y alrededor de una veintena de heridos. Aparentemente, el juego tenía un eje roto y poco mantenimiento.
El lugar cerró temporalmente para su revisión, pero al reabrir sus puertas ya nada fue lo mismo. La falta de público hizo que cerrara definitivamente en 2009. Y hoy aporta su imagen desolada a la de tantos parques de atracciones abandonados alrededor del mundo.
Chippewa Lake Park
Este sitio funcionó durante un siglo en los alrededores de Cleveland (EE.UU.). Fundado en 1878, fue famoso por sus múltipes atracciones hasta que en 1978 cerró y sus instalaciones fueron invadidas por la maleza. Luego, el lugar sufrió varios incendios y fue parcialmente demolido. Sus ruinas sobreviven hoy en una zona en la que seguramente no querrías andar solo. Sobre todo si corres el riesgo de toparte con una tumba sin nombre que, según se afirma, contiene los restos de uno de los propietarios del Chippewa.
Lake Shawnee Amusement Park
Si ya te generamos un poco -o bastante- miedo, esta es la fruta de postre. Se trata de un parque ubicado en unas sombrías montañas de Virginia Occidental (EE.UU.), que comenzó a funcionar en la década de los años 20 del siglo pasado. Pero el complejo parece que no pudo escapar de la maldición de haber sido construido en el mismo lugar donde tres niños fueron asesinados por guerreros shawnee en el siglo XVIII.
El padre de los pequeños logró cobrarse la vida de algunos de los atacantes. Y todas los fallecidos fueron enterrados en ese terreno. Muchos años después, con el parque en pleno funcionamiento, murieron varios niños en extrañas circunstancias. El complejo cerró en 1996, pero hoy en día entre sus estructuras esqueléticas se cuenta que se oyen risas de infantes, los columpios se mueven solos y hasta se ha visto el fantasma de una niña vagando con su vestido ensangrentado y todo.
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