Obnubilados por los grandes palacios de nuestra geografía, asociados generalmente a la monarquía o a la alta nobleza, solemos olvidar el patrimonio arquitectónico rural y popular, que incluye viviendas típicas de nuestra geografía como las masías, las casonas, los cortijos o los caseríos. A continuación, descubrimos las casas más representativas de España, nueve testimonios de la rica arquitectura residencial y tradicional asociada a nuestros pueblos.
Quinta Guadalupe (Colombres, Asturias)
A un paso de la frontera con Cantabria en el extremo del Oriente asturiano, visitamos la Quinta Guadalupe de Colombres, icono de la arquitectura indiana del norte peninsular. Tal es su fama que ha terminado por alojar el Museo de la Emigración y la Fundación Archivo de Indianos.
Edificaciones tan estupendas como la Quinta Guadalupe, con ese brillante azul celeste —aunque en origen fuese blanco— que refulge entre el verdor de la pradera y las indispensables palmeras, llevan al engaño a muchos sobre la (verdadera) historia de los indianos. Solo un puñado de ellos hizo fortuna al otro lado del Atlántico —y una buena parte de forma un tanto sospechosa— pero los que sí la hicieron no se olvidaron de recordar a sus antiguos vecinos el éxito que habían tenido haciendo las Américas.
En el caso de la Quinta Guadalupe, su protagonista fue Íñigo Noriega Lasso, uno de los terratenientes más relevantes del México de finales del XIX, amigo nada menos que de Porfirio Díaz, máxima figura política de México durante más de tres décadas. Noriega construyó esta deslumbrante casa de verano para su mujer Guadalupe que murió antes de verla terminada, razón por la cual nunca llegó a estar habitada por su constructor.
Cortijo de las Monjas (Periana, Málaga)
De una magnífica casa de verano que nunca llegó a cumplir su función a un cortijo andaluz, una de las tipologías arquitectónicas más representativas de esta región. En este caso, recurrimos al Cortijo de las Monjas, un conjunto que combinó en origen la función residencial y agrícola, tal como era tradición.
Los grandes latifundios andaluces eran gestionados desde los cortijos que eran entidades autosuficientes que daban cobijo tanto a los jornaleros como a los propietarios, así como el acomodo del ganado, el almacenamiento de la siembra y de los aperos agrícolas. Todo ello puede apreciarse en este Cortijo de las Monjas en la comarca de Alta Axarquía, edificado en el XVIII y restaurado recientemente para albergar un alojamiento rural.
Caserío Zabalaga (Hernani, Gipuzkoa)
“Un día soñé una utopía: encontrar un espacio donde pudieran descansar mis esculturas y la gente caminara entre ellas como por un bosque”. Algunos sueños se cumplen, porque Eduardo Chillida cuenta desde hace años con un museo en Hernani que alberga un buen número de sus esculturas… junto a un caserío típico vasco que el propio Chillida rehabilitó.
Cuando el escultor del Peine de los Vientos de Ondarreta o el Elogio del Horizonte de Gijón adquirió este caserío, estaba casi en ruinas: Chilida recuperó parte de su aspecto original como homenaje a la arquitectura popular tradicional de su tierra.
Casa de los Coroneles (La Oliva, Fuerteventura)
No se puede decir que esta construcción sea muy “modesta”, pero merece estar en nuestra lista por su originalidad y por su carácter emblemático, no solo en Fuerteventura, sino en toda Canarias. Su construcción se fecha en la segunda mitad del XVII destinada a vivienda oficial del coronelato, gobierno que ejerció Ginés de Cabrera Bethencourt durante esta etapa.
Pese a sus notables proporciones y al impresionante paisaje que la rodea —con la majestuosa montaña piramidal del Frontón tras ella—, la estructura de la Casa de los Coroneles está inspirada en el modelo de viviendas domésticas canarias, a la que se añadió torres almenadas para remarcar su carácter militar y representativo.
Masía Les Cols (Olot, Girona)
La masía es un emblema catalán, la construcción rural que caracterizó durante siglos los pueblos del noreste peninsular. Inspiradas, al igual que los cortijos, en las villas romanas, las masías originarias —que en algunos casos podrían retrotraerse al siglo IX o X— tenían por objetivo gestionar una explotación agraria y ganadera, de ahí su ubicación en entornos rurales de gran belleza natural.
Con el paso del tiempo, buena parte de estas masías han ido perdiendo los terrenos que las circuncaban, pero otras han corrido mejor suerte, como la masía Les Cols de Olot, originariamente del siglo XV, que fue rehabilitada por los premios Pritzker RCR Arquitectes para convertirla en eje del Restaurante y Hotel Les Cols.
Caserío Bengoetxe (Zabaloetxe, Vizcaya)
Seguimos por el norte y seguimos visitando restaurantes que han dado nueva vida a algunos de los mejores testimonios de arquitectura popular peninsular como el caso del Caserío Bengoetxe, actual Asador Sidrería Loiu.
Tras la guerra de bandos que generó una crisis agrícola en el XIV y el consecuente despoblamiento rural, surge los mayorazgos que permiten ceder legalmente las explotaciones agrícolas a la descendencia surgiendo una nueva tipología arquitectónica rural que vive su apogeo en el XVI: es el caserío, la construcción que gestiona una explotación agrícola en el País Vasco. El de Bengoetxe, datado en torno a 1525, es uno de sus exponentes más antiguos.
Alquería El Machistre (Alboraya, Valencia)
No podíamos perder la oportunidad de visitar una alquería en esta ruta por las casas más representativas de España. Y es que por estas tierras existen dos tipos de construcciones características que marcaron la venerable huerta valenciana: la barraca y la alquería. Si la barraca es una construcción más habitual del minifundio, la alquería es la casa de campo relacionada con la agricultura de regadío, cuyo origen está en las antiguas alquerías árabes, las fincas agrícolas que difundió este pueblo a su llegada a la península ibérica.
La alquería El Machistre, cuyo origen está en el siglo XV, vivió su esplendor en siglos posteriores, siendo actualmente la sede del Museo de la Horchata y la Chufa y uno de los grandes emblemas arquitectónicos de la huerta valenciana.
Cortijo del Fraile (Níjar, Almería)
Si hablamos de cortijo andaluces, no podemos olvidarnos del Cortijo del Fraile, entre Albaricoques y Rodalquilar, en pleno parque natural del Cabo de Gata. Aunque su estado de conservación es deficiente demandando desde hace tiempo un programa de rehabilitación —está en la Lista roja del Patrimonio español en peligro—, esta construcción sigue manteniendo intacto su encanto. Y es que no todos los cortijos pueden presumir de haber visto pegar unos tiros a Clint Eastwood y compañía en El bueno, el feo y el malo.
Pero es que, además, el Cortijo del Fraile no solo fue escenario de ficciones, sino de leyendas, como el crimen de Níjar que inspiró a Lorca para su famosa obra Bodas de Sangre. Lo dicho, un edificio legendario.
Casas de los Balcones (Santa Cruz de La Palma)
Y finalizamos este recorrido por las casas más representativas de España en la avenida Marítima de Santa Cruz de la Palma donde se encuentran varios ejemplares de la vivienda más entrañable de las Canarias: son el mejor conjunto de balcones saledizos conservados de las islas, ofreciendo una variedad de tipologías entre las que encontramos los balcones dobles de influencia portuguesa. Pintores y fotógrafos (e instagrammers) de toda condición acuden a esta avenida para inmortalizar esta joya de la arquitectura popular.
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