Cuando llegan los meses de otoño van cambiando los productos y colores en los mostradores de las fruterías en los mercados. Podría pensarse que con la llegada del frío las verduras, y sobre todo las frutas, pierden color y esplendor. Pero no es así. El otoño también es tiempo de fruta, y sobre todo es el tiempo del exquisito melocotón de Calanda.
Calanda, dentro del Bajo Aragón
Lo primero que hay que aclarar es que el melocotón de Calanda no solo se produce en este municipio de la provincia de Teruel. En realidad, los melocotoneros con este producto tan especial se hallan en gran parte de la zona del Bajo Aragón. En total, por 45 municipios distintos repartidos por la provincia turolense y también por las vecinas tierras de Zaragoza.
Tal vez esta zona del Bajo Aragón os suene un poquito y la relacionéis con su famosa Ruta del Tambor y el Bombo, una de las celebraciones de Semana Santa más peculiares de toda España. Al igual que los más cinéfilos pueden vincular inmediatamente el nombre de Calanda con su hijo más universal: el cineasta Luis Buñuel, el primer director español que logró ser premiado con un Oscar de Hollywood.
Tampoco hay que despreciar que por esta parte de la provincia se encuentran algunos de los pueblos más bonitos de Teruel. Y por si todo esto fuera poco para conocer este enclave aragonés, a continuación os vamos a dar otra razón. Saborear su producto más emblemático. Obviamente nos referimos al melocotón de Calanda.
Melocotón de Calanda, un producto con Denominación de Origen
El término más oficial para catalogar al melocotón de Calanda es el de un producto con Denominación de Origen Protegida Alimentaria. Pero para reducirla terminología hablaremos de Denominación de Origen. Por cierto, sabías que en este pueblo y toda esta zona turolense se dan más alimentos de primera categoría y con una calificación semejante.
Sí. En esta área geográfica también se produce el Aceite del Bajo Aragón, así como abundan las granjas porcinas donde tiene origen el Jamón y Paleta de Teruel. Así que sin duda alguna, el Bajo Aragón es uno de los enclaves predilectos para la producción de lo que se ha venido en llamar Alimentos Nobles de Aragón.
Unos melocotoneros distintos
Las diferencias que hay entre un melocotón de Calanda y otro que no lo es, comienzan ya en el campo donde se cultivan y sobre todo en cómo se miman por parte de los productores. No es tan sencillo como decir, se trata de un fruto de calidad excepcional, que sí lo es. Pero además hay que cuidarlo para que alcance todo su esplendor.
De ahí que una de las labores diferenciadoras sea el aclareo de los árboles. Un trabajo que elimina de los melocotoneros más o menos el 70% de sus frutos. Se reduce la cantidad de la producción, pero se aumenta su calidad, ya que cada melocotón de Calanda puede desarrollarse plenamente en la rama, sin tener que compartir nutrientes ni espacios con otros.
Además de eso, cada fruto se embolsa unos dos meses antes de ser cosechado. Uno a uno, cada melocotón de Calanda se embolsa en el árbol en su época de máximo desarrollo. Algo que garantiza su pureza, y que desde luego hace que no entre en contacto con agentes externos, como pueden ser los insectos, ni los productos fitosanitarios. Se les protege para que sigan su crecimiento de una forma tan segura como natural.
Contemplar un melocotón de Calanda
Dejar más o menos 20 centímetros de separación entre cada fruto hace que cada uno de ellos alcance un volumen considerable. Esa es una de las señas de identidad del melocotón de Calanda: su calibre. De hecho, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen estipula que para tener la etiqueta de calidad, cada fruto ha de tener como mínimo 7,3 cm. de diámetro.
El tamaño salta a la vista, pero además tiene otra característica visual que lo hace apetecible. Se trata de su color amarillo. O más bien su gama de tonos amarillos, que van desde los más cercanos al crema hasta el amarillo pajizo. Solo con verlos con ese tamaño, su colorido y su textura aterciopelada, uno ya empieza a salivar.
El sabor del melocotón de Calanda
Todas las cualidades anteriores son imprescindibles para poder lucir la etiqueta negra de la D.O.P. melocotón de Calanda. Pero aún existe otro baremo nada desdeñable. Su grado brix de dulzura. Debe poseer al menos 12 grados de esta escala. Con eso se garantiza el sabor característico y desde luego su inconfundible aroma.
Ahora ya solo queda acercarse a los mercados para distinguir el melocotón de Calanda entre su muestrario de frutas. Sin duda es toda una insignia en cualquier frutería de calidad que se precie. Y desde luego en los meses de otoño es uno de los productos frescos que no faltan en las más refinadas tiendas de delicatesen.
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