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Con un paisaje lleno de contrastes y más de 100 kilómetros de espléndida costa, recorrer, sin prisa, la provincia de Almería descubriendo algunos de sus pueblos más bellos y cargados de historia es, sin duda, un buen plan.

De la sierra de Gádor al Mediterráneo, la provincia andaluza del sureste de España sorprende tanto por sus localidades costeras, de esencia marinera, como por sus pueblos blancos de interior, que guardan su historia entre castillos y enigmáticas fortalezas. Entre parajes desérticos, fértiles huertas, sierras o playas, te proponemos descubrir algunos de los pueblos más bonitos de Almería.

Berja

Berja Plaza Ayuntamiento Ilfirin trabajo propio Wikimedia

No solo de Almería, sino de toda Andalucía y uno de los más bonitos de España. Berja es un municipio sorprendente situado en la baja Alpujarra almeriense, en un fértil valle a los pies de la sierra de Gádor.

El coqueto pueblo rebosa historia y encanto. Un paseo por sus calles sinuosas, salpicadas de antiguas fuentes y casas señoriales, resulta tan agradable como interesante. Además, no hay que perderse la bella Plaza Porticada (la única de estas características en toda Almería) y la iglesia de la Anunciación.

Como muestra de su espléndido pasado, vale la pena descubrir, a escasos tres kilómetros el centro, los restos de la que fuera la antigua alcazaba de Villavieja, para hacernos una idea del esplendor de la Berja musulmana.

Mojácar

Mojácar

La primera impresión del hermoso y blanco pueblo de Mojácar asciendo por un cerro en la costa levantina almeriense es una estampa que no se olvida. Del mismo modo, un recorrido por esta villa medieval de impronta árabe hace que, a los pocos minutos de perderte por sus calles, tengas claro que estás en uno de los pueblos más bonitos de Almería.

El turístico municipio es conocido por sus magníficas playas, pero a escasos kilómetros de la costa, las casas de Mojácar escalan por una de las colinas de la sierra de la Cabrera, que ya se acerca al mar, ofreciendo esa primera y bella imagen.

La villa es un conjunto de calles empinadas que forman un bonito laberinto donde el blanco de las fachadas contrasta con las flores que adornan ventanas y balcones.  Perderse por ellas implica empaparse de su ambiente, que posee una mezcla perfecta entre cultura, tradición y aire bohemios. La plaza del ayuntamiento, la puerta de la ciudad, vestigio de la antigua muralla, la iglesia de Santa María o la bonita plaza del Parterre son algunos de los rincones más bellos de Mójacar.

Níjar

Níjar, Almería de Rusty426 DepositPhotos

Níjar es el municipio almeriense más extenso y gran parte de su territorio se encuentra en el magnífico Parque Natural Cabo de Gata – Níjar. Agrupa 25 localidades y una de ellas es el propio pueblo de Níjar que se sitúa a los pies de la sierra de Alhamilla entre el desierto de Tabernes y el mar.

Níjar, famoso por su rica artesanía en la que destacan la alfarería y la elaboración de jarapas, guarda todo el encanto de una antigua villa de origen árabe, especialmente en los barrios de la Atalaya y del Portillo.

Nuevamente, es el contraste de colores lo que hace que recorrer las callejuelas de Níjar sea un verdadero placer. Fachadas blanca,s en la que destacan las coloridas puertas y ventanas, y por supuesto las flores, marcan el recorrido que lleva a la Plaza de la Glorieta, a la del Mercado o al punto más alto, la antigua construcción árabe de la Torre la de Atalaya, desde donde contemplar magníficas vista del entorno natural. En el paseo por las calles de aires andalusí, hay que incluir la visita a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVI y estilo mudéjar.

Vélez – Blanco

Vélez-Blanco
Vélez-Blanco

En la zona norte de la provincia de Almería, casi lindando con Murcia, se encuentra uno de los pueblos almerienses más bonitos, tanto por su entorno natural de agreste belleza, como por su trazado urbano muy bien conservado y que asciende hasta el inconfundible castillo que se alza altivo sobre el cerro, vigilando las casas blancas que parecen arroparle.

Todo el pueblo es un ejemplo de arquitectura tradicional y su encanto radica en dejarse llevar por las callejuela y plazoletas llenas de rincones donde hacer una pausa y contemplar el paisaje.

Casi cualquiera de ellas lleva al castillo renacentista, conocido como de Los Fajardo, un enclave monumental que no hay que dejar de visitar, aunque solo se conserve su imponente estructura externa (como curiosidad, su patio interior fue vendido en 1904 y está expuesto en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York).

Aliciente extra de visitar esta bonita localidad es acercarte a la Cueva de los Letreros, a escasa distancia, Monumento Natural, donde se encuentra el Indalo, la pintura rupestre símbolo de Almería.

Agua Amarga

Agua Amarga – Ziegler175 Wikimedia

En pleno corazón del Parque Natural de Cabo de Gata y formando parte, como pedanía, del municipio de Níjar, se encuentra este bonito pueblo almeriense, inmerso en un enclave excepcional. Se trata de una tradicional localidad marinera que ha sabido mantener su esencia pese al creciente turismo.

Agua Amarga mira de frente al Mediterráneo y cuenta con una buena playa de arena. Desde la línea de costa, las casas blancas van hacia el interior, siguiendo un trazado urbano sencillo que se ha ido expandiendo con algunas edificaciones en las faldas de los cerros cercanos. El colorido de las flores que adornan las viviendas y sus terrazas, el contraste entre el azul del mar y los agrestes acantilados y la tranquilidad que desprende el pueblo hacen de éste un lugar mágico.

Desde aquí puedes visitar algunas de las calas cercanas como la de Enmedio, un paraíso natural y también acercarte al antiguo domo volcánico de Mesa Roldán, donde verás también el faro.

Abrucena

Abrucena

Una evidencia más de que Almería es tierra de fuertes contrastes es dejar atrás las villas marineras y adentrarse en el interior de la provincia, donde se encuentran pueblos tan bonitos como Abrucena, a las faldas de la cara norte de Sierra Nevada, cerca ya de Granada. Abrucena es una localidad con encanto propio tanto por el paisaje serrano en el que se ubica, como por el patrimonio cultural y artístico que encierra.

Además de pasear por sus calles estrechas y coquetas plazoletas merece la pena visitar algunas de las ‘joyas’ que se conservan, como la iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación, con importantes obras de imaginería, las antiguas ruinas árabes de carácter defensivo conocidas como El Castillejo y la neobarroca ermita de San José.