Con más de mil años de historia, la gastronomía de Hungría no se comprendería en su totalidad sin la influencia de los magiares, un grupo étnico procedente de Europa del Este, ni las aportaciones de la cultura europea, asiática, turca, americana e incluso del Imperio austrohúngaro y los Cárpatos, pues de sus tierras provienen una gran parte de las recetas y los ingredientes que incluyen su platos.
Estos destacan por su gusto picante, pues la pimienta y el pimentón son un ingrediente indispensable en gran parte de ellos, y la riqueza de texturas y aromas. Muchos se han convertido en toda una institución de su gastronomía, y saborearlos es casi una tarea obligatoria para quienes están de visita y quieren adentrarse en la auténtica esencia de su cultura culinaria. Estos son los platos y dulces más tradicionales de la cocina húngara.
Gulash
Esta sopa es uno de los mejores ejemplos del influjo de la cocina magiar, que además es muy recurrente en las mesas húngaras, aunque también de Eslovenia, Europa central o los Balcanes. Quizás, el secreto de su popularidad estriba en el carácter humilde de los ingredientes que incluye, que son carne de vaca o cerdo, vegetales, patatas y pimentón, y en la facilidad de su elaboración. Sin duda, un plato que recoge los sabores más tradicionales y esenciales de Hungría, que encontrarás en cualquier carta de restaurante.
Lángos
Se presenta como una masa de pan frito, sobre la que pueden habitar el queso, la salsa de ajo o la local tejföl, que se hace a base de nata. En su origen, los húngaros lo degustaban en el desayuno, pero hoy es una de las especialidades estrella de los puestos callejeros, ideal para reponer fuerzas entre visita y visita, que, sin duda, te encantará.
Toltot káposta
Surgió hace muchos años como un modo de aprovechar las sobras, pero hoy es una de las más típicamente tradicionales de su gastronomía. Su pronunciación es de lo más complicado para el viajero español, pero no así su ingrediente principal, que es de lo más sencillo, y son las hojas de col o repollo cocidas. Pero no se presentan solas en el plato, sino rellenas de una suerte de ingredientes, siendo los más comunes la carne de res o de cerdo, el arroz cocido, la cebolla, el ajo y las especias, y acompañadas de salsa tejföl.
Lecsó
Este guiso es primo hermano de la rattouille o la peperonata de la cocina francesa y de nuestro pisto al tener como componentes principales los tomates, las cebollas, los pimientos y, por supuesto, el pimentón. Pero a diferencia de dichas elaboraciones, en las que se pochan los ingredientes con aceite de oliva, usan manteca de cerdo y una pizca de vino, que intensifica su gusto, aunque también incrementa el contenido calórico.
Pero no importa, ¡estás en Hungría! Se sirve acompañado de salchichas fritas o embutidos típicos de la región, y lo degustan indistintamente en solitario o como guarnición de carnes y pastas.
Rakott krumpli
Cuando lo presentan, es posible que más de uno tenga la sensación de que no ha movido un pie fuera de España, a juzgar por los ingredientes tan familiares que incluye, que son las patatas horneadas, las salchichas y los huevos fritos, los cuales se disponen en capas y se cubren con crema agria. Es una opción de lo más deliciosa si visitáis cualquier establecimiento tipo bufé.
Meglevesh
La traducción al español es sopa de guindas, ya que dicha fruta es, junto con la crema, el ingrediente principal. Proporciona un inédito sabor dulce, que bien podría incluir a este plato en el grupo de las elaboraciones reposteras. Pero no, los húngaros lo saborean de primer plato, frío y, sobre todo, en verano.
Los postres
La carta repostera húngara es también sumamente prolífica e incluye un amplio abanico de propuestas de lo más deliciosas, ante las que los más golosos caen rendidos sin mucha insistencia. Uno de los más tradicionales es la tarta Dobos, compuesta por nada menos que seis capas de bizcocho y chocolate, que además se bañan con caramelo.
A esta se suman la krémes, un milhojas muy alto relleno de vainilla; las rétes, que son masas rellenas de diversos ingredientes, siendo los más habituales las manzanas, las calabazas, las nueces y las guindas; y el kürtős kalács, hecho con una masa de levadura, canela y limón (a veces, incluyen almendras y nueces), cubierta de azúcar caramelizado, cuya silueta recuerda a una chimenea.
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