La historia del ferrocarril en España resulta, sin duda, fascinante y permite rememorar las posibilidades y nuevas oportunidades que el tren supuso para aquellas localidades a las que llegaba, incrementando, a su paso, el desarrollo en todos los ámbitos desde el industrial y comercial, hasta el cultural.
De aquellos trenes de vapor, pioneros en recorrer las primeras vías férreas que unían Barcelona – Mataró (1848) y Madrid – Aranjuez (1851), hemos pasado a la alta velocidad, pero aún es posible disfrutar del encanto de aquellos trayectos en los que las locomotoras humeantes tiraban de los vagones de madera en un suave traqueteo que, hoy en día, sigue siendo un placer experimentar.
Todavía es posible embarcarse en un particular viaje en el tiempo si decides subir a alguno de los trenes de vapor que aún funcionan en España, verdaderas joyas en forma de ferrocarril que invitan a disfrutar no solo del destino, sino también del recorrido.
Ferrocarril minero de Riotinto
El ferrocarril minero de Riotinto es un sorprendente viaje al pasado reciente de esta comarca de tradición minera, ya que, recorre parte de las antiguas vías que conectaban las explotaciones aquí ubicadas con el puerto de Huelva.Hoy en día, subir a este tren turístico es toda una experiencia que puede disfrutarse en el Parque Minero de Riotinto y una excelente manera de descubrir sus paisajes, tan bellos como extraños.
Ese paisaje, que parece guardar similitudes con la superficie marciana, es el resultado de la acción del hombre en el entorno natural, porque, durante siglos, de aquí se extrajeron importantes cantidades de valiosos minerales.
En la actualidad, esta cuenca minera milenaria es el Parque Minero de Riotinto que puedes descubrir viajando en el singular ferrocarril. El tren, en su recorrido, se sumerge de lleno en un paraje lleno de contrastes mientras sigue el curso del río Tinto con su color inigualable y se acerca a puntos clave de la antigua explotación.
El ferrocarril minero con tracción a vapor solo circula el primer domingo de mes entre noviembre y abril. El resto de los días lo hace con locomotora de tracción diesel. En sus vagones de madera del siglo XIX (reconstruidos) imaginar la vida y el trabajo en la antigua mina resulta sencillo.
La estación del ferrocarril se encuentra entre las poblaciones de Minas de Riotinto y Nerva y en la primera localidad no puedes dejar de visitar, además, el Museo Minero.
El tren de Urola
Con más de un siglo de historia, una de las míticas aurrerás que se encargaba de unir las localidades guipuzcoanas de Zumárraga y Zumaya vuelve a pitar y a soltar su chorro de vapor recorriendo de nuevo las vías que surcan el precioso valle del Urola, en pleno corazón de Euskadi.
El ferrocarril del Urola es uno de los pocos trenes a vapor que aun funciona en España y es ideal para vivir la experiencia de viajar en antiguos vagones de manera, algunos originales de 1925, a los que no les falta detalle, incluyendo las ventanas de apertura horizontal a las pequeñas explanadas exteriores o balconcillos (que recuerdan a los trenes del ‘lejano Oeste’)
El coqueto tren parte del Museo Vasco del Ferrocarril, que se encuentra en la bonita localidad de Azpeitia, situada en un entorno natural único, a los pies de las montañas de Izarraitz. Es uno de los museos ferroviarios más completos e importantes de Europa cuya visita no conviene perderse.
Ya en el tren, el recorrido, de aproximadamente 5 kilómetros, lleva hasta la estación de Lasao en un paseo que supone descubrir la belleza del frondoso valle por donde transita pausado el río Urola.
El paisaje vasco en todo su esplendor y un poco de historia sobre la evolución de la industria en Euskadi, hacen que el trayecto en este particular tren permita contemplar parajes naturales ‘de postal’ y entender la importancia de este medio de transporte en el desarrollo de la industria vasca.
El tren de Arganda
El popular tren de Arganda, que según el dicho ‘pita más que anda’ porque, se cuenta, que iba a tan escasa velocidad que los viajeros podían bajar y subir en marcha, es un ferrocarril histórico, de 1886, ideal para conocer parte del parque regional del Sureste, en la Comunidad de Madrid.
Recuperado por iniciativa de un grupo de amantes del mundo del tren que se encargan de su gestión a través de la asociación, sin ánimo de lucro, Centro de Iniciativas Ferroviarias Vapor Madrid (CIFVM), el tren volvió a pitar en el año 2001. Hoy, sigue recorriendo unos cuatro kilómetros de las antiguas vías por las que circulaba el tren de Tajuña partiendo de la estación de la Poveda, en Arganda, y llegando hasta el apeadero de Laguna del Campillo, en Rivas Vaciamadrid.
El trayecto en los antiguos vagones, acompañados por el personal que atiende a los viajeros vestidos con los uniformes de la época, es un verdadero placer. El tren viaja en el tiempo y también por el valle del Jarama, cruzando el río del mismo nombre gracias a un coqueto puente de hierro. Los antiguos carteles que pueden verse en el interior de los coches de madera no tienen desperdicio, desde el ‘prohibido escupir’, hasta el ‘se prohíbe la blasfemia y la palabra soez’.
El trayecto dura unos amenos 45 minutos y, además, vale la pena visitar el museo del Ferrocarril, en la propia estación de Arganda y la magnífica maqueta modular, de grandes dimensiones, que puede verse en una nave cercana (un tren lanzadera lleva hasta ella).
Tren minero de Utrillas
En este caso, es una legendaria locomotora de vapor Hulla, original de principios del siglo XX, la que se encarga de que el ferrocarril minero de Utrillas muestre a los viajeros los puntos clave de la antigua explotación y de su entorno, señalando, así, la importancia que tuvo la actividad minera en el desarrollo de esta comarca turolense.
En la actualidad y tras el cierre de las minas de carbón, hace más de medio siglo, la localidad ha sabido recuperar su patrimonio industrial y cultural creando el Parque Temático de la Minería.
Para conocerlo, nada mejor que subir al tren minero que recorre tres kilómetros de la antigua línea férrea que unía Utrillas con Zaragoza. Ahora, este tren a vapor pasa, sin prisas, por los enclaves esenciales de la que fuera una de las más importantes cuencas mineras de Aragón.
Parte del pozo de Santa Bárbara, cuyas instalaciones merece la pena descubrir para conocer algo más de la vida y el trabajo en la antigua mina y, en su camino, muestra el entorno natural modificado por la actividad humana. Para completar la visita, no hay que dejar de ir al museo de la Ciencia y la Arqueología Minera, situado en el núcleo urbano de Utrillas.
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