Cascos históricos medievales de aroma legendario, un litoral plagado de calas y playas inolvidables, una gastronomía que celebra lo mejor del Mediterráneo y un estilo de vida en el que los relojes se funden como en el cuadro de Dalí. Así es la Costa Brava, una de las joyas más brillantes de la costa peninsular que ha sido conquistada por el turismo internacional desde hace décadas.
Y aunque las calas y las playas de la Costa Brava sean su principal reclamo, en este territorio de algo más de 200 kilómetros de costa encontramos muchos pueblos deliciosos, unos más famosos, otro menos, unos más turísticos, otros más solitarios, pero todos ellos inspiradores. En la siguiente lista seleccionamos los pueblos más bonitos de la Costa Brava.
Begur
Begur es uno de esos pueblos que cambió para siempre en los años 50, una vez que fue ‘descubierto’ por el turismo internacional. Hollywood quedó prendado de la fisionomía de localidades como Begur y su entorno costero, con sus calas paradisiacas, tabernas detenidas en el tiempo y barcas de pescadoras amarradas a puerto. Aquí se rodó a finales de los 50 parte del metraje De repente, el último verano, una cinta que contaba en su elenco con Katherine Hepburn, Monty Clift y Elisabeth Taylor… casi nada.
Hoy Begur es uno de los pueblos más visitados de la Costa Brava. Y es que combina algunas playas increíbles como Illa Roja, Aiguablava, Fornells o Sa Tuna con un patrimonio cultural que hunde sus raíces hace más de 25 siglos, incluyendo su famoso castillo en el que se rodó aquella polémica escena protagonizada por Elisabeth Taylor.
Pals
Nos vamos al interior —pero sin alejarnos mucho de la costa, no os preocupéis— para descubrir uno de los pueblos medievales más fabulosos de Cataluña. Pasear por sus calles empedradas tras una buena jornada de playa es un placer único para el viajero. Su buen estado de conservación es fruto de un esfuerzo por recuperar un patrimonio desde los años 50 que ahora ya luce con todo su esplendor.
Una buena ruta por Pals debe terminar en el mirador de Josep Pla que ofrece unas vistas espectaculares de la llanura ampurdanesa. Y pese a que esta localidad también es una de las más frecuentadas por turistas, no podemos irnos de la Costa Brava sin disfrutarla, al menos una vez.
Tossa del Mar
“Un día de 1950, en Tossa cayó una estrella”. Y esa estrella se llamaba Ava Gardner. La historia de Tossa del Mar es la historia de la Costa Brava, un territorio virgen para el turismo que desde los años 50 pasó a ser uno de los mayores reclamos no solo de Cataluña, sino de toda España. Y Ava tuvo algo de culpa, claro.
Hoy, una estatua de la actriz recuerda su paso por Tossa del Mar para rodar Pandora y el holandés junto a James Mason. Que Ava Gardner sufriera un flechazo con España tras pasar un tiempo en esta localidad de la Costa Brava tiene toda la lógica. ¿Cómo no enamorarse de las vistas de su fortaleza medieval al borde del Mediterráneo?
Roses
Situado en la costa norte del Golfo homónimo al sur del Cabo de Creus, Roses es otro de los centros turísticos más importantes de la Costa Brava. Aquí podemos encontrar largas playas de arena fina y una infraestructura turística de primer nivel. Pero Roses también destaca por su origen antiguo, incluyendo restos arqueológicos con más de 5.000 años de historia.
Su ciudadela, una fortificación del siglo XVII que encerraba las primitivas ciudadelas de origen griego y romano, es otra visita imprescindible para conocer la historia milenaria de este territorio de la Costa Brava.
Madremanya
De uno los centros turísticos más importantes de la Costa Brava a uno de sus secretos mejor guardados. Madremanya es un pequeño pueblo de no más de 300 habitantes censados ubicado en la comarca del Gironés, entre la capital provincial y la costa.
Cuenta con un coqueto casco histórico en el que sobresalen las construcciones tardomedievales y renacentistas destacando especialmente la iglesia parroquial de San Esteve que domina el perfil del pueblo desde la lejanía. Pero lo más interesante de Madremanya es la tranquilidad de un pueblo todavía al margen de las rutas turísticas más populares.
L’Escala
Volvemos al Golfo de Rosas para disfrutar de otra localidad de inconfundible aroma mediterráneo que cuenta en su entorno con uno de los testimonios arqueológicos más importantes de la Península Ibérica: las ruinas de la ciudad grecorromana de Ampurias. Fundada a principios del siglo VI a.C. por comerciantes griegos, vivió una segunda época de florecimiento durante el Imperio Romano.
Actualmente, en el entorno de L’Escala-Empúries pueden disfrutarse de largos paseos por sus senderos, una visita al casco antiguo de la localidad y al Museo de Arqueológico de Cataluña y, por supuesto, las playas del entorno de la Bahía de Rosas, una de las grandes maravillas de la costa mediterránea.
Calella de Palafrugell
Perteneciente al municipio del Bajo Ampurdán, Calella de Palafrugell es otro de esos enclaves que no puede faltar en una selección de los pueblos más bonitos de la Costa Brava porque todavía mantiene ese punto de magia que tanto fascinó al turismo internacional desde la década de los años 50: románticas calas, casitas blancas encaramadas a la roca y barcas de pescadores amarradas al puerto. Uno de esos lugares en los que escapar durante una temporada del ruido, el vapor y la velocidad.
Cadaqués
Y nos despedimos de la Costa Brava en su localidad más internacional gracias, entre otros, al recuerdo de Salvador Dalí, el tótem del surrealismo que convirtió esta bella villa de pescadores en su campo base creativo. A Dalí le seguirían otros artistas como Buñuel, Duchamp o Picasso que situarían a Cadaqués como refugio artístico de fama internacional.
Ubicado en el Parc Natural del Cap de Creus, todavía hoy el acceso al pueblo requiere de una buena dosis de paciencia al volante. Efectivamente, no es fácil entrar en Cadaqués, pero aún es más difícil salir… ¿Quién querría volver a ningún sitio tras pasar unos días al borde del mar en uno de los pueblos más embrujadores de Cataluña?
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