Decía Sáenz de Oiza que no había nada más emocionante para un arquitecto que un paisaje de rascacielos. Y es que la sensación que tenemos cuando caminamos por uno de esos bosques de acero y cristal del centro de una megalópolis del siglo XXI es una mezcla de asombro, fascinación y energía desbordante: nos sentimos ínfimos, pero a la vez más despiertos que nunca. Los skylines sobrecogen, sugestionan e hipnotizan, nos certifican la portentosa capacidad del ser humano para superarse a sí mismo, para llegar siempre un poco más alto.
Aunque a menudo se ha sometido a crítica este tipo de urbanismo vertical, sobre todo en entornos naturales y protegidos, lo cierto es que buena parte del mundo ha encontrado en este tipo de arquitectura una solución a los problemas de superpoblación. Tal vez el futuro deba caminar en otro sentido para adaptarse a unos nuevos códigos que obligan a un mayor respeto tanto por el medio ambiente como por la dimensión humana. Pero mientras diseñamos esa ciudad del futuro, recogemos en esta lista los 10 skylines más espectaculares del mundo.
Hong Kong
No estamos seguros de que sea el skyline más bello del planeta, pero sí es uno de los más densos. En este sentido, la base de datos Emporis que realiza un ranking que valora el número y la altura de los edificios de las ciudades de todo el mundo —a más plantas, más puntos— sitúa a Hong Kong en el número 1.
Hablamos de casi 8.000 mil edificios —2.300 superan los 100 metros de altura— ubicados entre las montañas y las aguas que bañan el Victoria Harbour singularizando el perfil de esta megalópolis. Y es que los primeros urbanistas de Hong Kong tuvieron que sortear un problema al que ya se habían enfrentado con éxito otras ciudades al otro lado del Pacífico: crecer en altura debido a la falta de espacio, en este caso entre la penísula de Kowloon y la propia isla de Hong Kong.
Seúl
25 millones de personas viven en la zona metropolitana que engloba la capital surcoreana: más de la mitad de las personas que viven en España, para hacernos una idea. Así las cosas, en más de 600 kilómetros cuadrados se ubican más de 17.000 edificaciones.
Un skyline en el que empezó a dominar en los años 80 el dorado edificio 63 que fue durante años el rascacielos más alto fuera de Estados Unidos y que ha terminado por completar la Lotte World Tower, el quinto rascacielos más alto del mundo y una de las plataformas de observación más altas del planeta.
Moscú
A principios de los años 90, una vez finiquitado el periodo comunista, el gobierno ruso comenzó a trabajar en una City financiera al estilo occidental para Moscú. El resultado de aquella macro operación urbanística es uno de los skylines más (nuevos) y espectaculares que podemos ver actualmente en Europa destacando la famosa Evolution Tower con su estructura daliniana y la Torre de la Federación, el edificio más alto del complejo.
Singapur
Más de 7.500 edificios concentrados en algo más de 700 kilómetros cuadrados de superficie: Singapur ofrece una de las siluetas más abrumadoras de Asia lideradas por su más que famoso Marina Bay Sands. Pero, además de crecer en altura, Singapur se ha convertido en una de las ciudades más innovadoras del mundo a la hora de comenzar a oxigenar tanto acero y cristal con construcciones más amables: es el caso de los fascinantes Jardines de la Bahía. Sin duda, una de las ciudades más subyugantes del Sudeste Asiático.
Tokio
La capital de Japón ya no sabe hacia donde crecer: lo ha hecho hacia arriba completando una de las siluetas plateadas más impactantes del mundo, pero también hacia abajo, con casi una ciudad subterránea en torno a su metro. Y es que acoger a 35 millones de personas en la aglomeración urbana más poblada del planeta son palabras mayores. Pese a la controvertida idea de copiar la Torre Eiffel, el skyline de Tokio no solo deja sin palabras, sino que es prácticamente infinito.
Panamá
Nos vamos al continente americano que también sabe y mucho de skylines para destacar el de Ciudad de Panamá. El crecimiento de su centro financiero y de servicios al calor del desarrollo del Canal de Panamá supuso para esta ciudad una proliferación de grandes edificios a las orillas de la Bahía.
Desde principios de este siglo, una vez que se tomó el control del canal, se han multiplicado los rascacielos entre los que destaca el JW Marriott Panamá —antiguo Trump Ocean Club International Hotel and Tower— que con sus 284 metros es la cima del skyline panameño.
Shanghái
Es uno de los perfiles más reconocibles del mundo gracias a la Oriental Pearl Tower, icono del skyline de la ciudad china. Y es que Shanghái ha servido de referencia al resto del país a la hora de construir en altura, pese a que en los últimos años le ha salido mucha competencia interna… Con todo, sigue contando con el edificio más alto de China que alberga una de las plataforma de observación más altas del mundo: la Torre de Shanghái con sus 632 metros de altura.
Kuala Lumpur
Sus 2.200 edificios en 243 kilómetros cuadrados es una de las mayores concentraciones urbanas del mundo, contando con una de las siluetas más célebres gracias a sus Torres Petronas que fueron durante seis años a finales del siglo XX el edificio más alto del planeta. Aunque desde entonces ya ha sido superada por otros rascacielos, consiguió uno de sus objetivos: singularizar el perfil de la capital de Malasia.
Shenzhen
China lleva un par de décadas dando trabajo a la mitad de estudios de arquitectura del planeta. Son tantas ciudades las que quieren destacar su centro de negocios que el país asiático se ha convertido en el paraíso de la arquitectura contemporánea.
Un caso paradigmático es el de Shenzhen, antiguo pueblo de pescadores al norte de Hong Kong reconvertido en el ‘Silicon Valley chino’ en cuestión de años colocándose en el puesto número tres del ranking Emporis solo por detrás de Seúl y la propia Hong Kong: su Ping An Finance Center es el segundo edificio más alto del país y cuarto del mundo.
Nueva York
Pese que el reconocido como primer rascacielos del mundo se erigió en Chicago, Nueva York pronto recogió la herencia de la Escuela arquitectónica de la ciudad de Illinois para convertir Manhattan en el sueño de un amante de la arquitectura.
Pese a que la fiebre constructora a lo largo del siglo XX originó grandes problemas tanto sociales como medioambientales, a la postre la ciudad neoyorquina se convirtió en el ejemplo de cómo transformar una controvertida forma de urbanismo en un símbolo que inspiró a buena parte de las capitales del resto del planeta. Actualmente, Nueva York ya no lidera (casi) ninguna lista, pero la fascinación que despierta aún no ha sido superada.
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