La arena dorada nos pone en modo verano porque es la más habitual en el litoral español. Seguro que también conoces alguna playa de arena blanca o muy clara como Rodas en las Cíes o Ses Illetes en Formentera. ¿Y cómo olvidar las playas de arena negra de origen volcánico que abundan, por ejemplo, en las Canarias? Pero, ¿qué me dices de las playas de arena rosa? ¿Conoces alguna?
Desde luego que no son las más habituales en nuestro planeta, pero existen un puñado de playas de arena rosa (rosada o tirando a rosa) que son objetivo de fotógrafos, influencers y viajeros que buscan espectáculos únicos. Nos ponemos el bañador y desempolvamos nuestras cámaras para este viaje alrededor del mundo buscando las playas rosas más asombrosas.
Siete playas rosas alrededor del mundo
Pero antes de aterrizar en nuestra primera parada, necesitamos una explicación. ¿Por qué este singular color de la arena? Como sabemos, la arena es el conjunto de partículas desagregadas de las rocas del entorno que se acumulan en la orilla. El tono de esas rocas define el color de la arena.
Pues bien, en el caso de estas playas rosas, es el arrecife de coral el que se va rompiendo, erosionando y disgregando y se mezcla con los polvos de roca. Como el coral es generalmente rojo o rosado produce ese tono en la arena de las playas.
En otros casos, no obstante, como sucede en Bermudas, el tono rosa es debido a la erosión de carbonato de calcio que presenta el lecho marino en este territorio, el cual se mezcla con un tipo de alga. Y ahora que ya sabemos por qué estas playas tienen este color tan sugerente… ¡al agua patos!
Pantai Merah (Komodo, Indonesia)
Aunque pertenece al Cinturón de Fuego del Pacífico de origen volcánico, el tono de las arenas que circundan la isla de Komodo no es negra. Una paleta de colores suaves rodea toda la isla indonesia, hasta que llegamos a Pantai Merah donde se ubica una de las playas de arena rosa más famosas del mundo.
Cuando cae el sol es el momento ideal para apreciar el contraste entre el tono rosado de la playa y las montañas verdes y ocres, junto al azul del mar. Y como forma parte del Parque Nacional de Komodo, declarado Patrimonio de la Humanidad, esta playa nunca está abarrotada como un arenal mediterráneo. Pero eso sí, llegar hasta aquí es un poco más complicado… y no tiene chiringuito.
Pink Sand Beach (Barbuda)
La que sí tiene algún chiringuito en los alrededores es Pink Sand Beach en Barbuda, a un paso del ferry que conecta la isla caribeña con su hermana del sur que completa el nombre de este país: Antigua y Barbuda.
Con un siniestro pasado vinculado a los esclavos de la mano de la familia Codrington que alquilaron la isla a la Corona británica en la segunda mitad del XVII, 350 años más tarde, la capital de Barbuda sigue llevando el nombre de esta familia que fueron de los primeros occidentales en disfrutar de las arenas rosadas de Pink Sand Beach, no muy lejos de otra venerada playa caribeña: Princess Diana Beach, en este caso con arena blanca.
Spiaggia Rosa (Budelli, Cerdeña, Italia)
No hace falta irse al otro lado del mundo para disfrutar de la arena rosada. En el propio Mediterráneo podemos bañarnos en una de las playas rosas más famosas del planeta. En pleno parque nacional de La Maddalena, Spiaggia Rosa es una playa en la que se combinan los pequeños fragmentos de coral, conchas y esqueletos de molusco otorgando ese matiz tan sugerente que, dependiendo de la luz, la cámara (y el filtro) puede adquirir un tono rosa chicle o un dorado de toques rosados.
Sea como fuere, más allá de cumplir con al ritual de subir la instantánea a redes para ganarse un puñado de likes, la visita a esta playa merece la pena porque así conocerás Budelli, una pequeña isla del norte de Cerdeña perteneciente al archipiélago de la Maddalena que solo tenía un habitante hasta 2021, en la que Mauro Morandi, con 81 años, decidió abandonar este pequeño paraíso que durante un tiempo llegó a ser propiedad privada.
Rangiroa (Polinesia Francesa)
Nos liamos de nuevo la manta a la cabeza y nos vamos a muchos kilómetros del litoral español para conocer el atolón Rangiroa de las Tuamotu, a 350 kilómetros al noreste de Tahití. Cuentan que cuando dos neerlandeses llegaron aquí a principios del siglo XVII estuvieron cubiertos de moscas durante días y, por eso, la apodaron como isla de las moscas.
Pero el nombre que ha pervivido es uno mucho más poético, Rangiroa, o largo cielo. Y largo cielo y largas playas tendrás en este paraíso pacífico que cuenta con una lengua de arena que adopta tonos rosados en determinadas fases del día.
Pink Beach (Lombok, Indonesia)
Otra de las playas rosadas más perseguidas del mundo, aunque a muchos turistas les decepciona por la odisea que supone llegar hasta aquí. Pese a que Lombok es una isla cada vez más turistificada, determinadas zonas de la misma no tienen las infraestructuras a las que estamos acostumbrados a este lado del mundo.
Pero si te lo tomas como una aventura, bien merece la pena recorrer en scooter el camino que lleva a esta playa alejada de todo y en la que encontrarás pocos turistas… si es que encuentras alguno aparte de ti.
Horseshoe Bay (Bermudas)
Otro lugar alejado de todo, aunque mucho más preparado para el turismo masivo. Y es que las islas Bermudas están muy lejos del continente americano, a nada menos que 1000 kilómetros del cabo Hatteras en Carolina del Norte y a más de 1700 de Miami.
Pero esa lejanía del continente convierte este destino en sugerente para aquellos que buscan algo diferente y aislado que, además, cuenta con tesoros como Horseshoe Bay, otra playa rosada, sobre todo en su orilla, en la que se acumulan conchas marinas, residuos coralinos y, quién sabe, hasta restos de los naufragios de uno de los lugares más misteriosos del Atlántico.
Elafonisi Beach (Creta, Grecia)
Y cerramos esta vie en rose en la que tal vez sea la playa rosada más visitada del mundo, por su facilidad de acceso con respecto a otras de las citadas anteriormente. El lado negativo es que parte de la playa está plagada de tumbonas, incluso en la propia orilla del mar, lo cual puede enervar a más de uno. Pero, en el lado positivo, tenemos una de esas postales inolvidables, sobre todo cuando cae el sol, y los diferentes tonos de este entorno refulgen en todo su esplendor.
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