10.000 kilómetros de costa, más Banderas Azules que ningún otro país del mundo, varias de las playas más famosas de Europa, dos archipiélagos que son la envidia del continente y una considerable variedad medioambiental que convierten la costa española en una joya de la naturaleza. Pero en las últimas décadas, especialmente tras el boom turístico de los años 60, esta joya natural ha sido contaminada por la fiebre constructiva —y la especulación asociada a ella— que ha roto su frágil equilibrio medioambiental y alterado su perfil y su estética.
Desde Galicia al País Vasco, desde la Costa Brava a Murcia, y de Huelva a las Canarias, todas las regiones costeras españolas se han visto afectadas en mayor o menor medida por construcciones urbanísticas que, a menudo, no han respetado la Ley de Costas en connivencia con los gobiernos de turno. En la siguiente lista repasamos algunas de las mayores aberraciones urbanísticas de la costa española.
Hotel El Algarrobico (Carboneras, Almería)
Convertido en símbolo del desastre urbanístico de la costa española, el Hotel Algarrobico sigue en pie después de casi 15 años de denuncias que llevaron a paralizar la construcción de forma cautelar. Pese a que el Algarrobico comenzó a edificarse en el año 2003 contraviniendo la norma de servidumbre de protección de 100 metros que marca la Ley de Costas, su licencia fue obtenida en los años 80 cuando este territorio aún no estaba protegido como parte del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, lo cual ha sido el origen de un galimatías judicial que a día de hoy aún sigue dando coletazos.
Mientras tanto, diversas entidades, capitaneadas por Greenpeace, mantienen la presión sobre el Ayuntamiento de Carboneras y la Junta de Andalucía para acometer la prometida demolición que no termina de llegar. En el vecino pueblo de Carboneras, sin embargo, tienen otra opinión considerando que el derribo del hotel sería un sinsentido una vez construido.
El fantasma del Algarrobico ha vuelto a la zona de Cabo de Gata al conocerse la intención de rehabilitar el Cortijo Chiqueras que se sitúa en frente de la playa de Genoveses para convertirlo en un hotel alterando una zona que, además de protegida, ofrece un entorno virgen y libre de cemento en dos de las playas más bellas de Almería: la propia Genoveses y la vecina Mónsul.
Riu Oliva Beach (Dunas de Corralejo, Fuerteventura)
Otro de los grandes símbolos de la agresión urbanística en las costas españolas. El hotel se construyó en los años 70 recibiendo una concesión para otros 30 años en 1992 cuando ya había entrado en vigor la Ley de Costas que prohibía urbanizar a menos de 100 metros de la costa. Repudiado por Fernando Higueras, arquitecto que diseñó los planos iniciales, argumentó en contra del proyecto definitivo que le sobraban al menos seis plantas. Higueras aseguró que su intención original era construir un edificio casi transparente enterrándolo parcialmente siguiendo algunas ideas compartidas con su amigo César Manrique.
Varios polémicos acuerdos con distintos gobiernos —incluyendo la cesión de la vecina isla de Lobos al Estado a cambio de una nueva prórroga— mantienen al Oliva Beach en su ubicación actual pese a algunos proyectos para reconstruir el hotel en unos terrenos más alejados de la costa. En este sentido, el gobierno canario y el propio municipio de La Oliva se oponen a su derribo por los puestos de trabajo que genera entre sus vecinos.
De la desembocadura del Llobregat a Castelldefels (Cataluña)
En el ranking de destrucción costera que elabora Greenpeace, Cataluña aparece como la comunidad autónoma más perjudicada. Según este informe, más de un 25% de la costa catalana esta degradada superando en un 3% a la Comunidad Valenciana y en un 10% a Andalucía, las dos comunidades que la siguen.
En este sentido, llaman la atención los casi 20 kilómetros de playas cercadas por urbanizaciones que se extienden desde la desembocadura del río Llobregat hasta la localidad de Castelldefels.
El ‘muro de cemento’ de San Lorenzo (Gijón, Asturias)
Gijón es una ciudad de contrastes en la que se combinan entrañables barrios pesqueros con mamotretos arquitectónicos de dudoso gusto. El desarrollismo de los años 60 que cambió la cara de la ciudad asturiana tuvo uno de sus efectos más controvertidos en la fachada marítima de la Playa San Lorenzo.
Sin ningún tipo de orden ni concierto, las promotoras construyeron edificios que sobrepasaron las alturas recomendadas teniendo en cuenta la cercanía de la playa. Si a eso sumamos el tráfico rodado en la avenida que discurre paralela al arenal tenemos un clásico de las playas urbanas en España del que tampoco escapa el norte peninsular: ruido, contaminación… y sombra donde debería brillar el sol.
Desde hace unos años, el Ayuntamiento de Gijón ha puesto en marcha diferentes proyectos para dotar a este espacio de una renovada calidad urbanística y ambiental incluyendo la rehabilitación de la fachada del muro buscando una mayor uniformidad, además de su ansiada peatonalización a través del probable soterramiento de las vías de tráfico de vehículos.
Hotel Médano (Granadilla, Tenerife)
Caso curioso el de este hotel que ha pasado de la sentencia de derribo a luchar por ser declarado un bien protegido demostrando la ambigüedad y complejidad que, en muchos casos, tiene la valoración del patrimonio arquitectónico de la costa española. El Hotel Médano en Granadilla de Abona en Tenerife se ejecutó en 1962 con una buena parte del edificio encima del mar. Una sentencia del Tribunal Supremo de 2010 reclamaba el derribo del edificio declarando la caducidad de la concesión otorgada en los años 60 para “ocupar terrenos ubicados en el dominio público marítimo terrestre con destino a la construcción de una terraza y solarium sobre pilares”.
Cinco años después, la propiedad del hotel seguía litigando para impedir el derribo asegurando que la sentencia solo se refería a la terraza y no a todo el edificio. Finalmente, en 2017, una iniciativa del Ayuntamiento contando con el apoyo de varios arquitectos, trataba de proteger el edifico como “símbolo de Granadilla de Abona” asegurando que el edificio cumple los requisitos para ser protegido como Patrimonio Arquitectónico del municipio.
La Manga del Mar Menor (Murcia)
En la última Cumbre del Clima de Madrid se referían a la Manga como “la película de terror del futuro del Mediterráneo”, sin duda el ejemplo más grotesco de lo que pueden lograr la especulación inmobiliaria, la falta de regulación agrícola e industrial, el turismo más salvaje, la corrupción política y la negligencia ciudadana cuando se juntan para esquilmar un territorio.
Lo que en su día fue uno de los más bellos tesoros naturales de la costa española convertido en mar muerto y ruina constructiva, un ‘ecocidio’ que ejemplifica mejor que ningún otro que algo hemos hecho muy mal en España en la gestión urbanística y medioambiental de nuestras costas.
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