El Canal de Panamá es uno de los canales de navegación más importantes del mundo. Se encuentra ubicado en el Istmo de Panamá. En la división entre el Mar Caribe y el Océano Pacífico y supone una de las mejores maneras de acortar tiempos en navegación. Su inauguración tuvo lugar el 15 de agosto de 1914. Y desde entonces está considerado como una de las obras de ingeniería más importantes del mundo. Uno de esos lugares excepcionales que merecen la pena ser visitados. ¿Quieres conocer más sobre su historia?
El origen del Canal de Panamá
El origen del Canal de Panamá lo podemos encontrar ya en la ruta marcada por los antiguos pobladores de la zona. Pues estos, mucho antes de la llegada de los españoles, ya conocían las posibilidades que el istmo presentaba para acortar distancias. Pero serán los españoles lo que vean en él una excelente manera de poder llegar a Perú evitando el peligroso Cabo de Hornos. Una ruta de podía suponer una enorme vía de paso en medio de los territorios conquistados.
Será, sobre todo, desde 1515 cuando se intensifique su paso. Si bien, incluía una parte por vía terrestre y ello, hacía más dificultoso el viaje. Pues las mercancías tenías que cambiar varias veces de medio de transporte. Esta primera ruta será conocida como Camino Real de Nombre de Dios, pues atravesaba el istmo desde el golfo de Panamá hasta la ciudad de Nombre de Dios. Una ruta que si bien era viable, no acababa de convencer a los españoles. Por lo que constantemente estaban en busca de otras alternativas.
Pocos años después, Magallanes encontró un paso diferente. El hoy conocido como estrecho de Magallanes. Pero las dificultades de paso con las que se encontró, hicieron necesario buscar una nueva ruta. Es entonces cuando Carlos V sugiere abrir un canal en el istmo de Panamá. Pues gracias a él, los barcos cargados de oro y riquezas de Perú, podrían pasar con mayor facilidad y brevedad.
Así, y con la ayuda de Gaspar de Espinosa, se comenzó a construir una nueva ruta que unía Panamá con el poblado de Cruces, a orillas del río Chagres. Y desde allí, la carga se transportaría por el río hasta el mar Caribe. Pero para ello, las cargas se llevaban al almacén real, que a partir de 1597 se situó en la ciudad de Portobelo. Allí, durante dos siglos se estuvo celebrando uno de los mercados más importantes del mundo.
Un mercado en el que se realizaban intercambios de productos traídos desde Europa y desde el Virreinato de Perú. Pero esta ruta seguía contando con el inconveniente de que seguía habiendo una parte terrestre. La necesidad de construir una ruta completamente por agua continuó ahí. Al igual que los cientos de proyectos e intentos pero ninguno llegó a buen puerto.
El Tratado Hay-Bunau Varilla, el hecho decisivo
El siglo XIX comenzó sin que se hubiese olvidado la necesidad de este Canal de Panamá. Y tras el viaje de Alexander von Humboldt se volvió a intensificar el deseo de abrir esta vía marítima. Así, Fernando de Lesseps, ingeniero de origen francés presentó una propuesta de excavación. Éste ya contaba con experiencia previa, pues gracias a su proyecto de ingeniería se había abierto el Canal de Suez en Egipto. Pero la falta de decisión política y las dificultades técnicas provocaron que los diferentes intentos se abandonaran.
Por fin, a inicios del siglo XX, ocurre un hecho que será de vital importancia para llevar a cabo esta colosal obra de ingeniería: La independencia de Panamá de Colombia. Y es que durante mucho tiempo, Panamá había pertenecido a Colombia. Y, pese a los deseos de la élite panameña de que se realizase el Canal, el Gobierno Colombiano era reticente a ello. Así Bunau-Varilla, quien había participado en el intento de abrir el Canal de Panamá por Lesseps, viajó a Estados Unidos.
La intención era convencer al Senado de las grandes posibilidades que la apertura de este canal tenía. Y lo consiguió. De esta manera, volvió a Panamá con el respaldo de EE.UU. e instigó a la oligarquía panameña para que se levantara. Así es como tras la independencia de Panamá, Estados Unidos se apresura a firmar con ellos un tratado de explotación. Dicho tratado consistía en que EE.UU. financiaba la construcción del canal a cambio de la cesión de los territorios y de los derechos de explotación.
La construcción del Canal de Panamá
Con todo lo concerniente a la política resuelto. Y la parte económica solventada. Las obras del Canal de Panamá podían comenzar. Así en 1904 John F. Stevens trazó un nuevo proyecto que cubría la distancia de 82 kilómetros. Pero esta vez las obras se realizarían sobre el nivel del mar. Un proyecto gracias al que en tan solo 10 horas se puede cruzar de un océano a otro.
Y es que está compuesto por una serie de lagos artificiales que se van cerrando por medio de esclusas. Éstas tienen un peso medio de 750 toneladas y dependiendo de la zona una altura u otra. Contando la más alta con una altura de 18 metros. Su construcción fue una tarea ardua llena de inconvenientes, enfermedades, desplazamientos de tierra, etc. Que se inauguró por el Buque Ancón en 1914.
Desde entonces es una de las vías más utilizadas. Principalmente por Estados Unidos y China. Y desde 1999 gracias al Tratado Torrijos-Carter, se encuentra en manos del Gobierno de Panamá.
Visitar el Canal de Panamá
Desde luego la mejor manera de conocer la historia de un lugar, es visitarlo. Y en el caso del Canal de Panamá es posible. Un canal que cuenta con múltiples sitios que visitar, varios centros de visitantes, infraestructuras, edificios, salas de cine, y un largo etcétera. Para llegar hasta él puedes optar por contratar algún tour. Puedes optar por visitar el Centro de Visitantes Miraflores. O el Centro de Visitantes Agua Clara, junto al Océano Atlántico.
Podrás disfrutar no solo de salas interactivas, museos, monumentos y del increíble espacio en el que se ubica el canal. Sino también del ingenioso mecanismo por el cual se elevan los barcos para que vayan pasando por cada una de las esclusas. Y de restaurantes, tiendas de souvenirs, etc. Un lugar, sin duda impresionante en todos los sentidos. Y una experiencia que debes vivir en Panamá.
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