Procedente de una estirpe de exploradores y caudillos vikingos, la vida de Leif Erikson estuvo marcada por sus epopeyas marítimas narradas y mitificadas posteriormente por las sagas nórdicas.
La arqueología, la historia y el estudio de dichas fuentes literarias nos presenta a Leif Erikson —apodado El Afortunado— como uno de los primeros viajeros occidentales en pisar el continente americano. A continuación, viajamos mil años atrás en el tiempo para conocer la figura de uno de los exploradores nórdicos más relevantes de la historia.
Leif Erikson, hijo de Erik el Rojo
Una estatua de Leif Erikson diseñada por Alexander Stirling Calder y regalada por Estados Unidos para conmemorar el primer milenio del Parlamento islandés —Thingvellir, el considerado primer parlamento de la historia— se ubica al lado de la Hallgrímskirkja en Reikiavik. Es una forma de rendir homenaje a uno de los grandes héroes de Islandia, isla nórdica que había sido colonizada por vikingos desde mediados del siglo IX.
Pero, salvo que la arqueología presente un testimonio incontrovertible que asocie los asentamientos nórdicos en América del Norte de forma indudable con Leif Erikson, el estudio de las fuentes tan solo puede insinuar que este explorador islandés fue uno de los primeros occidentales en pisar el continente americano.
Y decimos “occidental” porque existen investigaciones que señalan que viajeros chinos podrían haber llegado a América 1500 años antes que Erikson y 2000 antes que Colón. No olvidemos, por otro lado, que también se pone en duda que los primeros colonos en la Polinesia sean viajeros orientales.
Sea como fuere, nuestro protagonista llevaba el gen explorador en la sangre. No en vano, era nieto de Thorvald Asvaldsson, caudillo vikingo de Noruega que se vio obligado a exiliarse en torno al 960 durante el reinado de Harald I de Noruega, tras ser acusado de asesinato.
Asvaldsson, acompañado de su joven hijo de unos 10 años Erik Thordvaldsson, huyó camino de Islandia a donde iban a parar todo tipo de aventureros, iluminados y algún que otro prófugo como él.
Ya consagrado como uno de los líderes de la joven Islandia, Erik el Rojo fundó el primer asentamiento vikingo en Groenlandia en torno al 986, atribuyéndole también el inicio de su posterior cristianización, religión que fue abrazada por Islandia —sin rechazar el paganismo— como fórmula de cohesión nacional para evitar una guerra civil que parecía inminente.
Acompañando a su padre, el joven Leif se curtió en diversos viajes que le convirtieron en un navegante experto e intrépido. Tan solo 14 años después de que su padre fundará un asentamiento en la Tierra Verde, Leif se embarcó en otro viaje que quedaría en los anales de la historia.
Tras los pasos de Bjarni Herjólfsson
Existen dos sagas que hacen referencia a Leif Erikson. Las sagas islandesas son relatos que mezclan narraciones históricas y míticas escritas en torno al XIII y XIV y que hacen referencia a los hechos acaecidos en Islandia en los siglos X y XI.
En la primera de las sagas que hace referencia a Leif, conocida como de Erik el Rojo, se describe como su hijo habría llegado “sin querer” a América tras perder el rumbo en su viaje a Groenlandia. Su objetivo final, según narra el relato, era difundir el cristianismo en esa tierra, religión que, como mencionamos, había sido aceptada por los islandeses en esta época.
Por su parte, la conocida como Saga de los groenlandeses, redactada a lo largo del siglo XIII, cuenta como Bjarni Herjólfsson, un explorador islandés contemporáneo de Erik y Leif, inició la búsqueda de su padre que había viajado a Groenlandia en compañía de Erik el Rojo.
Navegando siempre hacia el oeste, único dato que tenía la ruta que debía seguir, el barco de Bjarni navegó a la deriva durante días debido los fuertes vientos del norte. Cuando la tormenta amainó, el explorador avistó una tierra que “no podía ser Groenlandia”, con colinas poco elevadas y árboles —tal vez las tierras de Terranova y Labrador, en la actual Canadá—, los cuales no existían en Tierra Verde. Pero Bjarni consideró inútil desembarcar ya que su objetivo eran encontrar a su padre.
Pero el relato de Bjarni impacto en otros navegantes como Leif que pretendieron alcanzar esas tierras arboladas de suaves colinas. Según afirma la Saga de los groenlandeses, Leif viajó de forma deliberada hacia el oeste para encontrar esa tierra ignota poniendo finalmente pie en el continente americano.
Siguiendo el relato mítico de la Saga, Leif habría llegado a Hellulland, una tierra al norte de Labrador, y Belle Isle, una pequeña isla actualmente deshabitada en el estrecho homónimo que separa la península de Labrador de Terranova, para por fin desembarcar en la mítica Vinland, o Tierra del Vino, llamada así por la abundancia de vides.
Leifsbudir, el asentamiento de Leif en América
Y es aquí cuando el relato mítico se ha de combinar con los resultados de las investigaciones arqueológicas. En 1960, el investigador noruego Helge Ingstad y su mujer, la arqueóloga Anne Stine Ingstad, encontraron unas elevaciones cubiertas de hierba en la punta septentrional de la isla de Terranova.
Identificadas en primer lugar como construcciones aborígenes, tras una serie de estudios e investigaciones se abrió la puerta a su posible asociación con los míticos viajes trasatlánticos de Leif Erikson.
Formado por al menos 8 edificios entre los que se encuentran tres viviendas, una forja, tres almacenes y un aserradero que pudo abastecer a un astillero, en el entorno se han llegado a documentar un centenar de objetos de manufactura típicamente vikinga entre los que destacan varios instrumentos de costura, lo que indicaría la presencia de mujeres en dicho asentamiento: en total, pudo dar cobijo a unas 150 personas.
Según indican algunos investigadores, el asentamiento no fue permanente ya que no se han encontrado hallazgos de enterramientos, corrales para animales o vestigios de actividades agrícolas.
Más recientemente, una investigación liderada por Margot Kuitems de la Universidad de Groningen en los Países Bajos, titulada elocuentemente Evidencia de la presencia europea en las Américas en el año 1021 d.C. y publicada en la revista Nature, ha estudiado el asentamiento conocido como L’Anse aux Meadows con pruebas de carbono 14 que lo datan en el mencionado 1021, un año después de la posible muerte de Leif Erikson.
Para Margot Kuitems y su equipo, esta nueva investigación establece “un marcador para el conocimiento europeo de las Américas y representa el primer punto conocido en el que los humanos rodearon el globo, además de proporcionar un punto de enlace definitivo para futuras investigaciones sobre las consecuencias iniciales de la actividad transatlántica, como la transferencia de conocimiento y el posible intercambio de información genética y patologías”.
Designado Sitio Histórico Nacional de Canadá en 1968 y Patrimonio de la Unesco en 1976, el sitio arqueológico de L’Anse aux Meadows y su asociación al mítico Leifsbudir, abren camino a otras investigaciones para tratar de encontrar nuevos indicios arqueológicos que confirmen el viaje mítico del explorador islandés Leif Erikson hacia tierras ignotas, más allá de Groenlandia.
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