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Rosa Parks constituye todo un icono en Estados Unidos y en el mundo por un hecho que determinaría un antes y un después en su vida. Y es que, muchas veces, un pequeño gesto marca la diferencia. Fue el primer día de diciembre de 1955 cuando esta mujer negra se negó a levantarse de su asiento en el autobús, después de que el conductor le ordenara que lo hiciera, para que se sentara en su lugar un blanco. Aquella defensa de sus derechos provocó toda una revolución.

Hoy aprendemos más sobre este hecho de nuestro pasado reciente y te contamos la historia de la casa de Rosa Parks, una vivienda estadounidense que viajó hasta el centro de Europa, tal y como sucedió con la casa de James Cook que fue construida en Inglaterra y puedes visitar en Australia.

El viaje en autobús de Rosa Parks

Obama en el autobús de Rosa Parks
Barak Obama en el autobús de Rosa Parks. Fuente: Wikimedia/The White House Photographer: Pete Sousa CC0 1.0

Sucedió en Montgomery, en el estado de Alabama (Estados Unidos). Rosa Parks y otras mujeres negras iban en el autobús de vuelta a casa tras una jornada de trabajo, cuando el vehículo se llenó y, como consecuencia, algunos blancos tuvieron que ir de pie. Cuando el conductor se dio cuenta de este hecho se levantó para ordenar a aquellas que les cedieran su asiento a estos.

La activista por los derechos civiles de los afroamericanos Rosa Parks se negó en rotundo, por más que la amenazaran con denunciarla. Y así fue. De modo que, tras ser arrestada, se celebró el juicio y se la condenó. La ley no estaba de su parte, ya que el conductor había actuado según el ordenamiento municipal.

Aunque ahora nos pueda extrañar y escandalizar, así eran las cosas en aquel tiempo. Las personas con cualquier otro tono de piel que no fuera blanco eran consideradas ciudadanos de segunda y la norma establecía la segregación racial. De hecho, las primeras filas del autobús estaban reservadas para personas de raza blanca y había una sección específica para el resto de los viajeros, ya fueran asiáticos, afroamericanos, indios, etc. Como consecuencia, los blancos tenían preferencia, no solo para ir en determinada zona de este transporte público, sino también para sentarse o para viajar, ya que si no había espacio suficiente en el autobús los demás debían apearse del vehículo y cedérselo.

En la actualidad, el autobús en el que viajaba Rosa Parks está expuesto en el Henry Ford Museum en Dearborn, en el estado de Michigan. Esta institución lo adquirió para su restauración y posterior exposición en el año 2001.

Tras aquel suceso, los compañeros de Parks comenzaron a manifestarse después de su condena y organizaron protestas, lo que se concretó en que los negros no subieran a los autobuses el lunes siguiente. Quien encabezó aquel movimiento de protesta fue el pastor Martin Luther King. Pero lo que iba a ser un acto de protesta de una jornada se transformó en un año, y durante 381 días ninguno subió a los autobuses de la ciudad.

Se movían a pie, en bicicletas, en taxis o en sus propios vehículos y la presión que ejercieron fue mucha más de lo que, en un principio, alguno hubiera podido suponer. En 1956, aquella lucha dio sus frutos. El Tribunal Supremo de los Estados Unidos declaró inconstitucional la segregación racial en los autobuses.

La casa de Rosa Parks

Casa de Rosa Parks
Fuente: Wikimedia/Fridolin freudenfett CC BY-SA 4.0

Rosa Parks no se imaginó que aquel gesto fuera a desembocar en una protesta que consiguiera semejante logro y que provocaría que se la recordara como «la madre del movimiento de los derechos civiles». Pero su recorrido personal no fue nada fácil. Tras ser amenazada de muerte, en 1957, abandonó Alabama para instalarse en Detroit, ciudad en la que residió hasta su fallecimiento en el año 2005. Cuando murió, se convirtió en la primera afroamericana que tuvo el honor de ser velada en el Capitolio, en Washington.

Precisamente la casa en la que habitó los dos primeros años en que vivió en Detroit se encontraba en el 2672 de South Deacon Street. Se trataba de una pequeña vivienda de madera, con un par de plantas y tres habitaciones, construida en el año 1936, en la que residió junto su hermano, su cuñada y sus numerosos hijos. No obstante, este singular edificio pasaba casi desapercibido, salvo para algún viajero que conocía aquel hecho y en su visita a Detroit se dejaba caer por esta calle. Así que, en el año 2014, el ayuntamiento decidió emitir una orden de demolición de la misma, así como de otros edificios de su entorno, para levantar nuevas construcciones.

En ese momento, Rhea McCauley, sobrina de Rosa Parks, adquirió la casa por 500 dólares y, aunque su intención era reformarla, tuvo problemas y no pudo. Cuando el artista de Nueva York Ryan Mendoza se enteró de la historia, llegó a un acuerdo con aquella y decidió llevar a cabo una acción que haría viajar a Europa la casa de Rosa Parks, al tiempo que esperaba dar visibilidad a la importancia de conservar nuestra historia y patrimonio.

Mendoza fue desmantelando la casa pieza a pieza, la empaquetó y la envió en cajas hasta Alemania por transporte marítimo. El artista tenía una vivienda con una pequeña parcela ajardinada en Berlín, y estaba decidido a reconstruirla en este lugar. Su idea fue un éxito. La casa de Rosa Parks podía visitarse en el jardín de Mendoza, en el barrio berlinés de Wedding, por parte de aquellos curiosos y viajeros que quisieran conocerla, al igual que las exposiciones fotográficas que albergaba y un documental con la historia de su origen y el modo de transportarla.

La idea de Mendoza era temporal y esperaba encontrar un comprador para que la casa regresara a Estados Unidos y fuera expuesta con todos los cuidados y honores, teniendo en cuenta que formaba parte de la historia del país. Por ese motivo, la casa volvió a su tierra de origen en el año 2018, cuando fue trasladada y expuesta en el WaterFire Arts Center en Providence (Rhode Island), para ser posteriormente subastada en la casa de subastas Guernsey’s, en Nueva York. Para ello se estimaba un precio de venta que rondaría entre uno y tres millones de dólares. No obstante, no se llegó a vender y, en la actualidad, sigue esperando una institución o comprador que se haga cargo de ella.