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Cuando barajas los diferentes destinos disponibles para tus próximas vacaciones seguro que se te vienen a la cabeza países como Alemania, Estados Unidos o Argentina. O, si buscas algo más exótico, quizá Tailandia o México. Pero, ¿por qué no apostar por un destino totalmente desconocido y que tiene mucho que ofrecerte? Sí, estamos hablando de Kazajistán, el noveno país más grande de todo el mundo.

Una verdadera joya para los amantes de la naturaleza ya que cuenta con una diversidad de paisajes realmente sorprendente: estepas que se extienden varios miles de kilómetros, montañas con nieves perpetúas todo el año, bosques salvajes, desiertos… ¿Quieres disfrutar de una experiencia única e inolvidable? ¡Kazajistán es tu destino!

¿Qué ver en Kazajistán?

La impresionante región de Almaty

Ciudad de Almaty

Una de las zonas más bonitas del país de Asia Central es la región de Almaty, en el sureste.

Almaty -a más de 1.000 km de la capital, Astaná- es una de las ciudades más importantes de Kazajistán aglutinado el 9% de la población total nacional. Rodeada por las imponentes montañas de Zailiysky Alatau, todavía se puede percibir la influencia rusa que dominó el país durante muchos años, por ello una de las cosas que más impresionan de Almaty es cómo conviven la robustez del pasado soviético y la modernidad que poco a poco se integra en la sociedad actual.

Almaty, que etimológicamente significa “Abuelo de las manzanas”, pues en estas tierras esta fruta es columna vertebral de su pasado y presente, cuenta con excelentes museos, parques, tiendas… aunque destaca como imprescindible la visita al Mercado Verde para conocer el día a día de los locales y ver de primera mano cómo es un mercado típico de Asia Central. Tampoco puedes perderte la gran Mezquita central y los Baños Arasan.

Lagos Köl-Say

En los alrededores de Almaty te recomendamos descubrir los Lagos Köl-Say. Son un total de tres lagos situados a 110 kilómetros de la ciudad y enclavados entre 1.800 y 2.800 metros de altitud, los cuales son el anticipo ideal para visitar el más mágico de los lagos de esta región, el Lago Kaindy, al cual para acceder será necesario practicar senderismo, ascender en todoterreno o realizar una ruta a caballo, cuyo alquiler es muy económico negociando con los lugareños.

Lago Kaindy

Sea cual sea la fórmula elegida para alcanzar los 2000 metros sobre el nivel del mar donde reposa este lago esmeralda ¡no te arrepentirás!, ya que regalarás a tus ojos el resultado de un enorme derrumbe de caliza, provocado por el terremoto de 1911 en Chon-Kemin, que provocó este lago del que asoman troncos de los arboles sumergidos elevandose por sobre la superficie del agua.

En la región de las manzanas también destaca, a 170 kilómetros de distancia de Almaty, los Petroglifos de Tamgaly, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Un total de 4.000 petroglifos ubicados en un cañón a poca distancia del pueblo de Karabastu.

Otra de las visitas que no puedes perderte si aterrizas unos días en la ciudad de Almaty son las montañas Tian Shan, las más bellas y espectaculares del país.

Astaná, un ejemplo de modernidad

Astaná

Nos movemos al que se puede denominarse el segundo epicentro turístico del país: Astaná. La capital de país desde el año 1998 es una urbe de poco más de un millón de habitantes que en los últimos años ha avanzado hacia la modernidad a un ritmo de vértigo. Actualmente es una ciudad de arquitectura futurista. Merece la pena conocer el centro comercial Ken Shatyr, el Bulevar Nurjol y el Palacio de la Paz y la Armonía.

Situada en el norte de Kazajistán la mejor época para visitarla es entre los meses de mayo y septiembre, ya que el invierno en Astaná es muy duro, con una temperatura media de 14 grados bajo cero.

La imponente naturaleza presente en todo el país

La yurta ​ es una vivienda utilizada por los nómadas en las estepas de Asia Central.

Como otros infinitos lugares en el país, también es visita obligada el parque nacional de Burabai, situado a 240 kilómetros al norte de Astana. Con una superficie de 835 kilómetros cuenta con pinares, formaciones rocosas de todo tipo, lagos…  Dentro de los límites se encuentran 757 variedades de plantas, de las que 119 están protegidas y doce se encuentran en peligro inminente de extinción. Una diversidad de flora que provoca que el Parque cuente con 305 especies animales, lo que supone congregar al 36% de la diversidad salvaje del país.

En definitiva, Kazajistán es un gran diamante en bruto. Por el momento solo ha despertado el interés de los viajeros más aventureros, así que es un destino fantástico para conocer un país auténtico y lleno de contrastes, totalmente diferente a cualquier otro.