Los más viejóvenes recordareis aquél anuncio en el que George Clooney no puede entrar en una fiesta porque se olvida una botella de un famoso vermut italiano. Bajo el lema No Martini No Party, el espectador se adentraba en la piscina de uno de los establecimientos más vinculados al skyline catalán y podía subir a sus imponentes habitaciones. Pues bien, pese a los años que han pasado, ese icónico urban resort sigue manteniendo su pulso como referente gastronómico y de bienestar barcelonés.
Inaugurado poco después de los Juegos Olímpicos, en el año 1994, el primer hotel de lujo de una cadena internacional en Barcelona sigue siendo el más alto (43 plantas) y el que tiene las habitaciones estándar más grandes de la localidad. Famoso por sus famosos, entre los que se encuentran músicos, actores y realeza de todo el mundo, también es un importante centro gastronómico de la capital.
No es casualidad que la Enoteca de Paco Pérez se encuentre precisamente aquí (atención a su recomendable menú de arroz del domingo) ni que estén a punto de inaugurar un restaurante que promete dejarnos con la boca abierta. El Marina Coastal Club, por su parte, está despuntado con sus platos mediterráneos rodeados de jardines. Aunque no seáis huéspedes, además, podréis bañaros en la infinity pool del club con el Day Pass, que también incluye un bono para el Marina Restaurant.
Pero no todo es alta cocina en el hotel: el restaurante Bites, con influencias latinoamericanas, también permite degustar platos saludables y ligeros, los cafés de especialidad de Hidden Coffee Roasters y los dulces ideados por Sylvain Guyez. Tampoco hay que olvidar el elegante P41 Bar & Coctelarium, que propone un recorrido por la cultura líquida de diversos países, y que está a cargo del imaginativo Diego Baud.
Fijaros en las flores que adornan todo el hotel, que llegan cada tres días de Holanda y van cambiando de color y de forma a medida que avanza la semana. Son una buena muestra de la atención a los detalles de un lugar que, como su nombre indica, está también muy ligado al mundo del arte. Tanto, que en su interior hay más de 500 pinturas y esculturas en proceso de catalogación. Y no os perdáis la exposición temporal del lobby, ideada conjuntamente con la galería We Collect, que actualmente está dedicada al artista abstracto Alan Sastre.
La gran joya del edificio, no obstante, se encuentra en su planta más alta. El 43 The Spa es el único centro de bienestar de la zona con vistas simultáneas a Barcelona y al Mediterráneo. Entre sus tratamientos, todos de Natura Bissé, destacan opciones de aromaterapia y reflexología, así como masajes para revertir los efectos de la polución. También es posible visitar solamente la zona de aguas y la terraza abierta, que proporcionan imágenes difíciles de olvidar. Desde aquí descubriréis otro gran secreto del Arts: aunque la estructura de acero de Bruce Graham es muy visible desde el exterior, ésta casi no se percibe dentro del hotel. El mar y la ciudad son, de hecho, los únicos protagonistas.
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