Situado en un elegante edificio neoclásico del siglo XIX, cuya fachada protegida se funde armónicamente con el conjunto arquitectónico de la plaza del Buen Pastor, nos encontramos el Hotel Arbaso. Un rincón en el epicentro de San Sebastián donde la tradición y la modernidad conviven para dar un nuevo significado a un lujo que no necesita demostrar nada a nadie.
Durante unos días tuve la suerte de sumergirme en la palpitante atmósfera que envuelve la ciudad de San Sebastián y conocer este hotel que te hace sentir realmente como en casa. ¿Te vienes a conocerlo?
Esencia vasca y un cuidado diseño que conquista cada rincón
El nombre Arbaso, que se traduce como “ancestros” en euskera, recoge en su propio significado la esencia y misión del hotel: brindar una experiencia enraizada en la cultura y gastronomía vasca, rendir homenaje a la familia y a la herencia que les confirió el padre de las tres hermanas propietarias que hoy lideran este proyecto.
Este establecimiento marca el debut empresarial de las hermanas Aramburu, hijas del renombrado empresario Martín Aramburu. Es evidente la dedicación y el esmero que han invertido en esta primera apuesta emprendedora, en su intento de conservar y alargar en el tiempo el legado de su padre.
Nos encontramos en la céntrica calle Hondarribia, un encantador paseo caracterizado por su esencia novecentista que nos acompaña hasta la Catedral del Buen Pastor, justo al lado del hotel. El Arbaso, que ostenta cuatro estrellas, ocupa un edificio emblemático que mezcla el estilo neoclásico con elementos eclécticos, resaltando notablemente su fachada de arenisca, un claro homenaje a la arquitectura original del lugar.
Al traspasar las puertas de este establecimiento, inaugurado en febrero de 2020, serás recibido por una fusión de diseño moderno y tradicional. El resultado es responsabilidad del arquitecto Iñigo Garate y las interioristas Arantza Ania y Amaria Orrico, quienes han conseguido crear un espacio que equilibra con soltura la sofisticación y la comodidad.
La recepción, un espacio abierto que busca generar una cercanía genuina, está ambientada alrededor de una chimenea, convirtiéndose en un punto de encuentro perfecto. En uno de sus laterales, el artista bilbaíno Aitor Ortiz, reconocido por su trayectoria nacional e internacional, ha conseguido diseñar una atmósfera única con sus “Muros de luz”. Una obra artística que simula un bloque macizo de piedra de la cantera de Markina y que combina perfectamente con el pavimento de mármol que conecta con la calle Hondarribia, creando una interesante sensación inmersiva.
Una vez aquí todo gira en torno a la cultura vasca. La marca local Letitare, bajo la dirección de Irati Guarretxena, ha diseñado y confeccionado los uniformes con inspiración en el traje tradicional vasco, utilizando materiales naturales y exclusivos que evocan elementos tan arraigados en la región como la cuerda o el cuero.
La madera predomina en casi todos los espacios, desde la imponente mesa de nogal que adorna la recepción, hasta los escritorios, mesas y butacas de las habitaciones, obras de artesanos locales. Este compromiso con lo local se extiende a los proveedores de Arbaso, casi todos ellos de la región.
Las habitaciones combinan la comodidad con un elegante diseño
Izar, Xirimiri, Sustrai, Olatu, Ilargi, Sua, Zerua … Cada una de sus 50 habitaciones, distribuidas en siete categorías distintas, ofrece una mezcla de confort y sofisticación. Decoradas con tonos verdes y blancos que simbolizan los bosques de Euskadi, buscan transmitir la esencia de la cultura vasca, jugando con la luz y los colores para crear espacios luminosos y tranquilos.
La decoración minimalista, pero elegante, incluye muebles y accesorios de diseñadores renombrados como Norman Foster o Moneo, junto con detalles únicos como encimeras porcelánicas sin juntas en los baños o duchas de efecto lluvia.
Otros complementos como los altavoces Marshall, frigoríficos silenciosos, luces automatizadas o un váter inteligente aportan ese plus de tecnología que hacen tan cómoda la estancia. Algunas habitaciones incluyen también plantas que nos acercan a los bosques vascos, aportando un toque de frescura y naturalidad a la estancia.
El restaurante Narru es la apuesta gastronómica del hotel
El restaurante Narru, situado en el corazón del hotel Arbaso, es el epicentro gastronómico del establecimiento, reflejando una herencia y tradición en cada plato que sirve. El significado del nombre tiene raíces profundas: proviene de “larrua”, que sería el cuero con el que están hechas las pelotas por su parte exterior. De hecho, el bisabuelo de Iñigo Peña, la mente creativa detrás del restaurante, era un jugador de pala profesional y “Narru” era su apodo.
Iñigo Peña, el chef al timón, siempre ha apostado por la pureza del ingrediente y esto está muy presente en la carta. Después de conquistar al público donostiarra en su local del barrio de Gros, Iñigo decidió traer su arte culinario al Arbaso. El restaurante se rige por la filosofía de “celebrar lo excepcional de lo esencial”. El chef realiza la selección de ingredientes cada mañana en el mercado, garantizando la mejor calidad y la norma es que los platos no incluyan más de tres componentes durante su preparación. Las materias primas tienen que brillar por sí mismas, siguiendo la más pura tradición de la gastronomía vasca.
El restaurante también es el espacio donde disfrutar de uno de los mejores desayunos de San Sebastián con una amplia variedad de platos a la carta. A una cuidada selección de dulces y bollería casera o las habituales tostadas con mantequilla, tomate o salmón y aguacate, se unen platos más elaborados como los ya clásicos huevos benedictinos o su variante particular: los huevos narru. Este plato se elabora con huevos escalfados a baja temperatura, salsa holandesa y, a diferencia de los benedictinos, se añade la cabezada, un embutido local. Si no eres capaz de decidirte, el desayuno degustación incluye un poco, en realidad un mucho, de todo por 35 euros.
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