San Patricio, el trébol… y la Guinness. Irlanda es un país con una idiosincrasia muy especial que disfruta rindiendo tributo a sus símbolos y la cerveza Guinness sin duda es uno los más internacionales. Porque hay muchas cervezas negras, pero ninguna tan popular como el brebaje que nació a finales del XVIII en Dublín de la mano de Arthur Guinness. Más de 200 años después, el oro negro irlandés mantiene alta su cotización. Esta es la historia de la cerveza Guinness.
Arthur Guinness y la cerveza negra más famosa
Así como la cerveza necesita pocos ingredientes, pero muy bien seleccionados, la historia de una firma cervecera siempre comienza igual: un tipo con mucha fe y un puñado de dólares —en este caso libras— en el bolsillo. Arthur Guinness tenía 27 años cuando invierte las 100 libras de una herencia en montar una cervecería en Leixlip, una localidad al este de Dublín. Arthur comienza fabricando ale, una cerveza de fermentación alta que era la más popular en las islas británicas por aquellos tiempos. Aún falta para que el bueno de Arthur empiece a ‘pensar en negro’…
La fecha oficial que marca el inicio de la historia de la cerveza Guinness es el 31 de diciembre de 1759: es durante la Nochevieja de aquel año cuando Arthur reubica su empresa en St. James’s Gate en Dublín. Cuenta la leyenda que Guinness firmó el alquiler de aquel tugurio dublinés por ¡9000 años! Así las cosas, los fans de la cerveza negra más famosa del mundo pueden respirar tranquilos: aún quedan 8739 años para renegociar el alquiler…
Pero todavía nos falta un ingrediente básico en esta clase de historias de éxito empresarial: el golpe de suerte, la apuesta arriesgada. Guinness había pasado cuatro décadas elaborando cerveza ale como lo hacían la mayoría de las cerveceras de la ciudad. Y entonces Arthur comienza a barruntar una idea que cambiará la historia de la cerveza… y de su país: “¿Y si concentramos nuestra producción en la cerveza tipo porter?”
La porter era una cerveza elaborada con cebada malteada marrón —de ahí su tono— que había tomado el nombre de los porteadores de los mercados de abastecimiento de Londres que eran unos grandes fanáticos de este trago. Como lo eran los vigilantes de la zona del río en Dublín. Poco antes de morir —su hijo Arthur Guinness II toma el mando en 1803— el patriarca ordena centrar la producción en esta ruda y joven cerveza.
En las décadas siguientes, Guinness empieza a apuntalar su prestigio más allá de las calles de Dublín: la porter llega hasta Nueva Zelanda a mediados del XIX. Por estas fechas, St. James’s Gate ya no es una establecimiento pequeño y mal ventilado: Edward Cecil, el cuarto heredero de la firma, duplica el tamaño de la cervecera incluyendo ferrocarril, brigadas de incendios… y cantinas para los empleados los cuales se cuentan por decenas.
Pero si es importante el sabor de una cerveza también lo es cómo lo vendas. 1862 es otro instante clave en la historia de Guinness: nace la etiqueta beige de la cerveza de la que aún deriva la actual: la firma de Arthur, el nombre de Guinness y el arpa de Brian Boru —Gran Rey de Irlanda—, un símbolo nacional irlandés que esta cervecera convertiría en popular en todo el planeta, hasta el punto de que el futuro escudo de Irlanda —firma su independencia en 1922— tomaría prestado este instrumento dándole la vuelta por ‘consejo’ de la propia cervecera… O eso se dice en St. James’s Gate: en la sede del gobierno de Irlanda se cuenta otra historia diferente.
El último siglo de historia de Guinness ha sido la de un crecimiento imparable erigiéndose en uno de los grandes emblemas de la joven Irlanda independiente. Pero no sería hasta 1959 cuando la cervecera elabora su gran hito: nace la Guinness Draught, una cerveza de barril que surge de la combinación de dióxido de carbono y nitrógeno consiguiendo esa textura suave y cremosa que se ha convertido en leyenda en todo el planeta siendo una de las cervezas más consumidas del mundo.
Tal fue la pasión que despertó la Draught que el laboratorio de investigación de Guinness trabajó durante décadas con ahínco para llevar a las latas la espuma y cremosidad de la cerveza de barril: en 1988 se inventa el ‘widget’ rocket, un artilugio alojado dentro de la lata de Guinness que nitrogeneaba la cerveza, un invento que llegó a recibir el prestigioso Queen’s Award, superando en votos a internet como el mejor invento tecnológico de los últimos 40 años… Claro que era 1991 y los votantes desconocían que internet se iba a convertir en algo un poco más importante que una bolita nitrógeno en una lata que, por otro lado, sigue sin convertir una lata de Guinness en una verdadera pinta de Guinness.
Y la historia de Guinness termina donde empieza: más de 250 años después de que Arthur Guinness firmara aquel bizarro alquiler de St. James’s Gate, la firma transformó la vieja planta de embotellado en un museo interactivo para fans de la cerveza negra más famosa del mundo. Guinness Storehouse abrió sus puertas en el año 2000: siete plantas que recorren la historia y actualidad de este símbolo de Irlanda. Por supuesto, no tardó en convertirse en una de atracciones más visitadas de Dublín.
¿Qué tipos de cerveza Guinness hay?
Al margen de la celebérrima Guinness Draught, la firma irlandesa ha completado su menú cervecero con nuevas propuestas algunas de las cuales rescatan viejas recetas. Es el caso de la mítica Dublin Porter, una cerveza de baja graduación y tono rojo rubí que con su toque dulce de malta y caramelo nos transporta a las calles del viejo Dublín. O la West Indies Porter, que se inspira en una vieja receta de 1801, época en la que Guinness empezó a exportar su porter más allá de las islas británicas para lo que diseñó una cerveza con más lúpulo que mantuviese su sabor incluso en largos viajes transoceánicos.
Pero Guinness también está abierta a las nuevas tendencias en un momento delicado en el que el consumo de cerveza ha ido decreciendo en los últimos años. Para no perder comba a pesar del éxito de su Draught, la cervecera irlandesa ha puesto en el mercado cervezas como la Golden Ale, que mira a los orígenes preporter de Guinness, la Nitro Ipa (India Pale Ale) que apuesta por un tipo de cerveza de moda en buena parte del mundo, o la Blonde American Lager: una rubia americana de toda la vida.
Y para terminar nuestro recorrido por la historia y la actualidad de la cerveza Guinness, un par de combinados made in Dublin recomendados por la propia Guinness: Wilde Oscar, un cóctel que homenajea al poeta dublinés, combinando Bourbon, sirope de azúcar y una medida de Guinness, o el famoso combinado que surgió hace 160 años cuando el barman de Brook’s Club de Londres consideró que hasta el champán debía estar de luto por la muerte del príncipe Alberto: un toque de Guinness…y voilà: nace el Black Velvet.
Y bien, ¿os apetece una Guinness? Porque después de escribir este artículo yo ya no puedo pensar en otra cosa…
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