Hechiceras ocultas en las sombras de los riscos alpujarreños preparando secretos brebajes en sus ollas negras como la noche. Risas malévolas que aletean el crepúsculo sobre el caserío níveo de un pueblo granadino que se estremece con la presencia de seres que viven al margen de nuestra lógica mundana. ¿No lo sentís? Es el fragor de los aquelarres, es el frío de las noches de los muertos, que ya están cerca. Es Soportújar, el pueblo de las brujas.
El embrujo de Soportújar
¿De dónde proceden los topónimos ‘Xabotaya’ o ‘Soborcoxar’ del que deriva el actual nombre de este pueblo granadino? El misterio de Soportújar comienza con su misma denominación. La tradición popular relaciona estos términos con ‘soportal’, con ‘lugar de soportales’. Pero, ¿hacia dónde conducían esos atrios? ¿Qué se escondía detrás de las puertas de aquellas viviendas ancestrales?
El embrujo de Soportújar gira en torno a la llegada de repobladores del norte en tiempos de Felipe II. Tras la caída del reino nazarí a finales del XV y la consecuente expulsión de buena parte de los moriscos que habitaban estas tierras, la región sufre un agudo descenso poblacional que se quiere solventar con la llegada de familias procedentes de otros puntos de la península.
Se habla de 27 familias procedentes de Jaén, Castilla la Vieja, Yuste… ¿y Galicia? Cuentan que algunas de las misteriosas familias que llegaron a Soportújar se trajeron consigo ritos paganos y costumbres que chocaban con la ortodoxia cristiana. Los vecinos de otras poblaciones cercanas empezaron a tratar de evitar pasar por esta localidad… especialmente cuando caía la noche.
El hecho de que a los soportujeros se les empezara a conocer como ‘brujos’ alimentó aún más el mito de que en este pueblo sucedían cosas innombrables, que en las cuevas y los montes del entorno se veían hogueras, bailes frenéticos y hasta seres que parecían volar sobre escobas…
Soportújar, una ruta por sus lugares más aterradores
Arrancamos nuestro itinerario por el Soportújar más tenebroso en la Era de los Aquelarres, al noroeste del pueblo, allí donde cruza el sendero GR-7 que atraviesa la población granadina por el norte.
Conteniendo el aliento ante el mirador que nos ofrece una fantástica estampa de la Alpujarra, tratamos de imaginar aquellos ritos ancestrales que los pioneros soportujeros venidos del norte comenzaron a realizar en esta era donde se ubica La Casa de la Bruja, una recreación de cómo se suponía vivían aquellas misteriosas brujas que alzaban el vuelo sobre el Barranco de la Teja.
Bajamos ahora hacia el pueblo donde nos encontramos con una de las últimas apariciones de Soportújar: la Casa de Hansel y Gretel situada en el antiguo depósito de agua de la calle Alta.
Tras dar un mordisco a esta dulce casita llegamos a la impresionante Casa de Baba Yaga, una legendaria bruja venida desde la lejana Rusia, tal vez seducida por las recomendaciones de sus colegas soportujeras: ¡quién puede resistirse a la meteorología granadina! Y, además, si echa de menos Siberia, tiene Sierra Nevada a un paso.
Callejeamos un poco por Soportújar —atravesando casi de lado una de las calles más estrechas de España, en franca pugna con una de Hervás— y llegamos a uno de los puntos culminantes de la ruta del embrujo: La Fuente de las Brujas, una preciosa recreación de las secretas actividades de estos entrañables seres de la noche en uno esos balcones que ofrecen una fantástica perspectiva de la Alpujarra, ahora llamado el Mirador del Embrujo.
Un poco más al norte nos encontramos con la efigie de la terrible Baba Yaga, uno de los lugares más fotografiados del pueblo donde tampoco nos podemos perder la Fuente del Dragón cuyas aguas “tienen propiedades afrodisíacos desde tiempos inmemoriales”. Pues nada, un par de tragos.
Ya en las afueras del pueblo, en el extremo este, visitamos el Centro Temático de la Brujería que nos ofrece un recorrido sobre la historia y el mito de las brujas y su relación antropológica con Soportújar. Y a cinco minutos andando, tras pasar el Puente Encantado, alcanzamos el lugar más siniestro del pueblo, la Cueva del Ojo de la Bruja: escobas, ollas, pócimas… ¡y hasta un esqueleto encarcelado!
Proyecto Embrujo de Soportújar
Fue en 2009 cuando arrancó la primera Feria del Embrujo de Soportújar, un evento que marcaba el inicio del Proyecto Embrujo, un proyecto integral de desarrollo económico y turístico que tenía por objetivo impulsar la llegada de turistas atraídos por este recorrido tematizado vinculado a la brujería.
Con una población de poco más de 250 habitantes, Soportújar se encuentra a poco más de una hora al sur de la capital provincial y una hora al norte de la costa con Motril o Almuñécar, a un paso. Pero, además, la localidad granadina se ubica en plena Alpujarra, un territorio marcado por su accidentado y cautivador relieve.
Pero no era suficiente con todo eso, y las autoridades soportujeras aprovecharon el famoso mote con el que los habitantes del pueblo han tenido que cargar desde tiempos inmemoriales para crear este proyecto turístico.
Pese a que tal vez se echa en falta un poco más de fundamentación histórica de esta vinculación del pueblo con la brujería, no cabe duda de que se ha logrado convertir esta localidad en una de las más singulares de Granada: ¡si hasta las brujas tienen su lugar en la nueva heráldica que el Ayuntamiento diseñó en 2015!
Centro budista O Sel Ling
Pero más allá de brujas y aquelarres, el entorno de Soportújar custodia otro singular tesoro: uno de los primeros centros budistas de España, fundado en 1980 por varios lamas tibetanos.
Que estos pioneros escogieran este lugar como centro budista tiene una fácil explicación, solo hace falta echar un vistazo a las vistas desde lo alto de la montaña: un triángulo en el que confluyen los Picos Veleta, Mulhacén y la Sierra de Lújar. Dos años más tarde de su fundación, el propio Dalai Lama bendijo el centro dándole su actual nombre que significa “lugar de luz clara”.
Para llegar a este lugar, podemos ir en coche a través de una pista forestal que se toma a las afueras Soportújar, siguiendo la A-4132 en dirección este. Otra opción es ir a pie en una caminata de unas dos horas con importantes pendientes.
Tal y como indican desde el centro, visitar O Sel Ling es gratis y no es necesario hacer una reserva, pero acudiendo dentro de los horarios de visita y siempre guardando silencio y respetando la armonía del lugar.
Únete a la conversación