El otoño renueva la despensa con nuevos productos y aromas, que regalan al paladar otros sabores y alegrías. Y las protagonistas de dicha estación son las castañas, cuya llegada se advierte con la instalación de puestos en las ciudades y el característico aroma que embebe todos los rincones de las calles.
También son el elemento central de la celebración de festejos muy tradicionales y arraigados en nuestra cultura gastronómica como el magosto o, lo que es lo mismo, la fiesta de las castañas, en la que la tradición manda asar muchas castañas y paladearlas en comunidad para disfrutar de su sabor y los beneficios nutricionales que comportan. Y es que ya lo dice un antiguo refrán: “castañas en cocción, en otoño e invierno son buena alimentación” Pero ¿sabes cuál es el origen de esta fiesta y qué ciudades la celebran con especial devoción?
Una fiesta de raíces celtas
Las fuentes nos cuentan que el magosto proviene de la fiesta celta samhain, cuyo traducción es fin del verano. Tenía lugar el 31 de octubre y se festejaba el comienzo del Año Nuevo celta, el fin de la temporada de cosecha y el inicio de una estación más oscura. El fuego era igualmente el elemento protagonista, que además de ejercer de elemento purificador para ahuyentar los malos espíritus, servía de excusa para reunir a las familias en torno a su calor para charlar y disfrutar de las viandas típicas de la época como las castañas asadas.
Las citas más importantes
Con el paso de los años, esta tradición adquirió especial popularidad en muchas regiones de nuestra geografía como Galicia, especialmente en las regiones del interior. Posiblemente, una de las más destacadas es la Festa do Magosto en Orense, que tiene lugar el día de San Martiño (11 de noviembre), cuya popularidad y raigambre le han valido el reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico de Galicia. Durante la jornada se asan castañas y chorizo, que se degustan al son de músicas tradicionales en distintos puntos de la ciudad, especialmente la plaza de la Alameda.
La afición por el crepitar y el gusto de las castañas asadas también son objeto de celebración en la provincia zamorana de Sanabria. Una vez finalizada la recogida de este fruto, los sanabreses se reúnen para asarlas con miel. Después, las degustan acompañadas de un buen vino y al son de los ritmos de la gaita sanabresa. Además, es tradición tiznarse la cara y saltar la hoguera, pues hacerlo atraerá la buena suerte.
En el País Vasco esta fiesta se denomina ‘kastañarre eguna’, y se celebra el Día de las Ánimas, aunque la fecha varía según las regiones. Igualmente, las protagonistas son las castañas asadas, con la diferencia de que los vascos las degustan acompañadas de salsa morokil, hecha a base de maíz, y caracoles. Una celebración que sirve no solo para disfrutar del esplendor de este fruto otoñal, sino también de la vida en comunidad y la compañía de los amigos y familiares.
La tradición de asar y degustar castañas también está muy arraiga en Extremadura, donde adquiere el singular nombre de chaquetía. Se celebra coincidiendo con el Día de todos los Santos, durante el cual los extremeños encienden hogueras en el campo y asan castañas, que saborean junto con otros productos típicos de esta estación como las bollas, los dulces de membrillo, los higos o las nueces. Incluso en algunas localidades, como Mérida o Zafra, los niños acuden a las casas a pedir el aguinaldo cantando “Tía, tía, dame la chiquitía, que si no no eres mi tía”.
Por último, en Asturias, donde recibe el nombre ‘amagüestu’ o ‘magostu’, también viven este festejo con especial tradición. Durante la jornada se asan castañas en grandes hogueras, que se degustan, como no podía ser de otra forma, acompañadas de sidra dulce. Una vez el estómago lleno, es el momento de poner en marcha los rituales que invocarán la buena suerte y, además, homenajean a los difuntos. El primero consiste en tirar las castañas sobrantes al suelo diciendo “¡Esto ye pa que xinten los difuntos!”. Luego, se bailan danzas tradicionales como el “Riu verde” o la “Danza prima”.
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