En la cervantina ciudad de Béjar, provincia de Salamanca, se encuentra el Jardín histórico de El Bosque, una villa renacentista que data del siglo XVI.
Construido por los Zúñiga, duques de Béjar como espacio de recreo, destaca por unos hermosos rincones que la convierten en el lugar turístico distintivo del territorio salmantino. Allí podrán encontrar exóticos y autóctonos árboles centenarios, fontanas, exedras y un magnifico estanque con isla por el cual en tiempos pretéritos se navegaba en livianas barquillas.
Según historiadores e investigadores bejaranos, existen documentos antiguos que indican que en la villa se ofrecían celebraciones sociales como por ejemplo, fiestas literarias, donde sus anfitriones eran distintos duques y también duquesas. Cuenta la historia que en estos encuentros intervinieron entre otros destacados autores el poeta Luis de Góngora y el novelista Miguel de Cervantes.
De estética y arquitectura inspirada en las villas renacentistas italianas situadas en el entorno del Arno. El Bosque en 1946 fue declarado, por Decreto de 11 de enero de 1946, Jardín Artístico. Desde el año 1999, la gestión del terreno es compartida entre el consistorio bejarano, correspondiéndole dos tercios y un tercio a la Junta de Castilla y León, siendo ésta la responsable de autorizar cualquier intervención que se quiera realizar en este Bien de Interés Cultural.
Una breve historia de el Bosque
El Bosque –la que era la casa veraniega del Duque de Béjar- es una construcción de tipología renacentista de mediados del siglo XVI (1567). En origen no muy alejada de la residencia oficial de los duques, en la actualidad forma parte de la población. Las dimensiones de El Bosque han variado a lo largo de la historia incorporando y abandonando terrenos próximos hasta conformar la actual delimitación.
En origen este espacio es un cazadero, donde el IV duque de Béjar Francisco de Zúñiga y Sotomayor, ordenó realizar distintas obras, entre las que se encontraban un oratorio, un estanque, un palacete y alrededor de dichas estructuras, una serie de parques y jardines. Todo el conjunto visual y recreativo dedicado al ocio se denominó popularmente “El Bosque”.
Fue así como el lugar de actividades de caza, se transformó paulatinamente en un espacio de recreo y descanso rodeado de estanques y jardines elegantes. Con inspiraciones italianas la villa de recreo está caracterizada por situarse en un campo fuera de la ciudad; tenía jardines geométricos, huertas, espacios abiertos y algunos edificios.
El Bosque del duque de Béjar es una de las villas de influencia italiana renacentista más completa y mejor conservada dentro de España. A continuación, mencionaremos qué visitar si deseas dar un paseo por allí.
La zona residencial
Aquí se inicia el paseo por El Bosque. En la zona residencial se puede encontrar un grupo de construcciones que incluye la Casa del Bosquero, las caballerizas, la capilla y el palacete.
En la mencionada Casa del Bosquero se alojaban los responsables de la vigilancia y el cuidado de la propiedad. Desde el palacio, se puede observar la sierra y el bosque. Está ubicado frente al estanque alto. También, detrás del palacete se halla la capilla y las caballerizas, en una extensa nave de una planta.
Desde este lugar, se puede observar una completa panorámica del monte y el estanque, en el que se ve el santuario del Castañar y de fondo, la Peña de la Cruz.
Desde la terraza, un jardín renacentista
Al Oeste del estanque, se encuentra lo que se llamó como el cubo del desaguadero, para vaciar el agua embalsada. Se cree que allí hay un supuesto túnel hasta la isla principal. Cerca del cubo, recorriendo una escalinata de piedra, se llega a la terraza del jardín.
El jardín fue rediseñado en el año 1871 con un estilo romántico, quedando muy pocos signos del jardín renacentista que una vez existió. Entre ellos la Pila de la Fuente del Cisne, la Fuente del Escudo o una fuente circular.
Accediendo a la terraza, llegamos a la huerta. Un espacio que servía para cultivar frutas como las frambuesas, manzanas, peras y las fresas.
El Bosque y su vegetación
Frente a lo metódico y el exceso de arquitectura en estanques, fuentes y edificios, encontramos los bosques, las huertas y la vegetación del jardín. Como su nombre lo indica, El Bosque se compone por una selva de castaños y robles, que le brindan salvajismo al terreno.
En las partes pantanosas, crecen sauces, álamos y alisos. Mientras que en los paseos que se encuentran alrededor del estanque alto, se pueden observar castaños. Si eres un gran espectador de árboles no puedes perderte este sitio. Pero no todo es color verde. Como todo jardín, también crecen rosas y magnolias.
Por otro lado, el duque de Béjar fue un impulsor de buscar botánicos provenientes de Italia para establecer una fondería de plantas medicinales.
Un Bien de Interés Cultural
El 11 de Enero de 1946, El Bosque fue apreciado como un Bien de Interés Cultural (B.I.C.), en la categoría de Jardín Histórico, regulándose bajo la Ley del Patrimonio Histórico Español. Este tipo de reconocimiento lo ostentan pocos jardines más, como La Granja de San Ildefonso en Segovia.
El interés patrimonial de El Bosque hace que sus atributos botánicos, artísticos e históricos estén siempre en constante conservación para evitar el deterioro por el paso del tiempo. Hasta el momento se han restaurado las cubiertas de los edificios principales. Otra edificación rehabilitada ha sido “la estufa”, el invernadero que data del siglo XIX; y la Fuente de la Sábana, un surtidor de agua construido en la época Barroca.
Viajando hasta el siglo XVI
Con el paso de los años y por su valor arquitectónico e histórico, la multitud de visitantes que visitan El Bosque se va acrecentando ya que se trata de un espacio único que aún no ha perdido su valor como lugar de recreo.
Para visitarlo, puedes hacerlo los miércoles, jueves, viernes, sábado o domingos con una tarifa general es 1,5 euros que incluye una más que recomendable visita guiada que te hará vivir otra época. Además los miércoles la entrada es gratuita.
Si quieres vivir y transportarte a los jardines y palacios del XVI, no te olvides que en Béjar existe un verdadero tesoro escondido, lleno de curiosidades históricas y paisajes más que bellos.
Gracias a Raúl Hernández por sus correcciones en este artículo.
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