La conservación de la ancestral cultura maya yucateca ha sido posible, esencialmente, por el papel que ha desempeñado la mujer en la sociedad tradicional de este territorio de la península de Yucatán, formando parte de México desde mediados del siglo XIX.
Viajamos a las aldeas mayas del Estado Libre y Soberano de Yucatán para conocer de cerca cómo las mujeres siguen siendo las principales responsables de mantener el legado de su cultura a través de su liderazgo comunitario, sus trabajos tradicionales y la educación de las nuevas generaciones.
El protagonismo de la mujer en la historia maya
La cultura maya de la actual México se desarrolló principalmente en el sur del país, incluyendo toda la península de Yucatán, denominada por entonces Mayab, que destacó en el periodo posclásico desde el 950 hasta la llegada de los españoles, la cual marca el inicio de la hibridación cultural entre nativos y conquistadores.
Diversos investigadores destacan que ya en la sociedad maya antigua la mujer no solo ocupaba un lugar preponderante en el hogar, sino que también participaba en la vida pública, teniendo papeles activos en el comercio o la política, incluso tomando el poder en algunas de aquellas ciudades legendarias como Chichén Itzá, Izamal o Motul.
La mujer como fundamento de la cultura maya
Un milenio más tarde, la vida en Yucatán ha cambiado un poco, pero el legado maya se mantiene vivo, empezando por las lenguas indígenas como el propio maya. En este sentido, Yucatán es el segundo estado mexicano con mayor porcentaje de hablantes de lengua indígena siendo la lengua maya la más hablada en todo el estado: casi un cuarto de la población de Yucatán habla maya. Y esto es posible, principalmente, por la labor de la mujer en la sociedad yucateca.
La educación ha sido desde tiempo inmemorial una de sus principales tareas, siendo esencial en la transmisión y reproducción de pautas culturales en las comunidades de las aldeas mayas: transmiten de generación en generación la sabiduría, los conocimientos tradicionales y las prácticas culturales que definen la identidad de su pueblo, manteniendo viva la herencia cultural de la comunidad que, de otro modo, no hubiera llegado a nuestros días.
El motor económico en las aldeas mayas
Son diversos los estudios de las últimas cuatro décadas que han analizado a fondo el papel de la mujer en la sociedad maya actual destacando también su importancia en la economía familiar. Si bien, por lo general, el hombre trabaja fuera de casa habiéndose incorporado a labores más “modernas”, la mujer ha preservado diversos oficios tradicionales que van de la agricultura, a la artesanía, la cocina, la ganadería o los trabajos textiles.
En este sentido, destaca especialmente las labores como tejedoras y bordadoras, una de las tradiciones más icónicas de la cultura maya. No hay que olvidar que, para los antiguos mayas, los vestidos y las telas eran regalos y tributos habituales entre ciudades y clanes, siendo elementos que se usaban para “tejer” alianzas, además de ofrendas a los dioses: en las ceremonias religiosas esta clase de vestimentas también eran esenciales.
Como ocurre en el caso de las zapotecas, las yucatecas también han mantenido sus tradiciones textiles como es el caso del hipil, “la segunda piel de los mayas”, una prenda de raíz prehispánica distinta de las europeas, siendo más ligera y traslúcida, adaptada a las condiciones climáticas mesoamericanas.
Trabajos como estos siguen siendo muy importantes en las aldeas mayas actuales, no solo como elemento identitario y tradicional, sino como fuente de ingresos para las familias: el turismo en estos territorios facilita que muchas mujeres puedan vender estas prendas contribuyendo así a la economía familiar.
Líderes de las aldeas mayas
Como vimos, ya de antiguo las mujeres mayas podían tomar el bastón de mando de sus comunidades. Hoy, esta tradición también se mantiene tal y como señalan algunos investigadores que destacan que “hombres y mujeres mayas son compañeros en el trabajo, en la organización de los rituales domésticos, así como en la organización social de la comunidad”.
En este sentido, las mujeres mayas también han tenido un rol preponderante en el mantenimiento de la arquitectura tradicional maya: en muchos casos aún se mantienen las casas tradicionales como anexas a las viviendas principales.
Así mismo, muchas mujeres desempeñan roles clave en la toma de decisiones locales, aportando perspectivas únicas y promoviendo la equidad de género. Además, son responsables del cuidado de sus familias y comunidades, asegurando el bienestar de todos los miembros, desde los más jóvenes hasta los ancianos.
Por supuesto, esta situación “ideal” no siempre se reproduce en la práctica: todavía son muchas las mayas que deben lidiar con la violencia de género lo que lleva a algunas de ellas a tener que abandonar el hogar para sobrevivir.
Pero en un mundo que enfrenta desafíos cada vez mayores, la mujer yucateca sigue siendo el motor del progreso y transformación de la sociedad maya tradicional, un testimonio de su fuerza, resiliencia y dedicación que supone una contribución incansable a la preservación de la cultura, el desarrollo económico y el bienestar comunitario.
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