“No hay lugar mejor para vuestro propósito que este”. Cuenta la leyenda que esa fue la afirmación que llevó a los Carmelitas Descalzos a peregrinar a un espacio natural en las estribaciones de la sierra litoral de la Plana Alta para encontrar su retiro espiritual.
Y fue así como este lugar de la provincia de Castellón se terminaría llamando el Desierto de las Palmas, pese a que no es un desierto y no hay palmeras. Acompáñanos en este viaje para descubrir uno de los parques naturales más singulares de la Comunidad Valenciana.
Monasterio del desierto de Las Palmas
No son pocas las órdenes religiosas que han buscado convertir en un modo de vida aquellos famosos versos de Fray Luis de León. Pero no debe ser sencillo encontrar esa “escondida senda” que conduce al silencio, la soledad y la contemplación.
Los Carmelitas Descalzos herederos de la reforma que llevaron a cabo Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz en el siglo XVI buscaron un lugar para asentarse en el Levante peninsular. Primero lo intentaron sin éxito en Aragón y después probaron más cerca de la costa, en la actual provincia de Castellón.
No sería hasta que recibieron una sugerencia de un sacerdote de Cabanes cuando los frailes carmelitas localizaron, por fin, el lugar ideal para construir su “desierto”. Se trataba de un paraje natural enclavado en la serranía litoral de la actual comarca de la Plana Alta, con abundantes crestas y roquedos.
Y fue así como a finales del XVII los Carmelitas Descalzos comienzan a construir su primer monasterio que debería ser reconstruido un siglo más tarde, tras unas grandes tormentas que abren simas y grietas en la tierra provocando la ruina parcial del primitivo edificio.
Los elementos más relevantes del monasterio son la propia iglesia y el museo que cuenta con un archivo y una biblioteca. En él se narra la historia de la Orden y de la influencia de los primeros eremitas orientales desde el bíblico Elías. Fue este profeta el que, según narra la Biblia, fundó la orden de los Carmelitas en el monte Carmelo. Muchos siglos más tarde, la tradición eremítica continuaba en el Desierto de Las Palmas.
Junto de las dependencias del monasterio, ubicado a apenas 10 kilómetros de Benicàssim, los frailes construyeron a lo largo del tiempo diversas ermitas que, junto a los castillos y el propio monasterio, son el gran tesoro arquitectónico del Desierto de Las Palmas.
Inspirándose en las enseñanzas de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz y el propio Elías, los Carmelitas Descalzos construyeron diversas ermitas que se unieron a una precedente construida en 1617 sobre las ruinas de otra anterior: se trata de la ermita de Les Santes, situada en el barranco homónimo, a unos 10 kilómetros al oeste de Cabanes.
Junto a ella, llegaron a existir hasta trece ermitas salpicando todo el desierto, la mayoría de ellas cubiertas con placas cerámicas. La tipología habitual de estos edificios es muy sencilla: una planta cuadrangular flanqueada por una galería cubierta para resguardo de la meteorología más extrema, y un interior con oratorio, dormitorio, cocina y un espacio de trabajo.
Actualmente se mantienen ocho ermitas, de las cuales cinco siguen cumpliendo su función original: acoger a personas que quieren pasar una temporada meditando en soledad. De ellas, las más cercanas al monasterio son la ermita del Carmen y la de Santa Teresita, al sur, y la de San José, la del Nacimiento y la de la Virgen de Montserrat al norte.
Castillo de Miravet
Pese que los Carmelitas Descalzos dieron nombre a este lugar con la construcción de un “desierto” para su retiro espiritual, no fueron, ni mucho menos, los primeros en llegar. Existe constancia de poblados desde el Neolítico, pero serían los musulmanes los que legarían las primeras construcciones relevantes conservadas: los castillos.
A 15 minutos de Benicàssim, encontramos las ruinas el castillo de Miravet, en el término municipal de Cabanes. Aunque su origen sigue siendo estudiado, se sugiere que, por la etimología, pudo ser un monasterio de monjes guerreros musulmanes.
Lo que sí está confirmado históricamente es que fue en tiempos del Cid cuando este castillo fue arrebatado durante un breve espacio de tiempo a los musulmanes, pero no sería hasta un siglo más tarde, en tiempos de Alfonso II, cuando se consolida la conquista.
Castillo de Montornés
A 12 kilómetros al sur de Miravet, visitamos las ruinas del castillo de Montornés, una fortaleza también de origen árabe construida sobre restos de construcciones romanas, sobre una escarpada cima de la sierra litoral del desierto. En origen debió ser un espectacular castillo por su ubicación y sus tres recintos amurallados, aunque en la actualidad se conservan tan solo restos de dos torres, cimientos de las murallas y dos aljibes.
Castell Vell
Y diez kilómetros más al sur llegamos al Castell Vell y ermita de la Magdalena, otro singular conjunto arquitectónico, ya en el extremo sur del Desierto de Las Palmas. Se trata de una nueva fortaleza musulmana del siglo X: disponía de cuatro recintos que se adaptaban el terreno de forma escalonada, ofreciendo actualmente unas espectaculares vistas de la Plana.
Ermita de la Magdalena
Junto al castillo se sitúa un centro de interpretación, así como la ermita de la Magdalena, cuyo primer templo es del siglo XIV aprovechando los restos del propio Castell Vell. Actualmente, recibe todos los años a los romeros de Les Canyes, el tercer domingo de Cuaresma.
Rutas del desierto de Las Palmas
Al margen de sus tesoros arquitectónicos, el Desierto de las Palmas es, ante todo, un espacio natural de más de 3000 hectáreas protegido desde 1989 y que debe la segunda parte de su nombre a la abundancia de palmitos, la única palmera endémica europea.
Y, como hemos visto, no se trata de un desierto a nivel bioclimático: al contrario, el clima del parque, aun siendo netamente mediterráneo, está muy influido por los vientos de levante que llegan cargados de humedad provocando nieblas que permiten la formación de un microclima húmedo que explican la exuberancia de su vegetación en la que se incluyen arbustos típicos como el madroño, el brezo, el enebro o el propio palmito, y matorrales como el romero, el tomillo y la jara.
Para degustar esta naturaleza nada mejor que una de las nueve rutas que recorren el desierto, como, por ejemplo, la ruta de las Fuentes del Desierto, la “más fresca del paraje” ya que acerca a varias de las fuentes que proliferan por el entorno. Y tampoco debemos perdernos el ascenso al Bartolo: la cima de la sierra del desierto que alcanza los 729 metros, el mejor mirador para disfrutar de este verde desierto castellonense.
¿Por qué se llama Desierto de Las Palmas?
Los frailes carmelitas localizaron, por fin, el lugar ideal para construir su monasterio y su “desierto espiritual”. Se trataba de un paraje natural enclavado en la serranía litoral de la actual comarca de la Plana Alta, con abundantes crestas y roquedos.
¿Qué desnivel tienen los dos puertos del Desierto de las Palmas?
Desde el punto de partida en Montemolino hasta la cumbre del Bartolo, hay una distancia de 10 kilómetros y en tan poca distancia se produce un desnivel de casi 700 metros.
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