Tortosa es ese tipo de destinos que siempre son una sorpresa para los viajeros curiosos. Si comparamos su renombre con el que poseen otras poblaciones de esta área de Cataluña, seguramente no sea el lugar más conocido. Pero en cambio tiene mucho que ofrecer. Tanto un estupendo patrimonio histórico y artístico, como un entorno geográfico de lo más interesante. Eso por no hablar de sus tradiciones, sus fiestas y su gastronomía. Es decir, descubramos los atractivos de Tortosa.
Los encantos que esconde Tortosa
Se pueden decir muchas cosas de Tortosa, una de las principales ciudades al sur de la provincia de Tarragona. Por ejemplo, se puede mencionar sus vínculos con el gran río Ebro. De hecho, se trata de la última gran población que atraviesan esas aguas antes de adentrarse en el fértil territorio de su desembocadura. Obviamente, nos referimos al singular Delta del Ebro, tan interesante por sus valores naturales, como por sus playas o sus tradiciones vinculadas con el cultivo del arroz.
Hablando de arroz. Los amantes de la buena gastronomía deberían apuntarse esta villa tarraconense en la lista de sus próximos viajes. Aquí no faltan productos de calidad. Además del citado arroz, debemos paladear los pescados y mariscos del vecino Mediterráneo, así como la riqueza de la huerta del entorno. Todo ello manjares que se maridan estupendamente con los vinos locales de la Denominación de Origen Terra Alta.
También la larga historia de Tortosa es un buen motivo para plantearse una visita. Estamos hablando de un lugar ocupado por el hombre desde hace dos milenios. Por lo tanto diversas culturas han pasado por aquí, y todas ellas han dejado un rico legado en forma de monumentos y arte que abarca diversas épocas, con excelentes muestras de diversos periodos históricos como el Medievo y el Modernismo.
Precisamente, en un momento concreto de la historia queremos detenernos. En los años del siglo XVI, en pleno Renacimiento. Un periodo que ha dejado una profunda huella en la población, lo cual además le distingue de otras ciudades del entorno. Así que sepamos porque es justo llamar a Tortosa, la ciudad del Renacimiento.
El esplendor de Tortosa
Si repasamos la historia de España, se ve que el siglo XVI fue un periodo de expansión absoluta. La más famosa fue hacia el oeste, cruzando el Atlántico, tras el descubrimiento de América. Pero también la hubo hacia el este. En realidad, la antigua Corona de Aragón, a la que pertenecía la provincia de Tarragona, llevaba años extendiendo sus tentáculos por el Mediterráneo.
Tortosa a un paso del Mare Nostrum y con la salida natural del Ebro se convirtió en un puerto importante de entrada y de salida de personas, mercancías y también ideas. De ahí que en esos años se produjera un periodo de esplendor económico e intelectual. Algo que hoy se manifiesta en el singular patrimonio artístico de estilo renacentista que conserva la población.
Los Reales Colegios
El máximo exponente de la riqueza renacentista son los Reales Colegios. Es un conjunto formado por tres edificios diferentes. Un primer Colegio de Santiago y de San Matías. Otro de San Jorge y Santo Domingo. Y por último la iglesia de Santo Domingo. Esta última acoge la exposición permanente sobre la Ciudad y la Fiesta del Renacimiento, de la que hablaremos más adelante.
Pero antes merece la pena descubrir las fachadas de estos inmuebles. Y en especial hay que adentrarse en el interior del Colegio de Santiago y San Matías para contemplar su patio. Una obra que sigue todas las normas de la mejor arquitectura renacentista llegada desde Italia. Una joya única en Cataluña.
La Catedral de Santa María
Para ser justos hay que decir que la catedral de Tortosa es anterior a la irrupción del arte renacentista. De hecho es un templo básicamente gótico, que a su vez se construyó sobre restos romanos, visigodos e incluso sobre la mezquita musulmana. Y es que la historia es un continuo, y por eso aunque la Catedral de Santa María es una obra gótica, lo cierto es que con el paso de los siglos se fueron incorporando elementos de otros estilos.
Sin ir más lejos, la fachada no se finalizó hasta el siglo XVIII con una estética barroca. Mientras que en el interior abundan los retablos y las capillas. Y es ahí donde hay un fabuloso despliegue de arte del Renacimiento que se manifiesta en muchos capiteles de columnas, esculturas, arte litúrgico, pinturas e incluso la elegante sillería del coro.
Palacio de la Diputación General
Y el otro gran referente monumental del Renacimiento en Tortosa es el Palacio de la Diputación General que se ubica junto al río Ebro, que por otra parte es su auténtica razón de ser. El inmueble se construyó a finales del siglo XVI y tenía a su lado el antiguo Puente de Barcas. Y es que desde aquí se había de gestionar el intenso tráfico fluvial que existía entre el interior de la provincia e incluso Aragón, con lejanos puertos del Mediterráneo.
La Fiesta del Renacimiento
La verdad es que en Cataluña pocas poblaciones poseen un repertorio arquitectónico del siglo XVI tan rico como Tortosa. Un patrimonio al que se suma la obra literaria de Cristòfor Despuig, que describió la rica ciudad renacentista con todo lujo de detalles.
Así que parece justo que la ciudad se muestre muy orgullosa de aquel esplendor. Y por eso crearon en 1995 la Fiesta del Renacimiento. Un festejo que consiste en una recreación histórica de la época. Se involucran todos los vecinos en el acontecimiento, que se visten para la ocasión. Además de que se celebran numerosos actos y espectáculos por cada rincón de Tortosa. No es extraño que se hay declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional y que vivirla en persona sea toda una experiencia.
Estos festejos tienen lugar en el mes de julio. No obstante, no es el único momento para visitar Tortosa. Cualquier fecha del calendario es buena para esta escapada, ya que estamos hablando de uno de los pueblos más interesantes del Tarragona.
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