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Vivir un finde – ¡o una semana! – en la capital alemana nos recuerda aquellos tiempos del Madrid ochentero, porque Berlín es la ciudad europea más contestataria. La ciudad europea que tiene más hambre y sed de libertad. Berlín sigue fiel a su espíritu libertario de finales de la década de 1980, cuando el Muro de Berlín, que se había construido en una noche de domingo en el verano de 1961, fue destruido definitivamente en noviembre de 1989.

Desde aquellos tiempos, la ciudad está al alcance de todos, lo que significa que es la ciudad más deseada por cualquier becario Erasmus que se precie. Y también por algunos ‘jóvenes’ más mayores. Salir, vivir los exultantes años de juventud y divertirse a tope, sin que el presupuesto económico exhale su último suspiro, es posible todos los fines de semana del año. Los lugares más trash alternan con los más chic. Su poder de seducción es palpable a cada paso…

Brunenstrasse – Foto: Pedro Grifol

Según datos municipales, en Berlín trabajan (o simplemente: se inspiran) más de 7.000 artistas, entre pintores, escultores, fotógrafos, diseñadores y gentes de la farándula teatrera. Cualquiera puede colarse en algún vernissage de las más de 200 galerías de arte en el distrito de Mitte, el barrio con mayor concentración de galerías de arte contemporáneo de Europa, como el espacio KW, un ejemplo palmario de collage compuesto por galería de arte, museo de vanguardias y chill out de diseño donde tomarse ‘algo creativo’ de la más rabiosa coctelería.

Los patios de Berlín

La música techno sigue siendo el estilo de la ciudad; y la moda no tiene fronteras, es decir: cada uno se viste como le da la gana. Como ejemplo, no tienes más que pasearte por alguno de los llamados ‘patios industriales’. El más grande es el Hackesche Höfe (no tiene web porque es un complejo diversificado en el distrito del Mitte). Se trata de un conjunto encadenado de ocho patios donde antaño (en los albores del siglo XX) se ubicaban talleres donde se construían pianos y se montaban muchos artefactos domésticos, como las famosas máquinas de coser alemanas (las Singer); pero que como en la Segunda Guerra Mundial no fueron totalmente destruidos, se pudo recuperar y restaurar el estilo Art Nouveau -diseñado por August Endell- de sus espléndidas fachadas.

La misión que tenían para uso industrial de principio de siglo cambió totalmente en la década de 1990 y hoy, el inmenso espacio que comunica con los ocho seguidos patios -entre Rosenthalerstrasse y Sophienstrasse– ofrece muchos metros cuadrados adoquinados y con espacios arbolados, donde poder practicar el turístico menester del shopping… Además de disfrutar de bares y restaurantes con terraza; ver tiendas de diseño de cosas inútiles (pero muy monas), descubrir, también, más galerías de arte o embelesarse con la oferta de comics y novelas gráficas de la librería NeuroTitan, sita en la Brunenstrasse, el patio más empapelado de pegatinas y más grafiteado del mundo.

Hackesche Höfe – Foto: Pedro Grifol

En la calle Sophienstrasse 21 se encuentra el patio donde Rosa Luxemburgo, junto a Karl Liebknecht y Clara Zetkin fundaron, en 1918, la Liga Espartaquista, el movimiento revolucionario marxista organizado durante los últimos años de la Primera Guerra Mundial. ​La Liga Spartakusbund fue nombrada en honor de Espartaco, líder de la rebelión de esclavos de la República Romana. No hay nada que ver en ese patio, pero el dato cultural no ocupa lugar…

Pero si lo que queremos es culturizarnos con unas buenas dosis de clasicismo, esta zona de patios interiores está muy cerca del sitio de interés cultural más famoso de Berlín, que es la Isla de los Museos, una de las concentraciones de museos más importantes del mundo, que nos invita, a través de cinco grandes museos, a conocer la Historia Universal del Arte.

El barrio non-stop

Kreuzberg – Foto: Pedro Grifol

El mítico barrio de okupas después de la caída del Muro fue el Distrito Kreuzberg. En aquellos tiempos la zona se convirtió en refugio de ácratas, es decir: de librepensadores. Con el paso del tiempo, los okupas ya bien instalados (con raíces), que se cuentan por miles, se han ido aburguesando y han creado sus propios negocios. Aunque el precio es todavía moderado, ahora tienen que pagar el alquiler. Dicen por ahí que, hoy en día, no queda un solo okupa ilegal en Berlín.

Sea como fuere, el caso es que el barrio es tan famoso que ya existen empresas turísticas -como Fork&Walk– que organizan tours guiados por el barrio, ya que sus atractivos vivenciales desbordan cualquier previsión para penetrar en él si no se va de la mano de un guía conocedor de los bares, tiendas y demás garitos.

El recorrido es perfecto para los viajeros que quieren descubrir la cultura underground, los locales históricos y los sitios de moda, porque de esta manera se pueden visitar algunos puntos de referencia que la mayoría de los turistas pasan por alto. Hay de todo y todo muy divertido, como en una fiesta.

Aunque Berlín se está convirtiendo en la capital vegana de Europa, los ‘manjares’ típicos son el döner kebab y el Currywurst. La primera especialidad -carne asada al espetón servida en pan turco- apareció en la década de los setenta, y algunos berlineses incluso afirman que este ‘bocata turco’, se inventó en Berlín. En cuanto al Currywurst fue creado por una berlinesa en 1949, y se trata de una salchicha cortada en pedazos, salpimentada con curry y kétchup, que se sirve con patatas fritas en garitos callejeros llamados Imbiss.

Comida típica de Berlín – Foto: Pedro Grifol

Hay docenas repartidos por el barrio. Durante el tour te llevarán a alguno de ellos donde, cerveza en mano, recorrerás las pintarrajeadas calles. No debes preocuparte por dejar la botella vacía en ninguna papelera, se deposita en la calle, en el suelo (como suena); y tiene una explicación: se supone que el 90% de los berlineses seleccionan la basura que generan, así que el casco de cristal será recogido por algún ‘necesitado’ transeúnte al que abonarán 10 céntimos por casco (eso fue, por lo menos, lo que dijo el guía).

Por cierto, si quieres probar un auténtico Currywurst antes de tu viaje a Berlín, en Madrid lo preparan en Leinerhaus, un bar alemán que está en plena calle de La Ballesta. Especial.

El tour guiado es fundamentalmente gastro, pero gastro ‘de calle’, porque está lleno de curiosidades, como lo que comerás en el Best bad food in town (La mejor comida mala). La visita también nos descubre la historia de algunas de las emblemáticas discotecas del barrio. Desde el famoso cabaré Chez Romy Haag, de la década de 1970, hasta el electrónico Berghain Club, de la estrenada década de 2020. Ya fuera del tour, eres libre para meterte en la disco SO36, el local de conciertos que no para… que sigue…y sigue… No para. Non stop.

El Mural del Beso

El mural de el beso – Foto: Pedro Grifol

De buena mañana o antes de que caiga la noche, tienes que reservar un par de horas para visitar y fotografiar la inmensa galería de arte al aire libre conocida como East Side Gallery, una parte del Muro situado en el antiguo sector Berlín Este, junto al río Spree. Constituye el tramo más largo del Muro de Berlín que se conserva en pie: 1.300 metros calificados, desde 1991, como patrimonio histórico, consistentes en una sucesión de grandes murales pintados por artistas de todo el mundo, en los que se plasma los acontecimientos recientes del siglo XX y, a la vez, se lanza el mensaje para reforzar valores como la libertad, la paz o la comprensión.

Entre los murales más conocidos, destaca el titulado LOVE, que representa el beso entre Erich Honecker (presidente de la RDA en 1979) y Leonid Brézhnev (el líder soviético), y que está pintado por Dmitry Vrubel y Viktoria Timofeeva.

Y un consejo

Olvídate de desplazarte en taxi, el metro y los autobuses funcionan de maravilla, incluso para ir y volver al aeropuerto. Los tours guiados se realizan haciendo transbordo en el metro. Para ello, será imprescindible comprar la Berlin Welcome Card (berlin-welcomecard.de). Además del ahorro que supone para viajar en transporte público, te permite sacar entradas de los museos con descuentos. Las tienes en varias versiones: desde 25€. /48 hrs. hasta 53€. por tres días). Elige la que más se adecúe a los días que vas a quedarte en Berlín… ¡y diviértete!