En medio del Valle del Río Cárdenas aparece, casi por sorpresa, la localidad de San Millán de la Cogolla. Este pueblo riojano, fundado por el santo que lleva su mismo nombre, es famoso para muchos españoles por su intrínseca relación con el Camino de Santiago. Claro que, por sus propios atractivos, San Millán de la Cogolla merece una parada independiente de cualquier otro recorrido turístico que estemos realizando. Una en la que podamos centrarnos en sitios como los Monasterios de Suso y Yuso, ambos declarados Patrimonio de la Humanidad.
Justamente estos dos edificios son considerados de tal forma porque, según los historiadores, de allí surgen los primeros documentos escritos que dan cuenta de los idiomas castellano y vasco, en tiempos en los que estas lenguas, si bien existían, eran aún imprecisas y poco “oficiales”.
Un poco de historia de San Millán de la Cogolla
Pero antes de centrarnos en sus maravillas, debemos decir que la historia de San Millán de la Cogolla comienza allá por el siglo VI, cuando San Millán se refugió, ya al final de sus días, en una roca de la zona. Al fallecer, y a modo de homenaje, se decidió construir un edificio en las inmediaciones de la cueva donde había pasado una intensa parte de su vida.
Con el correr del tiempo, la leyenda sobre esta construcción y sus habitantes, mayormente monjes, fue creciendo de manera tal que poco a poco el lugar ganó en residentes fijos durante todo el año. Fue así que el Monasterio de Suso comenzó a quedar algo pequeño, y no quedó más remedio que complementarlo con el Monasterio de Yuso, que hoy integra el mismo conjunto monumental.
Comenzadas las obras en el siglo XI, en la búsqueda de un estilo románico, las tareas se fueron alargando en el tiempo de tal modo que muchas de las refacciones y ampliaciones posteriores siguen otras corrientes, más orientadas hacia los estilos renacentistas y barrocos.
Es importante destacar, por último, que en el Monasterio de Yuso, de larga tradición benedictina, conviven hoy algunos monjes agustinos recoletos que administran las visitas al interior del edificio. En tanto, el Monasterio de Suso pasó a manos del Estado, y ya no recibe actividad religiosa.
Qué ver en San Millán de la Cogolla
Ya conocidos los orígenes de San Millán de la Cogolla, cuando nos acercamos a esta pequeña ciudad nos encontraremos con tres barrios principales. Santurde es el más antiguo de ellos, y las investigaciones señalan que ya tenía algunos vecinos en el siglo IX.
Luego aparece el segundo barrio, denominado Barrionuevo aunque no es el más joven de los tres, y que surgió como consecuencia casi inevitable de la construcción del Monasterio de Yuso. Aquellas tareas, que demandaron la instalación de obreros y demás, expandió la localidad hacia este barrio. Aquí podemos ver el viejo hospital del Monasterio, molinos y almacenes que hoy se han adaptado como casas.
El tercer barrio es el Lugar del Río, que se ubica a unos dos kilómetros aguas arriba del Cárdenas y que, por obvios motivos, es el más tranquilo de los tres. Sigue manteniendo un aspecto casi rural, y los lugareños se mueven en amplias praderas entre las irregularidades del suelo.
Sin importar cuál de ellos visitemos, y hasta con el mandato de intentar conocerlos todos aunque sea por unos momentos, se trata de un poblado que no sólo guarda una riquísima historia cultural y religiosa, sino además uno de los que invita a descubrir las bellezas naturales que distinguen a La Rioja. Desde la frondosa vegetación hasta las cumbres nevadas, cualquier estación es perfecta.
¿Qué ver en San Millán de la Cogolla?
Monasterio de Suso
Como decíamos antes, el Monasterio de Suso es el más antiguo y casi que “nació” de la cueva donde se refugiaba el santo homónimo de la localidad. Además de sus siglos y siglos de preservación en buen estado, sobresalen los manuscritos hallados en él. A tal punto de que se le clasifica entre los más fundamentales escriptorios de la Edad Media y cuna de nuestro idioma.
Monasterio de Yuso
Más amplio y más fácil de visitar, el Monasterio de Yuso merece un paseo por su interior, no sólo para revelar sus secretos mejor guardados, sino también para descubrir cómo viven los monjes.
Las Glosas Emilianenses
Si los Monasterios de San Millán de la Cogolla representan las primeras palabras u oraciones escritas en lengua romance, las Glosas Emilianenses son algo así como las traducciones que se usaban en aquellos días para comprender el nuevo idioma que se estaba formando.
No olvides el senderismo…
Pero San Millán de la Cogolla es, en simultáneo, uno de los mejores destinos para hacer senderismo en este punto del territorio riojano. Hay varias rutas preestablecidas muy recomendables, como por ejemplo la GR-93 Ezcaray – San Millán, la GR-93 San Millán – Anguiano, que le continúa, la Ruta de la Cueva del Santo, o la Ruta de Gonzalo de Berceo. Como puedes ver, no faltan opciones.
Lo interesante de estos trayectos rurales es que los hay de variadas longitudes y dificultades, asegurando que cualquier persona, grupo familiar o de amigos que quiera realizar algo de deporte en la zona pueda hacerlo, sin verse impedido por su condición física.
Eso sí, una aclaración clave para evitar decepciones: si bien algunos de los senderos conducen hacia los Monasterios, eso no significa que podamos entrar a ellos. En todos los casos, debemos intentar concertar la cita con anticipación, para quedarnos tranquilos de ver sus mayores símbolos.
… ni tampoco sus fiestas
San Millán de la Cogolla es un lugar que aconsejamos visitar en cualquier momento de la temporada pero, si puedes hacerlo durante alguna de las fiestas y celebraciones locales, aún mejor.
Por ejemplo, el Domingo de Pentecostés buena parte de los residentes se dirigen, en Romería, al Monasterio de Valvanera, Patrona de La Rioja. Mientras tanto, el tercer sábado de junio los hombres hacen lo mismo hasta la Cueva del Santo, como muestra de su aprecio y respeto.
Pocas semanas más tarde, el 16 de julio, se llevan a cabo las Fiestas de la Patrona la Virgen del Carmen, clásicas del barrio más agreste y alejado, Lugar del Río. El 26 de septiembre, ya en otoño, se conmemora La Traslación de los restos de San Millán. Y el 12 de noviembre, su festividad.
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