Asociamos las secuoyas a la costa pacífica de Norteamérica, esa tierra prometida de frondosos bosques plagados de augustos árboles que rozan el cielo. Pero no hace falta irse tan lejos para pasear entre gigantes.
A media hora al oeste de Santander, y a unos minutos al norte de Cabezón de la Sal, se ubica el Monumento Natural de las secuoyas del Monte Cabezón, un grupo de más de 800 secuoyas que ofrece al viajero un entorno natural idílico para conocer de cerca uno de los tesoros más singulares de la naturaleza.
El origen de las secuoyas del Monte Cabezón
Desde luego, las secuoyas no son un árbol propio de los bosques cántabros. Encinas, madroños, avellanos, robles, hayas o abedules son los árboles autóctonos de la región que se han ido repoblando fundamentalmente con eucaliptos y pinos, además de algunos castaños japoneses, abetos Douglas o robles americanos.
Fue justamente una repoblación la que trajo las secuoyas al Monte Cabezón. Ya en la década de los 20 del siglo pasado se recomendaba desde la Ley del Plan general de Repoblación la plantación de especies de crecimiento rápido como parte de la nueva política forestal.
Pero fue con la autarquía franquista cuando se lleva a cabo la plantación de secuoyas en el entorno del Monte Cabezón. Tras la Guerra Civil, el gobierno resultante inició un proceso de autarquía —que ahora parece “ponerse de moda” a nivel mundial otra vez— orientado a restringir al máximo las dependencias externas y las importaciones, incluyendo materias primas forestales.
Lugares del interior cántabro como el entorno del Monte Cabezón fueron entonces repoblados con árboles adaptados a las necesidades de la producción industrial plantándose especies como los mencionados robles americanos o abetos Douglas… y un millar de Sequoia sempervirens, la conocida como secuoya roja o secuoya de California.
Se trata de un árbol perennifolio muy longevo —puede vivir más de 1500 años— siendo la conífera más alta del mundo ya que puede superar los 100 metros de altura sin incluir las raíces, alcanzando los 8 de diámetro en su base. Se trata de un árbol muy robusto, de copa piramidal, con ramas horizontales ligeramente curvadas con corteza muy gruesa y de un brillante color pardorrojizo que se oscurece expuesto a la intemperie.
Su nombre, por cierto, procede de un jefe cheroqui llamado Sequoyah que invento el silabario de su tribu, aunque los cheroquis no llegaron a vivir en el entorno habitual de estos árboles, en la costa pacífica norteamericana.
La secuoya se introdujo en Europa a mediados de siglo XIX, encontrándose en España en lugares como el Cortijo de la Losa cerca de Puebla de Don Fadrique en Granada o en Poyo (Galicia) cerca del monte Castrove, donde se plantaron 500 secuoyas para conmemorar el descubrimiento de América. Pero la ubicación más singular de secuoyas en España nos lleva al Monte Cabezón, en la comarca cántabra de Saja-Nansa.
Paseando entre gigantes en el Monte Cabezón
Cómo llegar al Monumento Natural de las secuoyas
Existen dos opciones para llegar al Monumento Natural de las secuoyas del Monte de Navas. La principal es la salida 249 de la A-8 para tomar la CA-135 en dirección Comillas, que también se puede seguir si vienes de Cabezón de la Sal, una de las localidades más cercanas al parque junto a Valoria del municipio vecino de Udías.
Dos aparcamientos a cada lado de la rotonda de acceso al parque nos permiten dejar el coche a buen recaudo. La otra opción para llegar al parque desde el extremo occidental es el acceso por la Tejera tomando un desvío hacia el norte desde la N-624, antes de llegar a Cabezón de la Sal.
Espacio Natural Protegido de Cantabria
De las secuoyas plantadas a principios de los años 40 del pasado siglo aún perviven 848. En este sentido, hay que recordar una de las características más llamativas de las secuoyas, y que justificó principalmente su plantación, es su rápido crecimiento: entre los primeros cuatro y diez años de vida crecen en torno a 1,80 metros al año. Así, los gigantes del Monte Cabezón son aún “secuoyas bebé” porque aún están creciendo pudiendo alcanzar… los 1000 años de vida.
La extensión del Monumento Natural está, por supuesto, muy lejos de esos parques naturales norteamericanos como el famoso Parque Nacional de las Secuoyas del sur de Sierra Nevada en California que suma más de 1600 kilómetros cuadrados y que custodia al General Sherman, el árbol con más volumen del mundo: 84 metros de alto, 11 de diámetro y… ¡unos 2500 años!
El Monte Cabezón, por su parte, suma poco más de dos hectáreas con esas 848 secuoyas con una media de altura de 36 metros y un perímetro medio de 1,6 metros. Pero hemos de darles tiempo para que crezcan a su ritmo… que, desde luego, no es el nuestro.
A pesar de la pequeña extensión, el bosque de las secuoyas en Cabezón de la Sal, se ha cuidado hasta en el más mínimo detalle tras su declaración como Monumento Natural en 2003 de forma que cuenta con más de cinco kilómetros de sendas divididas en siete tramos organizadas por colores.
Ruta Bosque de secuoyas del monte Cabezón
Desde el acceso principal existe una senda de kilómetro y medio, parte de la cual está adaptada para personas con movilidad reducida. La Senda de la Tejera que arranca desde el extremo occidental del parque es la segunda más larga y la que presenta en primer lugar los ejemplares más altos. Las pequeñas Sendas del roble y del castaño, por su parte, transitan por el corazón del parque secuoyas Cantabria.
Y es que las secuoyas, con su porte majestuoso, son las dominadoras de este bosque, pero no son los únicos habitantes del mismo. Así es el Monumento Natural del Monte Cabezón, un espacio de singular armonía en el que conviven árboles centenarios de muy distinta naturaleza.
¿Cuántas secuoyas hay en Cantabria?
El Monumento Natural de las secuoyas del Monte Cabezón, con una extensión de 2,5 hectáreas, actualmente habitan más de 800 secuoyas rojas. Actualmente este espacio se encuentra incluido en la Red de Espacios Naturales Protegidos de Cantabria.
¿Cuánto se tarda en visitar el bosque de secuoyas?
Se puede visitar el Bosque de las Secuoyas en aproximadamente 20 minutos a través de su ruta circular de apenas 1,5 kilómetros y es un plan perfecto para disfrutar en familia. Si se queda corto, se pueden enlazar diferentes rutas alternativas y alargar el paseo a 2 horas.
¿Cuándo ir al bosque de secuoyas de Monte Cabezón?
Se puede visitar todo el año ya que la frondosidad de las secuoyas no deja penetrar el sol en temporadas de más calor. Sin embargo, el otoño es la estación donde se puede apreciar una mayor gama de colores y contrastes.
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