Mientras Eslovenia formó parte durante el siglo XX del Reino de Yugoslavia y de la República Federal Socialista que lo sustituyó, los habitantes del país miraron a las montañas para nutrir la identidad nacional. Allá en el noroeste, entre esa colección de picos que superan los 2.000 metros de altura, se encontraba el símbolo nacional: el Triglav, la montaña más alta del país con sus 2.864 metros de altura.
Así que cuando Eslovenia se independiza con la desintegración de Yugoslavia, esta montaña y su entorno fueron mimados por el nuevo gobierno hasta convertirlo en el Parque Nacional de Triglav, el espacio natural más importante del país, un paraíso para los aficionados al senderismo, al montañismo… o a la fotografía: a cada paso que des en Triglav te encontrarás un espectáculo visual que enamorará el objetivo de tu cámara.
Triglav, al abrigo de los Alpes Julianos
Eslovenia es el tercer país más boscoso de Europa, solo por detrás de Finlandia y Suecia: casi el 60% del país está cubierto por bosques, el doble que España y el triple que Bélgica. Y el lugar más verde de este país no es otro que el Parque Nacional de Triglav, más de 800 km2 que custodian la montaña santa eslovena.
Pero, aunque este territorio sea patrimonio nacional, es frecuentado por viajeros de toda Europa, gracias también a su ubicación en el noroeste del país, a un paso de la frontera con Austria e Italia, en plenos Alpes Julianos orientales.
Teniendo en cuenta el tamaño del parque (aproximadamente como el Parque Nacional de Sierra Nevada, el más extenso de España) se recomienda pasar varios días en el entorno de Triglav. Y es que, como veremos a continuación, este parque nacional alberga un gran número de enclaves dignos de ver.
Lo mejor del Parque Nacional Triglav
Comenzamos este repaso en Bohinj, el valle que se extiende al sur de Triglav, cuyo lago, el más grande de Eslovenia, es el corazón del parque y uno de los lugares más visitados, junto al cercano lago Bled, que veremos a continuación: su imagen más emblemática es el puente junto a la iglesia de San Juan Bautista.
Cerca del lago se encuentra la cascada Savica, la tercera atracción más visitada de Eslovenia, una maravilla con una caída doble de 80 metros. Pero lo que la hace singular con respecto a otras cascadas dobles del mundo es que su flujo de agua deriva de dos arroyos subterráneos que llegan a la cascada a través de un túnel de una cueva kárstica.
Al sur de la cascada, ya cerca del extremo sur del parque, se ubica el monte Vogel que roza los 2.000 metros de altitud y al que podemos subir usando un teleférico: aquí se encuentra también una de las estaciones de esquí más importantes del país, junto a Kranjska Gora.
De camino al noreste del parque puedes pasar por Pokljuka, la masa boscosa más grande del parque, cubierta en su mayoría por bosques de abetos que crecen por encima de los 1.000 metros de altura: es uno de los mejores lugares de Triglav para el senderismo, como el que recorre la turbera de Goreljek, humedales habituales en esta zona.
El lago Bled
Y llegamos ya a Bled, la imagen más icónica de Triglav con permiso de la propia montaña. Nadie se quiere perder la foto de la isla de Bled ocupada por la iglesia de la Madre de Dios que reemplazó el antiguo templo pagano que se ubicó aquí en origen, en el siglo VIII: un lugar, por tanto, no solo estéticamente apabullante, sino muy significativo en la historia de Eslovenia.
Puedes recorrer el lago a bordo de la tradicional barca pletna para después hacer parada y fonda en la propia localidad de Bled, al este del lago y probar el pastel de crema Bled, un postre típico del país.
Otra perspectiva increíble del lago la tendrás desde el castillo del norte, ubicado en una roca de más de 130 metros de altura: dicen de este castillo que es el más antiguo del país, siendo construido a principios del siglo XI.
Y para los fanáticos del senderismo, otro imperdible esloveno a cinco kilómetros al norte del castillo: el desfiladero Vintgar, excavado por el río Ravodna: una ruta de tan solo 1,5 km que atraviesa puentes de madera entre las paredes verticales de las colinas Hom y Boršt que culmina en la cascada del río Šum.
Al norte del parque, en la frontera con Austria e Italia, se ubica Kranjska Gora, el paraíso esloveno para los aficionados a los deportes de nieve. Al sur de la estación y del pueblo de Kranjska Gora está otro bonito lago, aunque mucho más pequeño que los dos que ya hemos visto: el Jasna. Y si te van los espectáculos acuáticos, pásate por la cascada Peričnik, a 20 minutos al este de la estación de esquí, con sus más de 50 metros de caída.
También merece la pena acercarse a poco más de 10 minutos al sur de Kranjska Gora a la adorable capilla rusa construida en memoria de los soldados rusos que fueron sepultados por una avalancha de nieve mientras construían la carretera por el paso de montaña Vršič, en plena I Guerra Mundial.
El valle del río Soča
La zona occidental del parque es otra de las joyas de Triglav, definida por el valle del río Soča, famoso por el color esmeralda de sus aguas, al menos cuando brilla el sol. En torno a este valle se encuentran algunos de los hitos naturales más famosos de Triglav, empezando por las gargantas de Tolmin, el punto de más baja altitud de entrada al parque.
Y qué decir de la cascada Kozjak, que no es la más alta, pero sí la más poética de Eslovenia, la más perseguida por los aficionados a la fotografía por el entorno secreto que la rodea: una suerte de cueva kárstica que cobija la cascada de 15 metros de altura. Pero no te bañes bajo la cascada, aunque lo estés deseando: está prohibido, respeta la normativa para que este espacio siga lo más virginal posible.
Y terminamos este recorrido por los lugares más populares del parque ante la montaña que da nombre al mismo, dónde si no. Su perfil estilizado, con su triple pico que define su nombre, forma parte del escudo nacional apareciendo también en la bandera junto a tres estrellas. Desde luego, no se trata de una montaña cualquiera.
¿Y se puede subir a lo alto de la montaña? Sí, claro que se puede, aunque depende tanto de tu forma física como de la meteorología, pero no es una ruta excesivamente complicada en comparación con otras ascensiones alpinas, según señalan los expertos en estas lides.
Subido por primera vez, al menos de forma certificada, a finales del XVIII, fue a finales del siglo XIX cuando se erigió un pequeño refugio para alpinistas que se ha convertido en otro icono nacional. Y es que no hay lugar más esloveno en el país que esta montaña sagrada.
Únete a la conversación