En el corazón de la provincia sudafricana de KwaZulu-Natal, Durban se presenta como una ciudad donde el pasado y el presente dialogan en medio de una población multicultural. La tercera ciudad más grande de Sudáfrica es una joya costera que combina la belleza natural de su entorno con una rica historia y una animada cultura en uno de los motores económicos del país.
Durban se describe a menudo como una ciudad con una “alma mestiza”, que se alimenta de sus raíces en la cultura zulú y que se ha consolidado como el hogar de la comunidad hindú más numerosa fuera de la India. Con ocasión de la celebración de Indaba, estuvimos conociendo la ciudad que presume de ser la más acogedora del país.
Una breve historia de Durban:
Antes de la llegada de los colonizadores, la región de Durban era habitada por la nación zulú, aunque no se conservan registros escritos hasta la llegada del explorador portugués Vasco da Gama, que avistó la costa en 1497 durante una de sus expediciones marítimas. Pero sí se han encontrado asentamientos humanos en la región que se remontan a tiempos prehistóricos, incluyendo algunos de los primeros vestigios de humanidad encontrados en las cercanías de Drakensberg.
El desembarco europeo en Durban se materializó en 1824, cuando un grupo de comerciantes británicos liderados por Francis G. Farewell estableció un puesto comercial en la bahía y la bautizó como Port Natal. Este momento marcó el inicio de una nueva era y, en 1835, el asentamiento fue renombrado como d’Urban en honor al gobernador de la Colonia del Cabo de ese tiempo.
El siglo XX trajo consigo el régimen del apartheid, implementado en 1948, una política que dejó una huella indeleble en la historia de Durban. Las playas y muchos otros espacios públicos fueron segregados, y la lucha por la igualdad se convirtió en una parte integral de la historia de la ciudad. Posteriormente, la abolición del apartheid en la década de 1990 marcó un período de regeneración y crecimiento para Durban, que emergió como la tercera ciudad más rica de Sudáfrica, revelando una renovada promesa de inclusión y desarrollo.
Qué ver en Durban
Su litoral: la Golden Mile
El litoral de Durban, bañado por las cálidas aguas del Océano Índico, es un escaparate de la belleza natural y la efervescencia cultural de Sudáfrica, con la Golden Mile como su icono principal. Esta icónica franja costera, que se extiende aproximadamente seis kilómetros desde uShaka Beach hasta el Suncoast Casino y el Entertainment World en el norte, aglutina algunas de las mejores playas para nadar y surfear del país.
Desde sus inicios, cuando las dunas fueron despejadas entre 1906 y 1909, la Golden Mile ha servido de telón de fondo para el desarrollo turístico y urbano de Durban. Hoy, las playas separadas artificialmente por muelles, como North Beach, South Beach y Addington Beach, invitan a los visitantes y locales a sumergirse en las refrescantes aguas o tomar lecciones de surf.
Además de ser un centro de entretenimiento y gastronomía, la Golden Mile también cuenta con atracciones como Mini Town, una réplica a escala de la ciudad de Durban, y el Suncoast Casino and Entertainment World, que ofrece diversión y excelente comida. Las playas más populares para el surf son North Beach, Dairy Beach, Bay of Plenty, Snake Park, Pirates y Country Club, todas separadas por muelles.
La seguridad es una prioridad en estas playas, que están equipadas con redes contra tiburones y están bajo la atenta vigilancia de los salvavidas desde el amanecer hasta el atardecer.
Un Paseo por el Centro:
Nuestro paseo comienza en los rieles de lo que fue la primera estación de tren de Durban. Aquí, el fragor de las locomotoras antiguas aún resuena en el aire, recordando a los viajeros las hazañas de ingeniería que conectaron a Durban con el corazón de Sudáfrica. Continuamos hacia los edificios históricos que nos cuentan historias de arquitectura colonial y victoriana, sirviendo como un recordatorio físico de la Durban de hace casi dos siglos.
La majestuosa mezquita Jumma Musjid y la imponente Catedral Emmanuel, tan cerca entre ellas, son una muestra de la multiculturalidad que respira la ciudad. En Francis Farewell Square, las estatuas cobran vida con relatos de valentía y exploración, como el de Dick King y su famoso viaje a caballo, o la figura de Vasco Da Gama que mira hacia el océano recordando su paso por las costas africanas. El John Ross Statue rinde homenaje a otro joven héroe cuya historia se entreteje con los ríos y caminos de Sudáfrica.
No podemos dejar de visitar también sus mercados. El Muthi Market ofrece una experiencia sensorial sin igual, donde los secretos de la medicina tradicional africana se exhiben en un collage de aromas, texturas y colores. No menos impresionantes son los mercados de carne y pescado, donde la frescura es la norma y el bullicio, la banda sonora. Y en el famoso Victoria Street Market, quizás el más turístico, los artesanos y comerciantes de Durban ofrecen sus mercancías en un bonito espectáculo de colores.
Una ciudad llena de museos
Un total de 18 museos aparecen en el listado oficial de la oficina de turismo de la ciudad, como muestra del enorme esfuerzo que está haciendo Durban por acercar la cultura a la población. Merece la pena comenzar en el KwaMuhle Museum, en el que fuera el centro de la administración de la población no blanca durante el apartheid. Hoy en día, sus salas han sido transformadas para contar la historia de los habitantes de Durban, enfocándose en la diversidad cultural y los impactos del segregacionismo. Aquí, la resistencia y la resiliencia son temas muy presentes que permiten comprender la compleja trama social de Sudáfrica durante el siglo XX.
A continuación, el Durban Natural Science ofrece un cambio de escenario. Ubicado en el majestuoso City Hall, este museo alberga una de las colecciones más intrigantes de historia natural en Sudáfrica, incluyendo una réplica casi completa del dodo, un ave extinta que captura la imaginación de los visitantes.
Cerca del City Hall, el Old Court House, uno de los edificios más antiguos de la ciudad, ofrece una perspectiva diferente, llevándonos de vuelta al siglo XIX con su arquitectura colonial y sus exposiciones que relatan tanto la historia jurídica de la ciudad como episodios clave de su pasado.
Siguiendo la brisa marina, nos dirigimos hacia el Durban Maritime y el Port Natal Maritime, que honran la influencia del mar en la historia de la ciudad. Desde antiguas embarcaciones hasta modernos artefactos navales, este museo ofrece un viaje por la evolución de la tecnología marítima y el papel fundamental de Durban como uno de los puertos más importantes de África.
El The Phansi Museum, quizás menos conocido, pero igualmente fascinante, es nuestra próxima parada. Alberga una asombrosa colección de arte y artesanía de los pueblos indígenas de Sudáfrica, desde exquisitas piezas de beadwork hasta figuras talladas y textiles tradicionales. La visita es un homenaje a las habilidades artísticas y las tradiciones que han sobrevivido y se han adaptado a través de generaciones.
Por último, no podemos dejar de visitar el Bergtheil Museum, ubicado en la antigua casa de Jonas Bergtheil. Este espacio muestra una interesante exposición dedicada a la historia de los primeros colonos alemanes en la región y su influencia en el desarrollo agrícola y cultural de Durban.
Y, después de sumergirse en la riqueza histórica y cultural que ofrecen los museos de Durban, un refugio de tranquilidad y belleza natural nos espera en los Jardines Botánicos, que presumen de ser los más antiguos de África. Inaugurados en el siglo XIX, estos jardines no solo son un paseo por la botánica, sino también por la historia.
Caminar por estos jardines es un deleite para los sentidos: las fragancias de las flores exóticas y las hierbas aromáticas se mezclan en el aire, y la paleta de colores que ofrecen las plantas autóctonas y especies traídas de lejanas tierras es un espectáculo visual en constante cambio con las estaciones. El lago central, donde los lirios flotan con gracia, proporciona un punto focal de paz y reflexión. Con frecuencia, son sede de conciertos al aire libre, exposiciones de arte y festivales que unen a la comunidad y a los visitantes en la celebración de la vida y la naturaleza.
En los alrededores de Durban
Pegado a la ciudad, Umhlanga es quizás el perfil más sofisticado y lujoso de Durban. Con su famosa playa principal, Umhlanga Main Beach, ofrece el lugar perfecto para un día de sol y mar, así como para una cena de calidad mirando al mar. El Gateway Theatre of Shopping es un paraíso para los amantes de las compras, mientras que la Promenade de Umhlanga Rocks invita a paseos tranquilos junto al mar. El Whalebone Pier es una atracción en sí misma, ofreciendo vistas impresionantes del océano, y la Galería Makiwa brinda una ventana al arte local.
A solo media hora de Durban, el Valle de las Mil Colinas, con sus suaves colinas ondulantes que acompañan al río Umgeni, es una de las excursiones habituales desde Durban. Las vistas panorámicas desde las cumbres son simplemente impresionantes, pero este valle no es solo un regalo para los ojos sino también un lugar donde la rica cultura zulú cobra vida.
En el corazón de este paisaje, Phe-Zulu es una auténtica villa zulú que podemos visitar para conocer las tradiciones y el estilo de vida de uno de los pueblos más emblemáticos de Sudáfrica. Las demostraciones de danzas Zulu, con sus movimientos energéticos y trajes coloridos, son un espectáculo fascinante y una experiencia que no se debe perder.
Por supuesto, el Valle de las Mil Colinas es también un refugio para los amantes de la naturaleza y el aire libre. Los senderos a lo largo del valle invitan a caminatas tranquilas o emocionantes excursiones en bicicleta, invitándote a explorar la belleza natural de la zona a su propio ritmo. Para aquellos interesados en la vida silvestre, el valle alberga una variedad de aves y pequeños mamíferos.
Pero si buscamos avistar fauna, a tan solo una hora y media de Durban, la Reserva Natural de Tala Game es un santuario de vida animal que puede servirnos para tener un acercamiento a la África más salvaje. Podremos admirar animales como hipopótamos, rinocerontes, o majestuosas jirafas en su hábitat natural. Los safaris pueden realizarse a pie o en coche, ofreciendo una experiencia más íntima y directa con la naturaleza. Además, la reserva cuenta con alojamientos y restaurantes.
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