Si decimos que Alcalá del Júcar pertenece a Castilla La Mancha, a muchos les vendrán a la mente los paisajes llanos característicos de esta comunidad autónoma. Pero hay que decir que el territorio de esta autonomía es muy amplio y variada. Una buena muestra de ello es esta población albaceteña, donde su paisaje quebrado y tallado durante milenios por el río Júcar está muy lejos de cualquier tópico manchego.

Aunque el entorno natural no es el único motivo para darnos un paseo por Alcalá del Júcar. También estamos hablando de un núcleo de enorme belleza. Tanto que desde hace décadas está declarado Conjunto Histórico – Artístico. Sin más dilación vamos a descubrir los encantos de esta población.

Alcalá del Júcar, la joya de La Manchuela

Vista de Alcala del Júcar (Albacete)

El municipio de Alcalá del Júcar es el principal atractivo turístico de la comarca de La Manchuela, un territorio que limita al norte con la provincia hermana de Cuenca y por el este con la Comunidad Valenciana.

Al recorrer toda esa zona de La Manchuela Albaceteña es cuando se comprende porque Castilla La Mancha tiene motivos para reivindicar el turismo de interior. Y aunque hoy nos vamos a centrar en Alcalá del Júcar es imposible reprimirse y no hablar de algunos de los enclaves más atractivos de entorno inmediato, entre otras cosas porque pueden ser visitados de camino a nuestro destino.

Así ocurre con el Paraje natural del Tranco del Lobo ubicado en los alrededores del vecino pueblo de Casas de Ves. Por no hablar del embalse del Molinar, el mayor de cuántos hay en La Manchuela y donde también se forma un espectacular cañón. Aunque no lo es tanto como el de la Hoz del Júcar, la cual nos lleva directamente hasta Alcalá.

Llegamos a Alcalá del Júcar

Vista de Alcala del Júcar (Albacete)

La importancia del río Júcar en el desarrollo de Alcalá es tal, que hasta forma parte de su topónimo. Desde lejos, es como mejor se aprecia esa perfecta simbiosis entre la localidad con su entorno natural. Distintos miradores habilitados dejan constancia de ello, y es casi obligado sacar la foto del núcleo con todas sus casas apiñadas en un paisaje serrano que tiene una profunda cicatriz que marca el discurrir del río, cuyas aguas aunque parezca mentira desde este punto, se encaminan a desembocar junto a algunas de las más bonitas playas de Valencia.

El pueblo se sitúa en un sinuoso paso natural, con las casas trepando por la ladera y los caminos adaptándose al terreno. Puede parecer todo agreste, pero aún así ha sido el paso tradicional entre la vecina zona de Levante y parte de La Mancha. Y en esa condición de paso radica su historia, ya que durante mucho tiempo fue lugar de encuentro y aduana para viajeros y mercancías.

El nombre de Alcalá del Júcar

Castillo (Pixabay-Javier Álamo)

Después de admirar el conjunto desde los miradores alrededor del núcleo, luego hay que acercarse a sus calles y contemplar con detalle todo lo que ofrece la población. Y lo mejor para ello es dirigirse hasta su punto más alto, hacia el monumento que llama la atención desde la distancia: su castillo, que además es visitable.

Como el propio nombre del pueblo (Alcalá, viene de la palabra árabe alcázar), también su castillo se remonta a la época de ocupación musulmana. Serían los almohades quiénes lo construyeron. Aunque desde el siglo XIII pasó a manos cristianas, y bastante después, en el siglo XV se construyó su inconfundible torreón, el cual aparece rodeado de murallas.

Qué más ver en Alcalá del Júcar

Puente Romano (Pixabay-rem734)

El castillo es el gran emblema de la población, pero hay más puntos de interés. Entre los más peculiares están sus Casas Cueva. Algunas de ellas visitables como las del Diablo. No hay que perdérsela, ya que se trata de una excavación hecha a comienzos del siglo XX, primero para ser corral y despensa, pero después pasó a ser vivienda, y desde hace un tiempo es reclamo turístico y hasta animado bar.

Además no hay que perderse la iglesia de San Andrés con su destacado campanario, ni la plaza de toros con parte de su graderío excavado en la roca. E igualmente hay que aprovechar para echarle un ojo a la ermita de San Lorenzo.

Y por último hay que descender hasta el propio río, precisamente a la altura del conocido como Puente Romano, aunque no es tal, ya que más bien se trata de una construcción medieval. Pero independientemente de su antigüedad es una obra portentosa y muy atractiva. Además de que ofrece una singular panorámica picada del casco urbano. Una visión muy atractiva de día y de noche, ya que Alcalá del Júcar tiene una iluminación artística que ha recibido algún que otro galardón de nivel internacional.

En definitiva, estamos ante una población de Albacete de enorme interés y que desde hace tiempo ha hecho una apuesta por el turismo. De ahí que tenga diversas opciones de alojamiento y de restauración, así como hay una amplia oferta de sendas y actividades en la naturaleza, desde bici de montaña hasta el descenso de barrancos. Es decir, Alcalá del Júcar es uno de los lugares más atractivos y sorprendentes de Castilla La Mancha.