Muchas veces hemos oído que se come y se bebe por los ojos. Y, aunque bien es cierto que eso no es suficiente, ya que el sabor y la textura resultan fundamentales cuando de degustaciones se trata, tenemos que reconocer que hay mucha verdad en ese dicho. Una presentación atractiva o un color seductor hacen mucho a favor de aquello que tengamos que llevarnos a la boca.
Si de caldos hablamos, los intensos borgoñas, los tintos, los blancos o los burbujeantes espumosos tendrían mucho que decir. Pero entre todos ellos hay unos cuya tonalidad no tiene rival por lo especial y única que es. Descubre con nosotros los vinos azules y anímate a probarlos si todavía no lo has hecho.
Qué son los vinos azules
Bien sabemos que no hay uvas azul cielo, así que para que el vino sea de ese color algún secreto tiene que haber. Pues bien, los vinos azules obtienen este tono azulado a causa de un pigmento natural: la antocianina, que se encuentra presente en frutos rojos como las moras y los arándanos, y en el hollejo o piel de las uvas.
En la actualidad, las distintas bodegas que los elaboran utilizan sus propios métodos para potenciar esos pigmentos y obtener como resultado un vino en tonalidades azules. Y aunque algunas de ellas se sirven de procesos complejos, otras lo elaboran solo a partir de las uvas, ya que utilizan su piel.
El primer vino azul del mundo
El primer vino azul que se comercializó en España se produjo gracias a la colaboración de la empresa AZTI Tecnalia y la Universidad del País Vasco, que hicieron este proyecto realidad a través de unas bodegas leonesas. Se le denominó Gïk y para conseguir el color azul se obtuvo la antocianina de una base de uvas blancas y tintas, con una elaboración de un 99 % de vino y un 1 % de mosto, sin azúcares añadidos.
Gïk se convirtió así en el primer vino azul del mundo. Corría el año 2015. Si te apetece probarlo, encontrarás la botella a la venta en torno a los 10 euros.
El vino azul que no puede comercializarse como vino
Gïk revolucionó el mercado de los vinos, aunque las bodegas más tradicionales pusieron el grito en el cielo. Para ellas este vino no es vino. De hecho, fue tal el revuelo que se organizó que una denuncia provocó que los creadores de este caldo innovador terminaran viéndoselas con la administración después de la visita de unos inspectores. El objetivo era que por más que se conociera como «vino azul» o blue wine no pudiera ser comercializado como tal.
La resolución dio la razón a los tradicionalistas, en base a que la acepción de «vino azul» no está recogida entre las 17 categorías de productos vitícolas incluidas en el Anexo VII del Reglamento 1308/2013 por el que se crea la organización común de mercados de los productos agrarios. Por tal motivo, este vino azul se vende en España como «bebida alcohólica en base a vino (99%) y mosto (1%)», aunque no pase así en otros países del mundo.
El vino azul de California
No obstante, ya en el año 2006 salió a la venta un espumoso denominado Blanc de Bleu, que también se cataloga como vino azul. Y es que este chardonnay, cuya uva procede de los viñedos de la zona norte de California (Estados Unidos), también se distingue por su tono azulado.
Pero no es posible considerarlo un vino azul propiamente dicho porque mientras Gïk y otros que en la actualidad se comercializan se elaboran únicamente a partir de la uva, el color del Blanc de Bleu se consigue por medio de un cultivo de levaduras y esencia de arándanos.
Los vinos azules del desierto de Tabernas
Después de que Gïk irrumpiera en el mercado en 2015, otra bodega española se lanzó a conseguir su propio vino azul: Marqués de Alcántara. Se encuentra ubicada en pleno desierto de Tabernas, en Almería (Andalucía). El vino azul de Marqués de Alcántara es de la variedad chardonnay, aunque no es espumoso y su tonalidad se obtiene directamente de las uvas. Fue tal el éxito que obtuvo en Estados Unidos cuando se comenzó a comercilizar en el país que las bodegas abrieron una sucursal en Miami.
También en este desierto almeriense las bodegas Perfer comercializan toda una variedad de vinos azules. Como el Blú Perfer Frizzante, con gusto y aroma a frutas tropicales; el burbujeante Blue Brut; el Alma Azul y el Alma Azul Espumoso, con aromas a frambuesa, así como el Blú Perfer, un vino joven para todos los bolsillos de la variedad chardonnay. Todos ellos rondan entre los 5 euros y los 10 euros.
Una bebida azul de alta graduación
En el resto del mundo, el vino azul español tuvo muy buena acogida y, en la actualidad, se siguen presentando nuevos productos de numerosas bodegas en un sector en el que todavía se puede innovar de muchas formas, como es el caso de la cada vez más frecuente presencia de las bodegas submarinas. De manera que encontrarás vinos de colores, vinos criados en el mar y combinaciones realmente curiosas.
Pero como de azul se trata en el día de hoy, no nos resistimos a mencionar un licor. Nos referimos al Curaçao Azul Bols, de los Países Bajos. Se caracteriza por su tonalidad azul profunda, su aroma a mandarina y su elaboración con naranjas amargas de la isla caribeña de Curaçao, además de una elevada graduación. Y es que mientras la mayoría de los vinos azules españoles rondan los 11º, el contenido en alcohol del Curaçao Azul Bols es del 21 %. Se utiliza en numerosos cócteles y no te creas que es un invento moderno. Ya en el siglo XIX se lo conocía como Crème de Ciel y su origen se remonta a una destilería de Ámsterdam del siglo XVI.
Maridaje de vinos azules
En resumen, y reservando el Curaçao Azul Bols para ocasiones y combinados especiales, los vinos azules recuerdan en cierta medida a los blancos, aunque con un matiz más afrutado. Maridan perfectamente con entrantes, mariscos, pescados y platos ligeros de pasta fresca o arroz.
Si organizas alguna comida y quieres poner algo original en el momento del aperitivo para ir abriendo boca, sorprende a tus invitados con una botella de vino azul. Seguro que no todos lo han probado, aunque te advertimos que provocará más de un debate.
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