Los límites territoriales han sido, y son, un habitual motivo de conflicto a lo largo de la historia de la humanidad y una buena parte han generado disputas diplomáticas y guerras por doquier. También provocan que muchos humanos queden en medio de esa “bisagra” que canta Serrat entre un norte con miedo y un sur desesperado.
Sin embargo, como para equilibrar las cosas, también los hay tranquilos y perdidos entre bellos paisajes naturales o los que presentan detalles risueños y coloridos. Hoy te contamos algunos datos sobre las fronteras entre países más curiosas.
La más alta del mundo
El monte Everest, la montaña más elevada del planeta, no pertenece a un solo país. Y es que el Himalaya, la cordillera de la que forma parte, marca el límite entre China y Nepal. Es así que, a 8.848 metros, justo por su cima, pasa la frontera entre estos países asiáticos. Sin duda, es todo un desafío llegar hasta ella, ¿no crees?
La que al cruzarla te cambia de continente y de día
En el estrecho de Bering, que es el límite entre EE.UU. (Alaska) y Rusia (Siberia), se encuentran las Islas Diomedes, dos pequeños peñascos rocosos separados entre sí por 3,7 kilómetros. Sin embargo, son muchos los datos curiosos que aportan al tema de las fronteras. Para empezar, corresponden una a cada país y son el punto más cercano entre ellos. T
anto es así que, en teoría, cuando el mar se congela, se puede ir caminando de un islote al otro, lo que es lo mismo que decir, en este caso, de EE.UU. a Rusia, o de continente a continente. Pero, como nada es perfecto, hay disposiciones que no permiten hacerlo. Y, por si todo esto fuera poco, en cada una de las Diomedes se vive en días distintos. Es que, entre ambas, pasa la línea internacional de cambio de fecha por lo que, pese a que resulte ilógico, hay una diferencia de casi 24 horas entre los dos lugares.
La que divide hasta casas y locales comerciales
Sin duda, dentro de las fronteras entre países más curiosas, una que se lleva la palma es la que pasa por una pequeña localidad que fija el límite entre Bélgica y los Países Bajos. El lugar está dividido en dos municipios, correspondiente uno a cada país, y que da como resultado un complicado armado de enclaves y exclaves.
Así, por ejemplo, hay hasta casas, calles, edificios comerciales, etc. que están atravesadas por la línea territorial, debidamente señalizada en el suelo- y pertenecen una parte a cada país. Este “problema” viene de largo, cuando en la Edad Media se dividieron las parcelas entre las diferentes familias de la aristocracia.
La más cultural de todas
Entre Canadá y EE.UU. hay una biblioteca situada justo en el límite. Si piensas que fue algo hecho adrede, estás en lo cierto, ya que el lugar se erigió, a comienzos del siglo pasado, con la intención de destacar la unión cultural entre las dos naciones, aunque de un lado se hable y se escriba en francés y del otro en inglés y rijan las leyes de cada estado.
Se trata de la Biblioteca Haskell. Allí, una sencilla línea negra que corre a lo largo del suelo, separa las ciudades de Derby Line (Vermont) y de Stanstead (Quebec).
La más vigilada (o casi)
Hoy en día, cuando el llamado Primer Mundo parece replegarse sobre sí mismo y, además, cuando el planeta corre serio riesgo de adentrarse en una nueva Guerra Fría (si ya no está inmerso en ella y aún no terminamos de darnos cuenta) es muy difícil asegurar que la frontera entre las dos Coreas siga siendo una de las más custodiadas del mundo. Y es que hay muchas otras que parecen estar peleando por ese puesto. De todas formas, pese al acercamiento entre los dos países y al reciente encuentro entre el líder estadounidense y el norcoreano, no se puede afirmar que la llamada zona desmilitarizada (ZDC) que separa a estas naciones se haya “relajado”.
Vale recordar que, desde 1948, el paralelo 38 norte marca el límite entre estos estados asiáticos que llevan siete décadas de enfrentamiento tras una guerra que no concluyó en un tratado de paz y con la pugna constante de potencias mundiales como telón de fondo. En cuanto a la ZDC, también llamada frontera intercoreana, desde 1953 obra como una franja de seguridad para proteger el límite territorial. Tiene 238 kilómetros de largo y 4 de ancho y los soldados de cada parte no pueden cruzarla. Como dato curioso, en ese “limbo” entre naciones se desarrolló una zona silvestre muy rica en flora y fauna.
La que cambia cada 6 meses
¿Sabías que existe un islote llamado Isla de los Faisanes que entre febrero y julio de cada año es parte del territorio español? Los restantes 6 meses pasa a jurisdicción francesa. Se trata de un condominio situado sobre el río Bidasoa, que establece la frontera entre Irún (España) y Hendaya (Francia). Es un lugar muy pequeño (no alcanza los 7000 metros cuadrados) y no está habitado. Pero aquí se firmó el tratado de Paz de los Pirineos de 1659 y allí reside su importancia histórica, tanta como para que dos países ejerzan una soberanía compartida.
La que no termina de definirse
La frontera entre Brasil y Bolivia es muy extensa. A lo largo de casi 3.500 kilómetros atraviesa diversidad de paisajes naturales y urbanos. Hasta aquí todo más o menos normal en lo que se refiere a los límites entre países. El tema pasa por las islas e islotes de algunos de sus ríos. Por ejemplo, en el río Mamoré hay una isla que aún se disputan los dos estados.
Los bolivianos la llaman Suárez y los brasileños ilha de Guajará-mirim. Además, hay unos 31 islotes del río Iténez o Guaporé y 9 islas del río Paraguay que, de momento, se encuentran bajo soberanía indefinida.
La que invita a hacer un picnic
Existe un punto en Europa donde convergen tres países y, para señalizar el lugar, no tuvieron mejor idea que poner una mesa triangular con tres bancos. Así que, salvo que exista un conflicto diplomático, las personas que allí se sientan pueden pasar un buen momento descansando o comiendo y -pese a la proximidad- estar en naciones diferentes.
Y es que, dando apenas unos pasos o cambiando de asiento puedes estar en Rajka (Hungría), Bratislava (Eslovaquia) o Gemeinde Deutsch Jahrndorf (Austria).
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