La comarca de Los Páramos, en el norte de la provincia de Burgos, es un lugar duro para vivir. Hace frío, nieva mucho. Así era hace cien años y así sigue siendo hoy en día. Parte de la llamada ‘España vaciada’ está por allí. Paulatinamente, han ido desapareciendo muchos pequeños municipios. En los pueblos que quedan, quedan ya pocos habitantes. Según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística): en Sargentes de la Lora: 100; en Valdeajos: 50; en Ayoluengo: 10.
Sin embargo, por las características geológicas de la zona -arenas asfálticas, sedimentación ideal-, desde comienzos del siglo XX se realizaban prospecciones petrolíferas. “Sí, aquí puede haber petróleo” … dijeron los americanos en los años sesenta. En aquella década, España y Estados Unidos habían normalizado relaciones y los americanos aprovechan la coyuntura para hacer fotos aéreas del territorio español – ¡‘Bienvenido Mr. Marshall’! – que podían dar pistas para múltiples fines. La documentación gráfica servía (quizá) para muchas cosas: para buscar yacimientos petrolíferos o para ubicar puntos ideales de defensa… Los rusos estaban lejos ¡pero nunca se sabe!.
El caso es que el 6 de junio de 1964, los campos de Valdeajos, pedanía perteneciente al Ayuntamiento de Sargentes de la Lora, se cubrieron de oro negro cuando salió un potente chorro de petróleo de uno de los pozos que allí maniobraba. De las entrañas de la tierra brotaron 5.000 litros de oro negro a una altura de 50 metros, dejando perplejos a los pocos testigos que allí había. Se había encontrado petróleo por primera vez en la Península Ibérica.
Un NODO en la memoria
Es interesante escuchar la locución del Noticiario NODO (Nº 548 / junio de 1964) que se emitió en los cines españoles con motivo de la aparición de petróleo en el páramo burgalés. La esperanza de aquel gran hallazgo arraigó en una España que dejaba atrás las secuelas de la Guerra Civil y parecía que iniciaba el camino del desarrollo económico.
Este hecho hizo que cambiase para siempre la vida de los habitantes del Páramo de la Lora que, hasta entonces solo hablaban sobre las cosechas de patata, trigo, cebada… o de cuándo tenía que parir una u otra oveja.
Que surgiera aquel chorro de petróleo no fue una casualidad, porque para que la exploración rindiera sus frutos, que culminó en el descubrimiento, fueron necesarios más de 20 años de intensos trabajos, desde que comenzara la exploración sistemática en España al finalizar la Guerra Civil en el año 1939, hasta aquel mítico 6 de junio de 1964.
No es petróleo todo lo que reluce
A título de información cronológica, la historia del petróleo español se puede resumir de la siguiente manera:
En 1953, el Diario de Burgos titulaba en primera página: “El Ministerio de Industria informa al Gobierno de que el campo petrolífero de Ayoluengo puede ser de estimable importancia”. Naturalmente, la noticia causó importante impacto en la comarca. Y en los años posteriores a aquel primer chorro negro (1964), se intensificaron las prospecciones.
Sin embargo, dos factores habrán de echar por tierra las ilusiones depositadas en el yacimiento burgalés: Los análisis del crudo confirmaron que su alto contenido en vanadio impide su destilación. La calidad del crudo no era muy buena. Solo servía para uso industrial, es decir como combustible para calderas. No servía como gasolina para nuestros queridos ‘600’. Gran disgusto.
El segundo factor fue que los sondeos practicados en los puntos prometedores de la provincia, confirmaron que en Burgos no existía ese gran mar de petróleo que se intuía. Ante la realidad, las prospecciones decayeron en los años posteriores. En la década de los setenta, en plena crisis energética, únicamente se harían 14 sondeos.
Las décadas posteriores confirmarían que ya nadie esperaba encontrar riqueza petrolífera en la zona. Veinte sondeos en los ochenta y tres en los noventa darán por concluida la aventura de lo que algunos, en pleno éxtasis, llegaron a pronosticar que sería “la era del petróleo español”.
El Museo del Petróleo
Han pasado muchos años desde aquel primer éxito y aunque el futuro no trajo la riqueza que muchos esperaban, la historia de la búsqueda (y hallazgo) del petróleo en Burgos es sin duda un hecho singular que merece la pena conocer. Así que, cincuenta y ocho años después, el Ayuntamiento de Sargentes de la Lora ha querido rememorar el acontecimiento, revivir la historia de lo que significó aquella fecha, y exponer la realidad del único campo petrolífero que permaneció activo en la Península Ibérica.
Para ello se creó el Museo del Petróleo que, después del parón COVID y de las obras acometidas en las instalaciones, se ha reinaugurado este mes de marzo de 2022.
De entre los ambiciosos objetivos de este nuevo museo cabe destacar el deseo de transmitir los conocimientos científicos sobre el petróleo, permitiendo al visitante hacerse una idea clara de cómo se conformó el planeta Tierra a lo largo de los últimos 250 millones de años, y dar a conocer todo lo relacionado con el petróleo, su geología, industria y derivados. El museo cuenta con paneles explicativos sobre la formación de hidrocarburos en la naturaleza, las técnicas de extracción y la manera de transformarlos para su explotación.
Las visitas al museo están guiadas por un geólogo que, durante el recorrido, nos aclarará cualquier duda. Alrededor del museo duermen los inconfundibles ‘caballitos negros’, que no son otra cosa que el nombre que reciben las bombas extractoras de petróleo que cambiaron el horizonte del páramo burgalés y que todavía, después de 58 años, siguen formando parte del paisaje.
Otro objetivo es impulsar el turismo por la región, invitando al visitante a conocer otros espacios naturales e históricos cercanos al Páramo de la Lora. Después de la visita didáctica al museo, podemos seguir por el Sendero del Petróleo para acercarnos a los pozos petrolíferos de la zona, reliquias industriales que merecen foto. Se accede por pistas de tierra. Se puede aparcar y dar un paseo por el entorno en el que están integrados.
El llamado dolmende La Cabaña es el otro aliciente histórico visitable del viaje. Se trata de un megalito prehistórico que se encuentra a tres kilómetros del Sargentes de la Lora, al que se llega en coche o andando, siguiendo las señalizaciones que, desde Sargentes de la Lora, guían por un camino de tierra paralelo al río hasta encontrar el megalito.
El dolmen data de la segunda mitad del IV milenio antes de Cristo, y a pesar de los saqueos y la destrucción que ha ido padeciendo a lo largo de los siglos, está en buen estado de conservación. En el año 1993 fue declarado Bien de Interés Cultural con categoría de zona arqueológica por la Junta de Castilla y León.
El petróleo español y el cine
Las Petroleras fue una película dirigida por el francés Christian-Jaque en 1971, cuyo mayor atractivo fue enfrentar a dos sex-simbols del momento, Brigitte Bardot y Claudia Cardinale, ataviadas según los cánones de espagueti-western y en la más absoluta apoteosis de su belleza, en una lucha por poseer un terreno donde se escondía una fortuna petrolífera.
En la película, además de indios y cowboys, aparecen los “caballitos negros” del campo petrolífero de Ayoluengo, donde ahora se ubica el Museo del Petróleo. El hecho de que la película se rodara en Burgos fue un buen reclamo para los espectadores españoles que, aunque no vieron los desnudos -¡que los había!- en la versión patria, la convirtieron en una de las películas más taquilleras del año.
Cuando sabes que la película se rodó en los campos petrolíferos de la Lora, no puedes dejar de pensar que aquello podía haber sido la Oklahoma de España. Claro que, cuando aparece en escena José Luis López Vázquez en un rol gay… ¡te caes del caballo!
Únete a la conversación