“El primer chiringuito desde 1913”. Esa es la carta de presentación de un local del paseo marítimo de Sitges. Pero ese supuesto primer chiringuito recibió tal denominación varias décadas más tarde, cuando el periodista César González-Ruano supuestamente sugirió al propietario Juan Calafell que cambiara el nombre del bar en homenaje a una forma de hacer el café en Cuba.
¿Fue realmente este bar el primer chiringuito de España? ¿Y este término procede de una fórmula antillana de elaborar el café? A continuación, tratamos de responder a estas preguntas repasando la curiosa historia del primer chiringuito de Sitges.
El chiringuito: de Sitges a Georgie Dann
El chiringuito es una de las tradiciones más representativas de las playas españolas, una de esas costumbres ‘made in Spain’ que tanto entusiasman a buena parte de los turistas internacionales. Porque, claro, tener a pie de playa un establecimiento para tomar un bocata, un café con hielo o una cerveza bien fría seduce a cualquiera.
La irrefutable españolidad de este término ha servido para nombrar otros conceptos muy nuestros, como el de esos organismos públicos que tejen la red clientelar que sustenta nuestra normalidad democrática. Pero mejor volvamos al chiringuito playero.
Nos situamos en 1943. El antiguo negocio a pie de playa en Sitges conocido desde antiguo como kiosquet sufre desperfectos considerables tras un temporal y Juan Calafell, un empresario de la zona, se hace con las riendas del local.
Al parecer, uno de los clientes más habituales de este renovado kiosquet era el periodista César González-Ruano poeta y periodista que, entre otras aventuras, llegó a ser apresado por la Gestapo en Francia acusado de traficar con visados, un asunto bastante turbio aún sin aclarar.
¿El primer chiringuito?
Solo un año más tarde de su experiencia con la policía secreta nazi, González-Ruano decide tomárselo con más calma y se viene a Sitges donde hace amistad con Juan Calafell. Es entonces cuando entre ambos surge la idea de cambiar el nombre del establecimiento por ‘chiringuito’. A partir de aquí, las fuentes se tornan confusas.
La versión oficial atribuye a ambos la paternidad del término, señalándose que es González-Ruano el que lo que relaciona con el término ‘chiringa’, al parecer una manera de preparar el café en Cuba, usando una media como filtro y colando el agua hirviendo. Así pues, el chiringuito sería el chorro de café que sale de la media.
Pero, ¿qué significa oficialmente ‘chiringa’? La RAE señala hasta 5 significados para esta palabra, pero ninguno se relaciona con un café. Una de las acepciones coloquiales procedentes del español cubano tiene su aquel: “mandar a alguien a empinar chiringas”… es decir, mandar a paseo. Pero no creemos que González-Ruano y Calafell quisieran mandar a nadie paseo, al contrario, pretendían que el chiringuito de Sitges fuese un lugar de encuentro tras el paseo… por la orilla del mar.
No obstante, una de las acepciones de la RAE señala que una chiringa sería un vaso de aguardiente, algo que nos acerca más al actual significado de chiringuito. Otras teorías, no recogidas por la RAE, afirman que los trabajadores antillanos de las plantaciones de azúcar y café dirían “vamos al chiringuito” en alusión a la parada para descansar y el refrigerio que tomarían durante esos minutos de descanso.
Pero la historiadora del arte y cronista de Sitges Beli Artigas niega que González-Ruano y Calafell sean los padrinos del chiringuito español ya que ha encontrado referencias a este término en periódicos de finales del XIX.
Así mismo, el término también podría tener otras dos vinculaciones. Por un lado, podría ser una corrupción del verbo gitano ‘chingar’ que hace referencia, entre otras acepciones, a “beber con frecuencia vino o licores”. Y, por otro, podría estar relacionado con el habla canaria siendo chiringa un aparato para echar chiringuitos.
Concretamente en el artículo “Viaje por España. Huelva” publicado en El Liberal el 1 de febrero de 1895 se puede leer: “La manguara de González Blas, y el chiringuito y las almejas recalentadas, son aperitivos excelentes”. Estas referencias y otras similares localizadas por Artigas parecen demostrar que la palabra ‘chiringuito’ ya se usaba en España a finales del XIX para referirse a una bebida alcohólica.
Pero es que, además, el Chiringuito de Sitges ni siquiera sería el primero en poner ese nombre a un establecimiento marítimo según se extrae de las pesquisas de Artigas. Un local conocido como Bar Chiringuito se convirtió en referencia social de la Barcelona de finales del XIX y de principios del XX, abriendo las 24 horas en el entorno del puerto para dar servicio a viajeros y acompañantes.
Artigas citas varios artículos en publicaciones como El Diluvio, El Pueblo Catalán o Papitu, también bajo la acepción ‘xiringuitu’: «Ha sido capturado un barquero conocido por el Negro, supuesto autor de la agresión de que días atrás fue objeto un individuo en Paseo de Colon, junto al kiosco de bebidas denominación ‘El Chiringuito’».
Pero ahí no se detienen las dudas sobre quién debe ostentar el título de primer chiringuito de España, ya que otras teorías apuntan a que en la playa de la Malagueta ya existía una suerte de merendero a principios de siglo XX que sería al germen del futuro chiringuito playero.
De cualquier manera, parece evidente que El Chiringuito de Sitges sí fue el primero en decir que fue el primero: es decir, el primero en ser consciente del potencial que podía tener un establecimiento a pie de playa para agasajar a los sedientos y hambrientos bañistas del casi infinito litoral español.
Además, todo hay que decirlo, en el Chiringuito de Sitges han aceptado la revisión historiográfica que propone Artigas en su propia página de Facebook.
Cuatro décadas después de que Calafell y González-Ruano idearan aquella pionera estrategia de marketing —since 1913— Georgie Dann elevaba a categoría de culto el chiringuito español con su inimitable estilo retro, sus estribillos machacones y sus versos… un tanto equívocos. Y es que ya huele a verano como los de antes, con las partidas de pala, los balones Nivea y los chiringuitos… de los de playa, gracias.
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