Toda España, pero sobre todo Madrid y Barcelona, suelen ofrecer a los turistas que la visitan una enorme cantidad de opciones basada en grandes edificios y palacios, espacios únicos en cuanto a la gran variedad de elementos históricos que contienen en su interior, como desde el punto de vista arquitectónico. Sin embargo, hay vida más allá de los más famosos edificios a nivel internacional.
Lo cierto es que, aquellas personas que ya hayan dedicado algunos viajes anteriores a conocer el Palacio Real de Madrid o la Sagrada Familia de Barcelona, tienen la oportunidad de aprovechar los próximos meses para descubrir en profundidad algunos otros palacios españoles de los que no se sabe tanto, pero cuyas entrañas bien vale la pena recorrer.
Palacio del Marqués de Santa Cruz
Si nos desplazamos hasta Castilla–La Mancha, y más precisamente hacia Ciudad Real y en su interior, al municipio de Viso del Marqués, tenemos el Palacio del Marqués o Palacio de los Marqueses de Santa Cruz, distinguido como Monumento Nacional desde hace casi un siglo.
Este edificio fue levantado en pleno siglo XVI, más concretamente entre los años 1564 y 1588, por pedido expreso del primer Marqués de Santa Cruz, Álvaro de Bazán, quien también oficiaba como almirante de la Marina. Debido a sus obligaciones, que le mantenían en la zona, solicitó la construcción de un espacio lo suficientemente amplio y cómodo para permanecer en él.
Influenciado absolutamente por el arte y la arquitectura italiana, donde solía pasar grandes temporadas, se contrató para la ocasión a una serie de artistas de aquella incipiente nación, para decorar cada uno de los más de 8.000 metros cuadrados de los que dispone.
El Palacio del Marqués de Santa Cruz puede visitarse actualmente, con acceso a sus dos plantas y buena parte de las salas que las conforman, incluyendo aquellas que funcionan como galerías, de manera que se puede ser testigo del popular Archivo–Museo de la Marina Don Álvaro de Bazán.
Palacio de Liria
Por supuesto, dentro de la capital tenemos algunos palacios que pueden funcionar como un buen complemento a los más demandados. El Palacio de Liria, de la Casa de Alba, es considerado una de las residencias personales y privadas de mayor relevancia en la capital.
Se levantó entre los años 1767 y 1785, en este caso por orden de don Jacobo Fitz-James Stuart y Colón, III duque de Berwick y de Liria; y para el proyecto fue contratado el renombrado arquitecto Ventura Rodríguez, que le dio su estilo único original.
Lamentablemente, la edificación sufrió algunos percances durante la Guerra Civil, sobre todo durante el año 1936, y parte del interior quedó completamente destruido, salvándose poco más que sus cuatro fachadas, y un porcentaje interesante de la colección que allí se resguardaba. Las piezas fueron enviadas a otros sitios más seguros en Madrid, como el Museo del Prado o la Embajada Británica. Con el correr del tiempo, casi todos esos objetos regresarían a casa.
Claro, esto fue posible sólo tras la reconstrucción, en manos del arquitecto Manuel Cabanyes e impulsada por el XVII duque de Alba, don Jacobo Fitz-James Stuart.
Hoy en día el Palacio es la sede de la Fundación Casa de Alba.
Palacio de las Dueñas, Sevilla
Contemplado dentro del patrimonio de la casa de Alba desde 1612, el Palacio de las Dueñas es uno de los paseos casi obligados que deberíamos realizar en Sevilla, para encontrarnos con esta edificación que vio la luz entre los siglos XV y XVI, siendo una de las más antiguas de la ciudad.
Un par de siglos más tarde, Dueñas pasó a ejercer como una comunidad de vecinos, con la curiosidad de que uno de los inquilinos que se alojaron allí fue ni más ni menos que Antonio Machado Álvarez, padre de Antonio Machado, uno de los mayores poetas con sello español.
Desde aquel momento y hasta la actualidad, el Palacio de las Dueñas se ha transformado en un lugar de encuentro de las clases más acomodadas, incluyendo no sólo a diversas dinastías de todo el continente, sino también a representantes de los ámbitos políticos y artísticos.
Medina Sidonia en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz
Ahora mismo famoso por ser la sede de la Fundación Casa Medina Sidonia, la Medina Sidonia en Sanlúcar de Barrameda supo ubicarse como palacio de los duques de Medina Sidonia.
Hacia finales de la década del ´70 se le catalogó como Monumento Histórico-Artístico de Sanlúcar de Barrameda por su marcado estilo renacentista, que nos ofrece un alcázar andalusí típico, y la visual de la capilla palatina de los Medina Sidonia.
Se trata de uno de los mejores palacios alternativos de España si estás pensando en una experiencia diferente, ya que cuenta con alojamiento propio sobre el ala oeste, poniendo a disposición de los interesados nueve habitaciones, todas ellas con caminos que llevan a las antiguas dependencias.
Esta hospedería está abierta la mayor parte del año, y es recomendable pasar allí al menos una noche, no sólo para ver el estilo de vida de los duques, sino también para detener el tiempo por unos instantes, probando alguna infusión en su salón de té con jardines y arcos.
Palacio de Monterrey, Salamanca
Aunque Salamanca posee más de un edificio que sería bueno recorrer en detalle, el Palacio de Monterrey sin dudas destaca entre ellos. A apenas un minuto caminando de la Plaza Mayor, se construyó en el siglo XVI para el conde de Monterrey, don Alonso de Acevedo y Zúñiga.
Fue declarado Monumento Nacional en 1929, y se le considera también uno de los mayores exponentes del estilo plateresco español. Con sus tres cuerpos flanqueados por dos torres, a los que se suman un sinfín de bellísimas chimeneas y cresterías es un imponente edifico de gran belleza tanto en sus fachadas como en su interior.
Únete a la conversación