No hace falta escaparse a la otra punta del mundo para ver o inmortalizar paisajes extraordinarios, pues en la geografía española habitan rincones naturales inauditos, fascinantes y de enigmática belleza, que pintan de magia el lugar en el que se encuentran y cuya contemplación es todo un regalo para los sentidos.
Forman parte de la España más desconocida, pues muchas veces no aparecen en las guías turísticas, perfilándose una maravillosa excusa para hacer las maletas y disfrutar de enclaves diferentes a los habituales. He aquí los cinco paisajes más insólitos de España.
Pozo de los Humos, Salamanca
El río Uces se bifurca a su paso por el territorio de las localidades salmantinas de Pereña de la Ribera y Masueco, en el corazón del Parque Natural de los Arribes del Duero, y forma una de esta cascada, que es una de las más impresionantes de Europa. El agua cae con toda la fuerza en vertical desde 50 metros de altitud, que, para quien no lo sepa, son dos menos que las cataratas del Niágara.
La bravura con la que toca la superficie genera una impresionante cortina de humo de vapor que domina todo el entorno, creando un espectáculo de lo más sugestivo que ha cautivado el alma de prácticamente todos los que la han visitado.
Incluso de Miguel de Unamuno, quien dijo, tal y como nos explican en la web de turismo de la ciudad, que “la caída de esas aguas es una de las más hermosas que pueden verse en aquellos adustos tajos“. En agradecimiento a la descripción del escritor, se rebautizó con el nombre de Senda de Unamuno.
Charco de los Clicos, Lanzarote
Tras un pequeño paseo por la zona de los Hervideros, ubicada en la población de El Golfo, en interior del Parque Natural de los Volcanes, llegamos a esta laguna que parece sacada de Marte. ¿La razón? El intenso color verde que muestran sus aguas, que contrasta con el azul del Atlántico, el negro de la arena que cubre la playa que la custodia y el ocre, el negruzco y el rojizo del cráter volcánico que la resguardan, creando un marco paisajístico de lo más colorido y sugestivo que ha atrapado a muchos visitantes. Que se lo digan a Pedro Almodóvar, pues la eligió como escenario para rodar escenas de Los abrazos rotos.
Si os preguntáis la razón del insólito tono del agua de esta charca, deciros que es de origen natural, ya que se debe a la acción de las algas marinas de la especie Ruppia maritima que habitan en sus fondos y al elevado contenido de azufre de sus aguas.
Laguna Rosa, Torrevieja
Esta laguna salina, inserta en la comarca de Vega Baja del Segura, en el corazón del Parque Natural de las Lagunas de la Mata y Torrevieja, es una de las más sorprendentes de nuestra geografía. La razón estriba en que muestra un inusitado color rosáceo que trae a la mente los chicles. La responsable es una bacteria, que actúa cambiando el color en las aguas que presentan en su composición elevadas cantidades de sal. El resultado es todo un atractivo natural, cuya visita conviene regalarse.
Pozo Azul, Burgos
La localidad burgalesa de Covanera guarda uno de los rincones más sorpresivos y desconocidos de la Península Ibérica: el Pozo Azul. Se trata de una manantial inserto entre grandes paredes rocosas y cubierto por aguas de intensa tonalidad azul y muy frías, pues no es habitual que su temperatura pase de los 12 ºC.
Además, está horadado por la cavidad subacuática más larga de España, que constituye un lugar de referencia para los espeleólogos y los investigadores, en tanto está rodeada de enigmas y misterios científicos para los que aún no hay una explicación.
Rambla de Barrachina, Teruel
Ubicado a poco más de 5 km de Teruel, está conformado por grandes paredes rocosas verticales, moldeadas por la acción del viento y la erosión, que lucen todos los tonos de la gama de los ocres y los rojizos. El resultado es un paisaje que recuerda a los que envuelven el Cañón del Colorado y los desérticos que aparecen en las películas del Lejano Oeste americano, lo que conlleva que su visita se perfile un auténtico espectáculo para los sentidos.
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