Una imagen vale más que mil palabras. Este viejo dicho recoge a la perfección la esencia de Instagram, que, efectivamente, se basa en el poder de los elementos visuales para provocar millones de respuestas y, por supuesto, entretenernos en nuestros ratos ociosos. Sin embargo, el ahínco de muchos viajeros por ganar más seguidores o ‘likes’ y presumir de ‘feed’ de Instagram les lleva a subir fotos de destinos que no se corresponden con la realidad, ya sea porque los han inmortalizado en momentos puntuales o les han añadido un sinfín de filtros, alterando sus proporciones y colores y, por lo tanto, presentándolos al mundo con unas características distintas a las que en realidad tienen.

Así que no son lugares reales, sino desvirtuados, que únicamente existen gracias a la magia de Instagram y sus herramientas. He aquí una selección de destinos que no son lo que parecen, sino el resultado del ilusionismo de dicha red social.

Stonehenge, Inglaterra

Stonehenge

Este megalito de piedras mágicas ubicado en la mitad de una llanura de Wiltshire, al sur de Inglaterra, es uno de los lugares más visitados del país y también uno de los más misteriosos del mundo, pues su significado aún está lleno de incógnitas. Diariamente vemos fotos en Instagram de lo más bonitas y místicas, que lo presentan como un lugar lleno de magia y espiritualidad. Sin embargo, la realidad es muy distinta.

Primero, el gran trajín de viajeros le roba silencio y tranquilidad, restándole magia. Segundo, no se puede pasear entre las piedras que conforman el monumento, sino que hay que verlo desde las sendas habilitadas a unos metros.

Sirenita, Copenhague

Sirenita, Copenhague.
Sirenita, Copenhague

Sin duda, esta escultura, que se inspira en el cuento del mismo nombre de Hans Christian Andersen, es el icono de la capital danesa. Las fotos que se ven en Instagram llevan al viajero pensar que verá una gran escultura flotando sobre el mar, envuelta en un halo de magia y mitología. Pero cuando uno se acerca, tras sortear la ingente cantidad de viajeros que la merodean, comprueba que no es así.

Además de ser muy pequeña, pues no mide más de 1,25 metros, está en la bahía industrial, que es uno de los lugares más deslucidos de Copenhague al tener como telón de fondo un sinfín de instalaciones portuarias, que, por supuesto, no salen en las fotos.

Montaña de los Siete Colores, Perú

Montaña de los Siete Colores, Perú.
Fuente: Wikipedia.

Cuando vemos una imagen de esta montaña peruana, también conocida como Vinicunca, enseguida caemos rendidos ante la hipnotizante paleta de colores que luce. Es cierto que muestra tonalidades inusitadas debido a la mezcolanza de minerales que habitan en su composición, pero no tan oníricas e intensas como las que muestran las fotos.

Además, hay que tener en cuenta en días nublados no se aprecian y que, para llegar a ella, hay que realizar un ruta de trekking no apta para todos, en tanto que se encuentra a una altitud que oscila entre los 4.100 y los 5.200 metros sobre el nivel del mar.

Isla Ko Phi Phi, Tailandia

Playa Maya Bay.
Fuente: Wikipedia.

La película La playa, de Leonardo Dicaprio colocó a este pequeño y onírico archipiélago tailandés en el punto de mira viajero. Uno de los escenarios clave fue la paradisíaca playa Maya Bay, que emerge en una diminuta bahía, resguardada por grandes rocas vestidas de vegetación, cuyas impolutas aguas lucen un bonito tono turquesa y atesoran ricos fondos coralinos. Y las fotos de Instagram así la muestran, lo que ha servido de estímulo a millones de viajeros para visitarla.

Tanto que agoniza de éxito, pues la ingente cantidad de turistas que recibe (la visitan hasta 4.000 personas al día) ha supuesto la destrucción de sus recursos naturales, lo que ha hecho que el gobierno tailandés tome la decisión de cerrarla hasta que se recupere. Así somos.

Fontana de Trevi, Roma

Fontana di Trevi.
Fuente: Wikipedia.

Esta monumental y preciosísima fuente barroca que decora el centro de Roma es otro claro ejemplo de como un lugar puede perder todo el encanto por la masiva concurrencia de viajeros. Las fotos suelen mostrarla solitaria, bella y en todo su esplendor. Claro que no es una imagen real. Si la visitamos, comprobaremos que siempre está rodeada por hordas de turistas y que hay que hacer colas eternas e interminables para inmortalizarla en solitario.