¿Por qué alguien querría quemarse los pies para purificar el alma? ¿No hay métodos menos “abrasadores” que este? Desde tiempo inmemorial, el ser humano se ha sacrificado de diversos modos para honrar a los dioses y mirar al futuro con confianza. Y si hemos de caminar sobre brasas para sobrevivir al Matari’i i raro, a una época de escasez, habrá que hacerlo. Así es la tradición del Umu tí, una ceremonia ancestral de la Polinesia Francesa que conecta el alma con el Mana, el poder sobrenatural de los isleños.

Fuego camina conmigo, el ‘Umu tí’ tahitiano

'Umu tí' tahitiano
‘Umu tí’ tahitiano

Habría que sacar el termómetro para saber si la piedra volcánica sobre raíces de ti polinesia está más caliente que las brasas de roble de la alfombra encendida soriana, pero es evidente que la tradición del firewalking no es exclusiva de una sola cultura.

Si el Paso del Fuego de San Pedro Manrique puede tener un origen prerromano vinculado al solsticio de verano, en el caso de la Polinesia Francesa también se trata de un ritual ancestral ligado a las estaciones, en este caso al cambio del Matari’i i ni’a o época de abundancia al Matari’i i raro o época de sequía que suele tener lugar en las islas polinesias entre mayo y noviembre.

El origen del ‘Umu tí’: confianza en tiempos difíciles

'Umu tí' tahitiano
El ‘tahua’ del ‘Umu tí’ tahitiano

Pese a que estas islas son conocidas con el nombre genérico de Tahití por su fama desde la llegada de los primeros exploradores y conquistadores occidentales, la Polinesia Francesa agrupa casi 120 islas y atolones —de las que casi 70 están habitadas— en cinco archipiélagos diferentes: Tahití es la isla principal de las Sociedad, las más turísticas.

De la isla de Huahine, al oeste de Tahití, existen fotografías de viajeros occidentales que lograron captar la ceremonia del Umu tí a principios de siglo XX. En ellas se pueden ver como los isleños preparan con mimo desde el día antes la ceremonia del Umu tí recolectando madera del Tamanu o Ati, el árbol sagrado polinesio al que se le atribuyen cualidades terapéuticas, además de piedra volcánica que se colocará sobre las brasas.

Y como maestro de ceremonias ya aparecía en aquellas fotografías el tahua, el gran sacerdote que era el encargado de preparar el ahimā’a u horno. Tradicionalmente, este ritual no tenía solo un objetivo simbólico y purificador, sino alimenticio: en el horno se cocían tubérculos de con el fin de preservarlos para enfrentar los meses difíciles que se avecinaban.

'Umu tí' tahitiano
‘Umu tí’ tahitiano

De hecho, la caminata sobre el fuego tenía como fin comprobar la presencia de los dioses durante el proceso, de forma que, si el tahua lograba resistir el calor de las piedras, significaba que los dioses le habían concedido el Mana necesario para cocinar el y, por tanto, garantizaría su conservación durante los meses de sequía.

Y de eso trataba, al fin y al cabo, este ritual del fuego, como otros tantos que han sido habituales en las sociedades humanas tradicionales, transmitir confianza a la comunidad en tiempos difíciles: si los dioses están con nosotros, tendremos alimentos suficientes para pasar el invierno o la estación seca hasta que el sol o las lluvias vuelvan a nutrir la tierra.

¿Quieres participar en el próximo ‘Umu tí’?

'Umu tí' tahitiano
Ceremonia del ‘Umu tí’ tahitiano para turistas

El Umu tí contemporáneo se celebra en Tahití desde 1881 en el contexto del festival Heiva i Tahiti. Este 2024 lo hará en el parque Mahana de Punaauia, en la costa oeste de la isla, al sur de la capital Papeete donde se ubica el principal aeropuerto tahitiano.

Y pese a la presencia de turistas y a la invitación que se les hace para caminar sobre las brasas junto a los polinesios, hay muchas cosas que no han cambiado en el ritual después de tantos años. El peso de la ceremonia sigue recayendo en el tahua, el gran sacerdote que permanece aislado en la montaña durante un tiempo, con el objetivo de prepararse espiritualmente.

Tras ello, es el momento de supervisar la puesta en marcha del ahimā’a, el horno tradicional tahitiano excavado en la tierra de aproximadamente 8 m por 2,50 m de ancho y 0,50 m de profundidad el cual se llena de madera seca, cocoteros y piedras volcánicas ardiendo durante uno o dos días, hasta que las piedras están al rojo vivo.

'Umu tí' tahitiano
Danzas del Heiva i Tahiti

Tras una serie de oraciones, cánticos y bailes tradicionales para santificar el rito y el espacio, el tahua invita a los presentes a caminar sobre las piedras como un acto de valentía, pero también de purificación, sin duda un recuerdo inolvidable para aquellos viajeros que se atrevan a emular a los isleños.

De cualquier forma, puedes estar tranquilo, en el caso de la ceremonia para turistas se controla el calor de las piedras para que no estén demasiado calientes evitando quemaduras. A pesar de ello, se recomienda dar el primer paso… y no mirar atrás hasta que hayas terminado de cruzar todo el ahimā’a cumpliendo con tu particular Umu tí.